Descubre variedades creativas de las torrijas
Son rebanadas de pan, empapadas en leche y espolvoreadas con canela. Una receta fácil, rápida, con pocos ingredientes y de origen humilde, ya que nació como una receta de aprovechamiento del pan duro. Las torrijas (junto con los buñuelos, la leche frita y los pestiños) son las indiscutibles protagonistas de la Semana Santa, aunque se sirven en bares y prestigiosos restaurantes durante todo el año.
La receta original incluye pan, leche, huevos y canela, aunque hoy en día se elaboran con otros ingredientes e incluso con formas variadas, como las torrijas de croqueta. ¿Has probado las bañadas en vino tinto o en horchata? ¿Y las de jamón ibérico? ¿O las veganas? También son muy fáciles de preparar y dan un toque distinto a este postre, del que ya se habla en un libro del siglo I d.C., aunque no fue hasta el siglo XV cuando la torrija apareció citada como tal por el poeta y músico Juan del Encina.
La clásica de leche y canela: una apuesta segura
Estos días, los escaparates de pastelerías y panaderías lucen dulces típicos a los que no podemos resistirnos. Si nos centramos en las torrijas, estas también forman parte de la carta de muchos restaurantes, que ofrecen tanto versiones clásicas como propuestas originales.
Calorías aparte, las torrijas llenan de sabor nuestras sobremesas en esta época de fervor religioso e incluso se organizan varios concursos nacionales para elegir las mejores. Antes de centrarnos en las variaciones creativas de las torrijas, te contamos cómo elaborar las clásicas, una apuesta segura en cualquier mesa.
Ingredientes
- 1 barra de pan dura
1 l de leche
3 huevos
150 g de azúcar
1 ramita de canela
1/2 vaina de vainilla
Aceite de oliva
Elaboración
Ponemos a calentar en un cazo la leche, el azúcar, la canela y la vainilla. Cuando hierva, lo apagamos y tapamos el cazo. Reservamos la leche hasta que se enfríe, la colamos y la ponemos en un recipiente.
Cortamos la barra de pan en rebanadas y las reservamos en un plato. A continuación, batimos los huevos. Bañamos las rebanadas de pan por ambos lados en la leche, las pasamos por el huevo batido y las colocamos en una sartén con abundante aceite de oliva.
Freímos las torrijas por ambos lados hasta que estén doradas, las retiramos, y las ponemos sobre una bandeja con papel de cocina. Finalmente, espolvoreamos las torrijas con la canela y esperamos a que se enfríen.
Torrijas de chocolate
Se elaboran como las tradicionales: es decir, se mojan las rebanadas de pan en la leche, se pasan por huevo y se fríen en aceite de oliva. Dejamos que se empapen sobre papel de cocina y, cuando se enfríen, las cubrimos con una dosis generosa de chocolate negro fundido.
Torrijas de horchata
Colocamos horchata en un plato hondo y dejamos las rebanadas de pan en remojo unas horas para que se empapen bien. Luego, pasamos las torrijas por huevo y las freímos en aceite de girasol para evitar que quite protagonismo a la horchata (como ocurriría si utilizáramos aceite de oliva). Como toque final, canela y azúcar.
Torrijas de jamón ibérico
Colocamos en un bol 250 ml de tomate triturado y pasado por un colador. Empapamos bien en el tomate las rebanadas de pan, por ambos lados.
Ponemos a calentar una sartén y tostamos las torrijas de pan con tomate tres o cuatro minutos por cada lado.
En un bol, añadimos unas hojas de rúcula y un chorrito de aceite de oliva virgen extra y vinagre de Jerez. Escurrimos las hojas de rúcula aliñadas, las colocamos sobre las torrijas calientes y cubrimos con varias lascas de jamón ibérico.
Torrijas de vino tinto
Calentamos en una cazuela a fuego medio-alto 750 ml de vino tinto, un vaso y medio de agua, la piel de una naranja, 300 g de azúcar y una rama de canela. Dejamos hervir cinco minutos, apagamos el fuego y dejamos la infusión tapada y en reposo toda la noche.
Al día siguiente, sacamos la canela y la piel de naranja y repartimos la infusión en dos platos hondos. Hacemos las torrijas como siempre, pero, en este caso, pasamos cada rebanada por ambos lados, primero por el vino y después por el huevo. Las freímos en una sartén y, cuando estén frías, podemos rociarlas por encima con la infusión de vino sobrante o añadir sólo un poco de canela.