Semana Santa 2025: 10 recetas tradicionales que no pueden faltar en tu mesa
Tradiciones, devoción y reuniones familiares marcan la Semana Santa, pero la gastronomía, también. A los platos de cuchara y las recetas típicas de distintas regiones de nuestra geografía se suma la amplia variedad de dulces típicos de esta época.
Los escaparates de las pastelerías y panaderías y las cocinas de muchos hogares se llenan de delicias a las que nadie puede resistirse. Si pensamos en ellas, las primeras que nos vienen a la cabeza son las torrijas y los buñuelos de viento. No son los únicos. La leche frita y los pestiños amplían la lista de dulces de Semana Santa, que ponen el broche de oro a platos tan reconfortantes como el potaje de garbanzos con bacalao y espinacas o la sopa de ajo.

Comida tradicional de Semana Santa
Seguramente ya se nos habrá hecho la boca agua con las propuestas mencionadas. Destacamos 10 recetas tradicionales que harán las delicias de los comensales esta Semana Santa. Empezaremos por los platos principales y dejaremos un amplio espacio a los postres.
Buñuelos de bacalao
Aunque pueden comerse todo el año, los buñuelos de bacalao son típicos en esta época, marcada por la abstinencia de carne los viernes. Las primeras recetas en las que aparecen los buñuelos de bacalao son de Portugal, en 1840. Sin embargo, la leyenda dice que fue en la reconquista de Sevilla del rey Fernando III (en el siglo XVIII) cuando nació este plato. Surgió como una receta humilde, ante la escasez de alimentos, que llevó a la gente a mezclar bacalao con harina, leche y huevo y crear estas famosas bolas de bacalao tan tradicionales en nuestra gastronomía.

Potaje de garbanzos con bacalao y espinacas
Nutritivo y lleno de sabor, este plato es típico de Cuaresma y Semana Santa. Se trata de un guiso a base de garbanzos, bacalao, espinacas y huevo duro. Un plato de vigilia que tiene al pescado como uno de sus ingredientes principales, que nació como guiso de abstinencia. Hoy en día, se elabora prácticamente en todo el país durante estas fechas.

Sopa de ajo
Es otro de los platos de cuchara típicos de la Semana Santa. La reconfortante sopa de ajo es típica de la Península Ibérica, sobre todo de comunidades autónomas como Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura. Se considera un plato humilde e incluso se le conoce como “sopa de pobres”, ya que sus ingredientes básicos (ajo, pan, aceite, agua, y a veces huevo o pimentón) eran asequibles para la gente de campo. Con los años, la receta original ha evolucionado y se han incorporado ingredientes como el jamón, el chorizo o el huevo, siempre manteniendo el ajo como el principal.

Porrusalda
Es un plato típico del norte, sobre todo del País Vasco, La Rioja y Navarra. La porrusalda, que proviene de la combinación de puerro y sopa (o caldo) es un guiso a base de puerros, patatas, zanahorias y cebolla. Su origen se remonta a la cocina rural, donde la porrusalda era un plato sencillo y nutritivo, elaborado con ingredientes asequibles para todos los bolsillos. Con los años, se han ido incorporando más elementos, y es común elaborar este plato típico de la gastronomía vasca con bacalao desalado o incluso con merluza, carrillera, butifarra, salmón o gambas.

Atascaburras
Otro plato regional muy típico de la Semana Santa. El origen de la palabra atascaburras podría deberse a la expresión atascar burros, ya que se decía que este plato tenía una consistencia tan espesa que hasta un burro podría quedarse atascado si intentaba comerlo. Y es que este plato tradicional de la gastronomía castellanomanchega, sobre todo de Ciudad Real, es muy energético y nutritivo, ya que se elabora con patatas, huevo, migas de bacalao y nueces.

Torrijas
Como no podía ser de otra manera, el apartado dulce de Semana Santa lo inauguran las torrijas. Aunque empezaron siendo un dulce de aprovechamiento, estas rebanadas de pan empapadas en leche se han convertido en una creación muy sofisticada y en el postre estrella de restaurantes de etiqueta. La receta tradicional incluye pan, leche, huevos, canela y azúcar, aunque las torrijas también pueden bañarse en chocolate, horchata, almíbar o vino. Existen mil opciones para disfrutar de este exquisito postre que hacían nuestras abuelas y sigue cautivando a todos los paladares.

Buñuelos de viento
Otro postre clásico de estas fechas, aunque también son habituales el resto del año. El nombre buñuelo proviene de la palabra árabe būniyyūl, que hacía referencia a una pasta frita en aceite. Con los años, estos dulces se transformaron en una receta que utilizaba una masa suave y aireada, de ahí que se les llame buñuelos de viento. Se elaboran con harina, agua, azúcar, huevo y, opcionalmente, anís o limón, y se espolvorean con azúcar. Al ser de viento deberían ir vacíos, aunque mucha gente prefiere rellenarlos con chocolate, nata, mermelada o crema pastelera.

Leche frita
Cremosa y muy apetecible, la leche frita es otro de los postres tradicionales de Semana Santa. Esta receta humilde, cuyo origen se sitúa en zonas castellanas de Palencia y Valladolid, se elabora con harina, azúcar, huevo, leche y canela, ingredientes asequibles para este postre humilde pero delicioso. Aunque no es difícil de elaborar, lleva cierto tiempo y hay que ser cuidadoso para que la masa tenga una textura adecuada y poder manipularla.

Pestiños
¿Quién puede resistirse a este postre de origen morisco tan genuino? Los pestiños, muy populares en el sur de España, son típicos de Semana Santa, aunque también se toman mucho en Carnaval y en Navidades. Harina, aceite de oliva y miel son los ingredientes básicos de este postre de textura crujiente, frito en aceite y empapado en miel (aunque también puede bañarse en azúcar, canela o anís).

Mona de Pascua
En la lista de dulces no podía faltar el postre favorito de los más pequeños: la Mona de Pascua, muy arraigada en Cataluña, Valencia y Aragón, originalmente era un bollo decorado con huevos de gallina, pero con el tiempo ha evolucionado hasta convertirse en un bizcocho adornado con figuras de chocolate. Las hay de distintos tamaños y muchas figuras de chocolate son de personajes conocidos, convirtiéndose en obras maestras que lucen en los escaparates de las pastelerías. La tradición dice que los padrinos han de regalárselas a sus ahijados el domingo de Pascua.
