'Comfort food': qué es y por qué nos reconforta
El comer va mucho más allá de saciar el hambre o de disfrutar de buenos sabores y texturas. A veces también posee esa magia especial de despertarnos una sensación de déjà vu que logra transportarnos a otros tiempos y lugares. ¿Alguna vez has probado un plato que, de repente, te ha trasladado directamente a casa de tus abuelos o te ha permitido rememorar un momento feliz de tu infancia? Eso es precisamente la 'comfort food', también conocida como comida reconfortante, aquella que, con tintes nostálgicos, es sinónimo de casa, de hogar.

¿Qué es la 'comfort food'?
La 'comfort food' se trata de una categoría que incluye todas esas comidas que, además de nutrirnos y satisfacernos el apetito, están conectadas emocionalmente con nosotros. Son, por lo tanto, todos esos bocados que nos recuerdan a nuestra infancia, a momentos especiales con familiares o amigos y a lugares o épocas que, de una forma u otra, nos marcaron.
Aunque el término 'comfort food' se empezó a usar en Estados Unidos en los años sesenta, el concepto de “alimentos que nos reconfortan” ha existido siempre. De hecho, si nos remontamos un poco más en el tiempo, encontramos que ya en el célebre ‘Don Quijote de la Mancha’ (1615) se hablaba del deleite que suponía ofrecerle a alguien “alimentos reconfortantes para su corazón y mente”. Sin embargo, no sería hasta el siglo XX cuando se consolidó en la cultura popular.
Sabores asociados a recuerdos
El secreto de la 'comfort food' se encuentra en su eficacia para activar emociones y recuerdos. Cuando comemos ciertos alimentos, nuestro cerebro es capaz de conectar los sabores que nuestras papilas gustativas detectan con las memorias que tenemos asociadas a esos platos. Aquí entra en juego el concepto de memoria involuntaria, tan bien desarrollado por el escritor francés Marcel Proust en su famosa escena de la madeleine. En su libro ‘En busca del tiempo perdido’, un personaje, al probar una magdalena mojada en té, es trasladado de inmediato a su infancia y revive recuerdos que creía olvidados en su memoria.

El poder de la comida emocional
La 'comfort food' tiene la capacidad de revolucionar ciertos procesos químicos que suceden en nuestro cerebro. Y es que los hidratos de carbono, las grasas y el azúcar tienen un impacto directo sobre nuestro estado de ánimo. No es casualidad que muchos platos reconfortantes sean, además, ricos en estos componentes.
Por ejemplo, la pasta, el arroz o las sopas suelen tener un alto contenido de carbohidratos, lo que eleva los niveles de serotonina, el neurotransmisor responsable de la felicidad y el bienestar. De hecho, cuando comemos 'comfort food' sentimos seguridad y cuidado, algo que todos buscamos, sobre todo cuando nos encontramos tristes, apáticos, enfadados o estresados.

La base de la 'comfort food': tradición y cuchara
Cuando hablamos de 'comfort food' solemos pensar en los platos tradicionales que evocan tiempos pasados y que se han continuado cocinando a lo largo de generaciones. Son los platos "de toda la vida" que solían preparar nuestros mayores con tanto mimo y dedicación.
En España, por ejemplo, podríamos mencionar el cocido, la fabada, la escudella i carn d’olla o la paella. La gran mayoría de ellos son platos contundentes, de cuchara, llenos de sabor y de historia, y representan excelentemente nuestras raíces y tradiciones culinarias.

La 'comfort food' en diferentes culturas
Un aspecto interesante de la 'comfort food' es que no hay una lista universal de las propuestas que forman parte de este tipo de comida, pues lo que resulta reconfortante a una persona puede no tener el mismo efecto en otra. Asimismo, cada cultura tiene sus propias preparaciones que pueden considerarse 'comfort food'. Estas son algunas de ellas:
En Italia, la pasta al horno, el risotto o el tiramisú son ejemplos clásicos de 'comfort food'. Los italianos tienen una gran tradición por lo que se refiere a la comida familiar elaborada de forma casera. Estas elaboraciones pueden fácilmente transportarnos a la mesa del hogar donde fueron disfrutadas.
En Francia, una sopa de cebolla gratinada, el ‘cassoulet’ (un guiso preparado con alubias blancas con diferentes tipos de carne) o unos croissants recién horneados evocan la calidez de un hogar galo.

En Estados Unidos, el ‘mac and cheese’ (macarrones con queso), el puré de patatas con salsa gravy o la ‘apple pie’ (tarta de manzana) son otras elaboraciones que también podríamos considerar 'comfort food'. Este tipo de platos son símbolo de reuniones y momentos felices compartidos alrededor de la mesa.
En Japón, el ramen es otro claro ejemplo de 'comfort food'. Disfrutar de un bol de sopa de fideos con caldo de cerdo o pollo, acompañado de ingredientes como huevo cocido, cebollas verdes y alga nori, siempre es una magnífica idea.
En Corea del Sur, el kimchi jjigae (estofado de kimchi) es otro plato que muchas personas del país asiático podrían considerar como uno de sus 'comfort food' predilectos. Elaborado con kimchi (un tipo de col fermentada) y carne de cerdo o tofu, tiene un sabor fuerte e intenso. Los coreanos consumen esta propuesta gastronómica habitualmente durante el invierno o como remedio cuando no se encuentran bien.

'Comfort food' y salud: ¿un placer culpable?
Como hemos comentado anteriormente, la 'comfort food' suele vincularse a alimentos altos en calorías, azúcares o grasa. Esto ha llevado a algunas personas a considerarla un "placer culpable". Aunque algunos de los platos de los cuales hemos hablado pueden ser un poco calóricos, siempre podemos adaptarlos y crear versiones más saludables sin perder un ápice de su esencia. Porque una sopa casera de verduras o un arroz con leche con menos azúcar siguen siendo igual de deliciosos y reconfortantes.
La 'comfort food' representa una conexión con nuestro pasado, con nuestras emociones y relaciones mediante los sabores. Consigue transportarnos a recuerdos felices y nos hace sentir como en casa, sin importar dónde estemos. ¿Te animas a saborear tu plato de 'comfort food' favorito? ¡Cuéntanos cuál es!