Cinco bocadillos de escándalo: crujientes y golosos
De la definición y los orígenes del concepto bocadillo ya hablamos hace algún tiempo, aunque nos permitiremos recordar que esta práctica conversión de la vajilla misma en elemento comestible se remonta a miles de años atrás y ha tenido nacimiento independiente en las más diversas culturas. Llegaron al bocata los judíos pre-cristianos, los indígenas pre-colombinos y los africanos prehistóricos. Estas cosas pasan con los conceptos simples y brillantes, si además solucionan el comer a las clases menos pudientes acaban perdurando en los siglos e imponiendo de forma natural su propia virtud.
Somos país de buenos bocadillos, en nuestro caso -y aunque afortunadamente también existen los grandes clásicos- la imaginación combinatoria no es tabú y la gazuza histórica nos ha empujado a crear entrepanes golosos.
Es cierto que si nos ponemos estrictos y, como en tantas cosas de la vida, existe un magma de mediocridad donde abunda el bocadillo justito y ramplón. Pero en España no es difícil -a poco que uno se esfuerce un poquito- encontrar en cada pueblo o ciudad unos cuantos locales en que hagan realmente bien los bocadillos. Donde el pan es un ingrediente y no un soporte físico, donde se tomen el tiempo -¡tampoco es tanto!- que necesita un bocadillo para estar bueno de verdad.
Cinco locales nos han hecho tilín últimamente. En todos ellos el breve paréntesis del pan encierra minutos de placer gastronómico sin necesidad de gran pompa o circunstancia. Bocadillos excelentes, con ingredientes sabrosos, bien combinados y pan de calidad a la altura del resto del equipo. Bocadillos que hacen que nuestras carnes se vuelvan trémulas de ansiedad. De placer.
BOCADILLO DE BUTIFARRA, CHAMPIÑONES, QUESO, ALUBIAS Y SALSA DE CALÇOTS (Casa Boada, c. Antoni Rovira i Virgili, 23. Tarragona)
Este menudo espacio es una institución de la ciudad. Eduard Boada acumula tres décadas preparando bocadillos a pie de plancha, rodeado de paredes alicatadas de recuerdos y parroquianos que acceden directamente tras la barra a servirse las bebidas: nada distrae al timonel de su rumbo hacia el paraíso de los bocadillos suculentos y contundentes. Porque el estilo es claro y definido: ingredientes cárnicos (de la docena de bocadillos que desfilan ante nuestros ojos, la clientela opta mayoritariamente por la butifarra con diferentes aditamentos, seguido por las hamburguesas y finalmente un solitario lomo) con mucho aderezo y extras subiditos de colesterol. El anticuquismo hecho sabor suculento.
Cada bocadillo se prepara parsimoniosamente en la plancha, uno a uno con ritmo lento y procedimental. No es lugar para prisas. Hemos madrugado un poco y mientras devoramos nuestro bocadillo de butifarra con salsa de champiñones, queso, salsa de calçots, mongetes seques (alubias) i una fina lluvia de piñones y almendras suena música clásica en una vieja radio a transistor. A eso de las 10.15h, mientras suena El Danubio Azul de Strauss, al Sr. Boada se le acaba el pan -como le sucede todos los días-, gira un cartelito enmarcado donde está escrito el contenido del bocadillo del día. En la parte posterior se puede leer: Se ha terminado el pan, fin del turno. Se acabó la sabrosa fiesta y habrá que esperar a mañana para volver a disfrutar.
BOCADILLO DE BULL BLANCO (El Rebost del Ripollès, c. Tenor Viñas, 12. Barcelona)
En este local situado a escasos metros del Turó Park atesoran una rica colección de embutidos de altísima calidad elaborados en la comarca pirenaica del Ripollès. Esta zona, junto a la comarca de la Cerdanya y toda la cuenca del Llobregat está incluida en lo que el gastrónomo Llorenç Torrado calificaba de zona de predominancia de la sal y pimienta en los embutidos. Embutidos donde no se utiliza otros saborizantes y en que el gusto final viene muy marcado por el tipo de carne porcina que se utilice. Por ello vale la pena acercarse a devorar un bocadillo del excelente bull blanco que tienen en sus vitrinas.
