Alimentos que ayudan a luchar contra la astenia otoñal
Los días se hacen más cortos, las hojas caen, el frío nos acecha junto a la rutina y el estrés del trabajo, llega un punto en el que necesitamos una grúa para levantarnos del sofá o de la cama. Muchas personas sufren la conocida astenia otoñal (sí, queridos lectores, no solo existe la temida astenia primaveral). Cambios de humor, cansancio, incapacidad para concentrarse, inapetencia, disminución de la libido, melancolía, falta de sueño o exceso (hipersomnia)… los síntomas son muchos. Los especialistas dicen que el denominado trastorno afectivo estacional (TAE) puede durar entre 5 y 15 días y afecta a alrededor de 1 de cada 15 personas, aunque puede ser tratado.
Para muchos, las vacaciones ya quedaron atrás hace tiempo y es necesario reactivarse y volver a la vida real. No, no podemos empezar a hibernar como los osos, a pesar de que nuestro cuerpo experimente lo que los científicos consideran una reminiscencia del comportamiento de adaptación al medio de nuestros ancestros. En muchas especies, las actividades diarias disminuyen en otoño e invierno en respuesta a la reducción de la posibilidad de obtener varios tipos de alimentos así como de las temperaturas hostiles.
¿Cuáles son las causas que lo producen?
Debemos tener en cuenta que la luz solar es fundamental en la producción de la melatonina y la serotonina, dos hormonas indispensables para nuestro estado de ánimo, la regulación del hambre, la temperatura del cuerpo o la producción de energía. Efectivamente, cuando la luz solar disminuye tenemos más sueño (se produce una mayor cantidad de melatonina) y nos sentimos más tristes (se produce menos serotonina como consecuencia del aumento de melatonina).
En Gastronosfera no queremos que a nadie se le haga el otoño cuesta arriba y deseamos afrontarlo con la mayor energía posible. Al fin y al cabo es una respuesta al cambio de estación y de biorritmo. Como hemos mencionado en otras ocasiones, el cuidado de la salud comienza en casa. Por lo tanto, el mejor tratamiento que podemos comenzar para luchar contra los síntomas de la fatiga del otoño es volver a los hábitos saludables que abandonamos en el verano. Este cambio puede durar varios días o incluso semanas, hasta que nuestro cuerpo se las arregla para regularse.
Más vale prevenir que curar
Ya lo decían nuestras abuelas, por ello pensamos que una buena alimentación es fundamental para que nuestro organismo se adapte a los nuevos cambios. Una dieta variada, sana y equilibrada de frutas y verduras es fundamental, pero veamos en qué alimentos podemos incidir más para llevar a buen término nuestra “fatiga otoñal”.
No hay nada mejor que aprovechar los alimentos propios de la estación que nos surten con las sustancias nutritivas indispensables para esta época del año. Cuando el producto es almacenado y transportado (lo que sucede cuando no se encuentra en temporada) el potencial de nutrientes disminuye rápidamente.
Igualmente debemos incluir en la dieta, alimentos estimulantes tales como cereales integrales, perejil, algas marinas, aguacate, calabacines, hígado y carne roja o ricos en triptófanos como pavo, pollo, queso, soja, chocolate negro (con moderación), piña, plátano pimiento, nueces, semillas de calabaza, tofu, huevos, leche, pescado azul (como sardinas, atún, salmón, pez espada). Estos últimos alimentos poseen una gran cantidad de vitamina B12 que ayuda a combatir la depresión.
No deben faltar en nuestra dieta verduras otoñales como coliflor, coles de Bruselas, alcachofa, setas, espinacas, brócoli, berenjena, guisantes, lentejas, calabacín, calabaza, setas, boniatos, acelgas, puerros y frutas como cítricos (naranjas, mandarinas), granada, el membrillo, higos, caquis, naranjas, la chirimoya y la uva.
Frutos secos
Al comer nueces, almendras o avellanas crudas, sin sal, suministramos a nuestro cuerpo un impulso de energía lleno de nutrientes y libre de cualquier forma de procesamiento. Si es posible, es mejor remojarlos durante la noche en agua para activarlos. Los frutos secos activados comienzan el proceso de germinación, aumentando su valor nutritivo y permitiendo que el cuerpo los digiera más fácilmente.
Los probióticos son las buenas bacterias que se encuentran en el yogur. Estas ayudan a facilitar los cambios en la micro flora del intestino y mejoran el sistema inmunológico del cuerpo. De esta forma mantenemos el intestino sano, promoviendo una buena digestión, que a su vez conduce a obtener la mayor parte de los nutrientes que necesitamos y a combatir la fatiga.
Es aconsejable valernos de suplementos revitalizantes como jalea real y el ginseng. La Maca o Lepidium meyenii también tiene propiedades revitalizantes y energizantes y aumenta la capacidad de soportar el estrés y la fatiga. Por último, pero no menos importante, destacamos las algas de agua dulce, incluyendo la espirulina, chlorella y klamath, que son ricas en nutrientes vitales para el cuerpo y constituyen una combinación ideal para plantarle cara al otoño. Si necesitamos un plan de desintoxicación para deshacernos de las toxinas que al permanecer en nuestro cuerpo nos hacen sentir fatigados, un excelente remedio es el diente de león, ya sea en píldoras o tintura madre.
Debemos reducir el consumo de productos refinados y dulces si queremos sentirnos con más energía.
Los carbohidratos de liberación lenta nos proporcionan niveles sostenidos de energía a lo largo del día. Por eso debemos incluir en nuestra dieta arroz integral, quinoa, cebada, centeno, germen de trigo, harina de avena, semillas de chia (que contienen un antioxidante llamado quercetina, que ayuda a los atletas a recuperarse tan bien como populares bebidas deportivas (¡sin el azúcar!).
Asimismo, el agua es necesaria para llevar los nutrientes y el oxígeno a las células, y su carencia puede conducir a fatiga y náuseas. Por otro lado, una cena ligera siempre favorece el descanso. Por supuesto, además de la alimentación existen otros elementos básicos para superar la astenia otoñal, tales como dormir 8 horas, acostarse y levantarse siempre a la misma hora, hacer deporte a diario, beber mucha agua, exponerse al sol diez minutos diarios (principalmente por la mañana). Si los síntomas de este síndrome duran más de un par de semanas siempre es aconsejable ir al médico.
¡Ánimo y buena suerte!