Cuatro restaurantes para vivir una calçotada
Calçots, salsa romesco y carne a la brasa. A estas alturas seguro que ya sabéis qué es una calçotada y cuáles son sus elementos imprescindibles. En estos cuatro restaurantes las elaboran, con mimo y con buenas brasas, desde hace años.
Con el babero atado al cuello y dispuestos a mancharnos las manos, nos trasladamos al Parque Natural de Collserola y a la zona de Montblanc para hacer honor a esta exquisita tradición culinaria catalana.
Les Espelmes
Solo por su vista panorámica sobre el Campo de Tarragona ya vale la pena desplazarse al restaurante Les Espelmes, situado en el Coll de l'Illa, entre Valls -capital del calçot- y Montblanc. Si además se tiene en cuenta que utilizan producto de proximidad, la decisión está clara.
"El secreto de nuestro calçot es que se cultiva en las tierras de Valls. El agua, el sol, el clima, la composición especial de las tierras del Alt Camp, la dedicación y el amor con que nuestros payeses lo cultivan, le otorgan este gusto tanto especial", dicen Ramon Vives y Montserrat Invernón, responsables de este restaurante fundado en 1970.
En las salas interiores, amplias y con decoración rústica, os servirán su menú de calçotada: calçots con salsa romesco, carne de cordero a la brasa con longaniza, butifarra negra, alcachofas y judías, y de postre, la tradicional crema catalana con naranja.
Una curiosidad: en sus orígenes, el restaurante no disponía de electricidad. Su cocina giraba alrededor de la brasa y la iluminación de las mesas dependía de velas. De aquí proviene su nombre.
Can Sardà
Hace casi 35 años que el restaurante Can Sardà, ubicado en una masía en pleno Parque Natural de Collserola, presta especial atención a la temporada de calçots. "Siempre hemos ofrecido los calçots como un plato más de la carta pero de un tiempo a esta parte, y por petición de nuestros clientes, hemos tenido que confeccionar un menú de calçotada. Antes, el calçot no era un producto de moda pero ya hace tiempo que esto ha cambiado ", comenta Ferran Fernández, responsable del restaurante.
Un payés cultiva y elige cuidadosamente los calçots que se sirven en Can Sardà. Una vez el producto ha pasado el control de calidad, lo cocinan al calor de las brasas, en una gran barbacoa que han montado especialmente para hacer calçotadas, y lo acompañan con una sabrosa salsa romesco.
"Nuestra calçotada es atípica en cuanto al segundo plato, ya que ofrecemos un entrecot de ternera a la brasa o bien un muslo de cabrito a la brasa. Por supuesto, no nos olvidamos de la clásica crema catalana", dice.
La calçotada os la servirán dentro del restaurante y podréis hacer el café y la copa en su terraza, rodeados de un magnífico entorno natural. Los más pequeños seguro que correrán a descubrir la zona de juegos y una curiosa granja con animales.
El Molí d'en Mallol
"En nuestras calçotadas utilizamos calçots con Indicación Geográfica Protegida "Calçot de Valls" y los cocemos con sarmientos de viña, debidamente secados, para obtener una buena llama uniforme", comenta Adbon Tarrats, uno de los responsables de El Molí del Mallol.
El restaurante se ubica en la villa medieval de Montblanc, en un edificio del siglo XIII que, evidentemente, había funcionado como molino, y que ha sido totalmente restaurado.
Podréis empezar con una generosa ración de calçots, que siempre sirven en su punto ideal de cocción, y acompañarlos con salsa romesco, que elaboran "con maestría y con bastantes almendras y avellanas, también con su punto de ajo y con una textura ideal para poder mojar los calçots".
Para los segundos tendréis dos opciones a elegir: o bien la tradicional parrillada de carne con butifarra negra, longaniza y alcachofa a la brasa, o bien una buena longaniza de Montblanc a la brasa con judías de la zona.
Can Borrell
La cocina de Can Borrell es de raíz catalana y una de las especialidades de la casa son los calçots: "Originales de Valls, cocinados en un fuego de leña y acompañados con un delicioso romesco", tal y cómo explican Josep y Lluis, propietarios del Restaurante Masia Can Borrell.
Para degustarlos, tendréis que trasladaros al Parque Natural de Collserola donde encontraréis esta masía, existente desde el siglo XIII, y que por su situación, en el antiguo camino de Sant Cugat a Barcelona, se convirtió en lugar de parada obligada para los payeses que llevaban sus productos a la capital, y más tarde por los excursionistas.
Hasta finales de abril, ofrecen un menú especial de calçotada dónde, además de los calçots, os servirán judías con tocino, una parrillada de carnes y de postre, pasteles o crema catalana a escoger.
Después de la comida (o antes) podréis disfrutar de su entorno natural y hacer diversas caminatas desde el restaurante hasta el Pantano de Can Borrell, la Fuente de la Rata, la Ermita de Sant Medir o la Fuente de l'Ermetà, entre otros espacios.
Así que ya lo sabéis, si sois fans de los calçots, no dejéis escapar la mejor temporada para saborearlos. Solo tenéis que elegir dónde. ¡Y a disfrutar!