10 consejos para comer de restaurante sin traicionar la dieta
Si la cena es esporádica no hay que hacer nada. Un día es un día. Pero si sueles salir a comer fuera a menudo, mejor leer los siguientes consejos, pueden serte de gran ayuda para romper con tu disciplina alimentaria.
1. Evita ir a cenar con mucha hambre
Pensar que por tener una cena es mejor saltarse la merienda o comer muy poco a mediodía es un verdadero error. Es mucho mejor si un par de horas antes tomas un bocado que te ayude a quitar un poco el apetito. Un yogur natural con una cucharada de cereales con fibra y un vaso de agua nunca falla. Otra buena opción es una barrita de cereales con fibra sin azúcar y un poco de agua.
2. Empieza bien
Un vaso de agua con gas o quizás una cerveza sin alcohol para empezar puede hacer que tu estómago se llene un poco sin prácticamente poner energía. Bebe unos 200-250 cc y luego ya con más tranquilidad, comienza a comer.
3. Primeros adecuados
Las verduras a la brasa o al vapor, las ensaladas o el carpaccios de verduras o pescado son opciones perfectas. De lo contrario siempre se puede pedir un segundo directamente y optar por un plato único con un postre.
Por cierto, ¡hay platos de verduras muy energéticos! Las verduras salteadas, los pasteles de verduras o las tempuras de verduras aportan un montón de calorías.
4. Atención a las salsas
A menudo tenemos la sorpresa de que la ensalada de pollo que tenía que ser "ligera" está sumergida en un mar de salsa rosa o que los inofensivos espárragos blancos tienen una montaña de mayonesa encima... La norma: salsas siempre aparte.
5. ¿Y la guarnición? Pregunta siempre
A veces somos demasiado tímidos. Vale la pena preguntar cómo está hecho el plato, qué guarnición lleva... Una vez las patatas fritas están en el plato es difícil no caer en la tentación de comérselas. Recuerda que es importante saber qué guarnición llevan los segundos platos porque suele ser el punto donde más se falla.
6. Cuando todo se contundente
Hay veces que todo es un a bomba. Pues bien, en estos casos hay que optar por un plato único. Si no hay más remedio, una pizza y punto. Ni postre ni nada más.
Otra buena opción es compartir. Se puede pedir una ensalada, aunque no esté en la carta, y compartir una pizza o un plato de pasta.
7. Habla mucho y come despacio
Hablar y estar más por la gente que por la comida es una buena filosofía si queremos cuidarnos. Y, al mismo tiempo, cuidar las amistades :-) No es necesario tener la cabeza dentro del plato todo el rato. Come despacio, corta el contenido del plato en trocitos pequeños, disfruta del sabor... Comer no es tragar.
8. Postres
Es el punto conflictivo. Claro, comer fruta o yogur no suele apetecer. Recuerda que el helado, el sorbete o el flan siempre son más ligeros que una tarta o un pastel. Una vez más, una buena solución es compartir. Un plato de trufas para compartir es perfecto. Una trufa (unas 70-100 Kcal.)... ¡y listo!
9. ¿Y para beber?
Puedes acompañar la comida, aparte del agua con gas o la cerveza sin alcohol de antes de empezar, con cerveza o vino, pero siempre en copas. Nada de botellas. Recuerda que la bebida alcohólica más ligera es la cerveza. Por cierto, cuando hace frío, una infusión puede acompañar perfectamente tu cena.
10. Y después, un paseo quemacalorías
La combinación cena-casa se nefasta. Después de cenar no dudes en pasear, bailar o hacer lo que sea pero con movimiento. Pero por favor, nada de sofá o televisión. Además, el frío hace "gastar" más energía. Así que al mal tiempo, ¡buena cara!
Magda Carlas es médico nutricionista