Un bull imperial, de sabor intenso y textura algo granulada sin perder la elegancia. Acostado entre panes que obviamente han sido restregados con tomate y aliñados con aceite de calidad, el resultado es el bocadillo frío que más calientes nos pone ahora mismo de toda la ciudad condal.
Además, el local ofrece mesas amplias, un ambiente muy tranquilo y para redondear el conjunto los precios son más que razonables teniendo en cuenta el material de primera que ofrecen. Todos los embutidos se venden también al corte, por si os apetece montar una orgía en casa. Gastronómica, claro.
BOCADILLO DE COCOCHAS REBOZADAS (Entrepanes Díaz, c. Pau Clarís, 189. Barcelona)
Pan ligero, de miga aérea y corteza muy fina algo tostada. En su interior unas cocochas excelentemente rebozadas, con puntillita dorada y crunchy molón. Melosidad cocochera potenciada con la salsa mayonesa y el toque fresco del cebollino. Excelente sabor, excelente textura y excelente bocadillo. También nos gustó el Antxón, un panecillo redondo tipo hamburguesa con chistorra, huevo escalfado y patata frita paja en su interior. Gran momento cuando el huevo explota e inunda cremosamente el panorama. Ya ve el querido lector que estamos hablando de bocadillos de alto octanaje de sabor y elevado rendimiento calórico. Sensacionales.
Local no muy grande y decorado con aires retro. Asientos de taburete enfocados a la calle para morder mientras por la acera desfila el personal. También cuenta con terraza, por su ubicación en arteria principal forzosamente ha de ser un pelín ruidosa, aunque agradable. La tripulación del Entrepanes Díaz es importante y una característica del local. Todos ellos con larga hoja de servicios y años acumulados. Trato de la mejor escuela old style: atento y con el toque justo de simpatía. Le pregunto nada más llegar si tienen bocatas, y su respuesta luminosamente sonriente es "y tanto, tenemos los mejores bocatas del mundo mundial".
BOCADILLO DE PORCHETTA (Sagàs, Pla de Palau, 13. Barcelona)
Los hermanos Rovira tienen en Sagàs (de ahí el nombre, claro) una explotación espectacular que surte con productos de primera calidad a los restaurantes en que ofician. Entre otras suculencias, sacan excelente provecho del cerdo -su sobrasada es antológica- y en nuestro corazón siempre habrá un hueco para emocionarnos con su bocadillo de porchetta.
La porchetta es un plato italiano en que un lechón deshuesado se rellena con elementos aromáticos y se asa durante horas al rescoldo de la brasa. El resultado es una carne sabrosa, tierna hasta el deshacerse con la mirada y enloquecedoramente suculenta.
En Sagàs la desmigan y la ponen entre pan de coca, pan plano crujiente y gustoso bien untado con tomate, aceite y sal. De lágrima.
El local no es muy grande, suele llenarse prontamente en fines de semana y conviene reservar. Decorado con un estilo muy moderno lleno de evocación a lo rural (¡esos techos con foto de paisaje!). También lo bordan con el biquini de la sobrasada anteriormente citada, y con las hamburguesas y tortillas. Gran local.
ROSBIF CON SALSA TÁRTARA (Rodilla, Av. Via Laietana, 54. Barcelona)
El clásico madrileño se lanza también a conquistar paladares en Barcelona. Hace tres meses que ha abierto local en Via Laietana. Junto a sus míticos sándwiches también podemos disfrutar de bocadillos de pan crujiente y con resistencia crujiente al mordisco.
El bocadillo de rosbif es gustoso y tierno. Buena salsa tártara que enriquece la carne finamente fileteada. Confesamos al lector que de la rúcula nos gusta el sabor pero no tanto la textura. Nos parece un poco basta y sin refinamiento. Herbácea. Aún así, y a pesar de ese hándicap personal nos gusta su presencia en este bocadillo. Su fuerza vegetal equilibra la personalidad del conjunto.
Mesas amplias, sillas cómodas y personal joven y amable. Aprovechamos y les preguntamos si el pan es especial. Nos comentan que es una receta exclusiva de la casa, que lo envía diariamente desde Madrid.
¿El mejor bocata?
Desde luego, no queremos finalizar esta entrada sin invitar a los lectores a que nos comenten donde zampan sus bocadillos preferidos, en qué bar, mesón o restaurante les hacen gozar entre pan y pan. Los que son buenos en su trabajo merecen el reconocimiento, no se corten :)