10 ideas para aprovechar una bandeja de champiñones
Sea cual sea el tamaño de tu hogar, merece la pena tener siempre una a mano una bandeja de hongos para que hasta la más improvisada de las comidas gane en sabor. Porque además de los hongos silvestres a granel y de los contenedores de los clásicos champiñones y setas de cardo, cada vez se encuentran con más facilidad otras variedades menos habituales, como los portobellos o los diferentes tipos de seta japonesa, entre las que se cuentan, por ejemplo, shitakes o enokis.
Son un recurso fácil, que no vale la pena comprar de lata porque las setas se cocinan en un momento y también dan mucho juego en crudo. Aquí te proponemos diez ideas que tendrás sobre la mesa en un abrir y cerrar de ojos. Recuerda, antes de comenzar con ninguna de ellas, que debes limpiar la tierra que puedan tener. Aunque a menudo se recomienda no lavar los hongos para que no pierdan sabor, si se trata sólo de un enjuague rápido no hay merma y sí que, por contra, nos será mucho más fácil retirar posibles partículas y suciedad. Naturalmente, si hemos comprado las setas ya limpias aún podemos ir más al grano...
1- ¡Crema! Renuncia al tetrabrick de crema de champiñones, y aprovecha al mismo tiempo para aligerar un poco las recetas industriales. ¿Cómo? Sofríe una cebolla en mantequilla y cuando esté dorada, añade los champiñones. Añade dos cucharadas de harina, caldo (vegetal, si así lo prefieres) y crema de leche. Tritura la mezcla y salpiméntala. Si optas por la opción vegana o quieres reducir las calorías la sopa, en lugar de nata líquida añade copos de avena instantáneos.
2- Paté. Otra receta vegana. Y es que, como las setas son ricas en umami, su sabor resulta tan “redondo” y satisfactorio como el de un buen solomillo. Comienza también sofriendo cebolla y ajo. Añade los champiñones, unas cuantas nueces, y un paquete escurrido de judías o judiones. Tritúralo. Remátalo con un poco de vinagre de jerez y espolvoréalo con finas hierbas.
3- Rebozados. Bueno, vale, todo muy sano, pero las setas también se prestan al “momento marranada”. Esta receta sale mejor con champiñones enteros (o portobellos o criminis, que, técnicamente, son variantes de los mismos). Haz una pasta mezclando a volúmenes iguales cerveza y harina. Sálala y condiméntala con especies a tu gusto. A nosotros nos gusta con un poquito de ajo o guindilla, pero hay otras combinaciones. Reboza los hongos con ella y fríelos en un dedo de aceite caliente, procurando no llenar mucho la sartén. Acompáñalos con un par de salsas caseras.
4- Ensalada de texturas. Si tienes la clásica caja de setas japonesas variadas y no sabes qué hacer con ellas, utilízalas como ingrediente principal para una ensalada. Pasa algunas de las setas rápidamente por la plancha. Sofríe otras en aceite de soja, y deja algunas crudas. Disponlas todas sobre un lecho ensalada crujiente, y remátalo con unas almendras tostadas.
5- Marinado exprés. ¿Quieres marinar las setas en tan sólo una hora? ¡Pregúntanos cómo! El truco está en comenzar con setas enteras que aún no estén dando sus últimos estertores. Lávalas, ponlas en un colador y espolvoréalas con sal. Déjalas reposar media hora, enjuágalas y apriétalas, procurando no romperlas, para que suelten tanta agua como sea posible. Ponlas en un cuenco y cúbrelas con tu vinagreta favorita. Déjalas marinar media hora más.
6- Samosas. Si además de la bandeja de setas en tu nevera languidece también un rollo de pasta phyllo, puedes hacerte unas samosas bien ricas. Auténticas no serán, pero resultonas y saciantes, sí. Hierve un par de patatas mientras sofríes cebolla con los hongos. Chafa las patatas y mezcla el puré con comino, un chorrito de zumo de limón y curry. También puedes añadir un puñadito de guisantes congelados si los tienes a mano. Haz paquetitos triangulares con la pasta filo. Cúbrelos con un trapo húmedo a medida que los vayas haciendo para que no se resequen. Hornéalos una media hora hasta que estén dorados, girándolos a mitad de la cocción. Si tienes un bote de chutney, es el día para abrirlo.
7- Hamburguesas. Otra de plato vegetariano, aunque lleno de proteínas. Y además, se puede congelar. Aplasta la mitad de un bote de judías –del tipo que prefieras- y añádele la otra mitad, las setas picaditas, sal, ajo, y pimienta. Bate un huevo e incorpóralo junta a abundante pan rallado. Dale forma de hamburguesas y fríelas con mucho cuidado unos cinco minutos por cada lado. También puedes hacerlas al horno, pero tienden a romperse al girarlas. Si vas a congelarlas, hazlo cuando ya estén preparadas.
8- Con pasta. El clásico más sufrido del universo, pero ¿por qué no iba a serlo, si funciona tan bien? Hoy, por ejemplo, sofríe un par de pechugas de pollo cortadas a tiras, cuece en el mismo aceite los champiñones con un poquito de ajo y desglasa la sarten con un vasito de vino. Añade unas alcaparras y zumo de limón. Remátalo con parmesano en lascas y pimienta.
9- Tartaletas. Sofríe las setas. Haz círculos de masa de hojaldre y cúbrelos con dos lonchas de bacon, queso crema a las finas hierbas y los hongos. Hornea hasta que los bordes suban.
10- Sopa de miso. En el fondo de una cazuela, fríe con muy poco aceite unos champiñones laminados (añade unas gotas de agua si se están quedando muy secos). Añade tres cucharadas de miso (que tendrás que deshacer en un poquito de agua caliente), un litro de agua, un poco de guindilla en polvo y una cebolleta cortada en juliana. Corrige la intensidad del sabor agregando más miso, si es necesario. Puedes añadirle también otras verduras que tengas por casa.