Alex Cool Club

Alex Cool Club, la vertiente más informal del chef Alejandro Serrano
Alex Cool Club
6 Enero, 2025
Igor Cubillo

Alejandro Serrano, el veinteañero que revolucionó la gastronomía burgalesa en 2021 cuando, al frente del restaurante gastronómico que lleva su nombre y su apellido, se erigió como el cocinero español más joven en ser distinguido con una estrella Michelin, ha bautizado su nuevo proyecto como ‘Alex'. Es así como se dirigen a él familiares y amigos, y, de ese modo, pretende aplicar desde el discreto rótulo un matiz de cercanía y distensión a quien acuda a probar su vertiente culinaria más informal, sin filtros, desprovista de los corsés que tradicionalmente parecen exigir las principales guías gastronómicas. 

C. Juan R. Jiménez, 46
09200 Miranda de Ebro Burgos
España

947 09 22 79
De jueves a lunes, de 13:30 a 16h; sábado y domingo también de 21 a 23h

Un diseño de interior con historia 

El nuevo formato abrió sus puertas en Miranda de Ebro el pasado 18 de septiembre de 2024, y el desenfado se aprecia desde la bienvenida de un equipo uniformado con camiseta blanca que elude rigideces e invita a tomar asiento en mesas desnudas, desprovistas de mantel o tapete, como la barra de inox donde también se acomodan comensales. El brillo de ese mostrador es, de hecho, parte esencial de un marco de nítida estética industrial, como guiño al carácter fabril de una localidad vinculada al acero, el hormigón y el vidrio, que permitía gozar de luz y privacidad en el interior de las fábricas. Los tres materiales se combinan en el diseño de BOV. 

Así, con mucha sencillez, pocas ínfulas y guiños más o menos velados al pasado, presente y futuro de la localidad burgalesa, pretende conquistar definitivamente a sus paisanos. “La gente de Miranda siempre nos decía: ‘no podemos ir a tu restaurante, tienes que abrir algo más económico’. Al final, el 90% de nuestros clientes es de fuera, pero a la gente de aquí también le gusta comer y pasárselo bien”, reconoce Alejandro.  

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Croquetas, ravioli y tortilla vaga 

Y al margen de aspectos estéticos y pecuniarios, la principal arma de seducción es una propuesta gastronómica colorista, de sabores amables y reconocibles, que funde tradición, apego a su tierra, a sus técnicas y su recetario, con múltiples influencias más o menos remotas, asimiladas en la península y también en sus muchos viajes al extranjero.  

Efectivamente, la tradición manda, al fin y al cabo, en un restaurante donde lo más demandado son las croquetas, cremosas y disponibles en dos versiones: de jamón y de maíz dulce con trufa negra, armonía de ascendencia mexicana descubierta al servicio de Dabiz Muñoz. Las primeras se posan sobre migas de torrezno, las segundas sobre palomitas de maíz, y la indicación es partirlas por la mitad para ‘untarlas’ en esas bases crujientes, como hacen en Cañitas Maite. 

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El componente emocional se dispara con el ravioli de gamba líquida, sabroso y enjundioso, abrigado por matices ácidos, otro superventas cuyo éxito ha provocado su salto de Alejandro Serrano a Alex. “Mi abuela vino de Granada y trajo mucha cocina de allí. Ella hacía las gambas en una sartén, las rustía un poco, echaba un chorrito de limón y un poco de vino oloroso. Esa esencia yo la tenía en la mente y la pusimos en el ravioli”, explica el chef.  

Entre los favoritos de la clientela se incluye un steak tartar de chuleta de vaca frisona que, pese a presentarse cubierto de queso parmesano rallado y aliñado con una salsa holandesa con kimchi casero, otorga el protagonismo a esa carne madurada de alta infiltración. Y a estas alturas, mucho antes de que irrumpan en el comedor el pollo picantón, la costilla glaseada o una saciante bola de tierno rabo de vacuno guisado envuelta en sobresaliente tempura crujiente aprendida durante una estancia en Azurmendi, uno ya ha podido darse cuenta de que el componente carnívoro marca una diferencia esencial entre los dos negocios de Serrano.  

“Teníamos muchas ganas de hacer algo de carne, aunque la limitación del restaurante gastronómico no obedece a motivos ideológicos”, confiesa el joven cocinero. Simplemente entendía que con pescado y marisco logra “los platos más creativos, más sabrosos y más conectados con momentos felices de infancia y su recuerdo”. Pero aquí no hay vetos y el pescado también juega un evidente papel relevante en la tosta de anchoas, el carpaccio de gamba acevichado o el sándwich de huevo y bogavante. O mismamente en la contundente tortilla vaga de kokotxas de bacalao confitadas, un guiño a Sacha Hormaechea que también coronan con boletus y otros productos de temporada.  

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Viene de familia 

El vínculo con la tortilla viene de lejos en esta familia (Alejandro es tercera generación), pues en la población es conocida la buena mano de su abuela Juana con la tortilla de patata. Y la tradición familiar asoma también a la hora del postre, especialmente cuando se prepara ante el cliente el kakigori de café a la crema. El kakigori tiene su origen en Japón, sí, y además la fórmula es fruto de un inspirador viaje a Taiwán, pero su padre presume de haber inventado ese café especial tan extendido entre la parroquia local. 

Costumbres y modernidad se dan por tanto la mano en un espacio que en Internet se anuncia como Alex Cool Club (las cartas están encabezadas por la leyenda “Cultural Coolinary Club”) y pretende aunar diferentes expresiones artísticas. Allí se celebrarán charlas, fiestas, exposiciones y sesiones de DJs, todo ceñido a un componente de cercanía, a un compromiso con lo local que viene de lejos, siempre se ha puesto en práctica, y ahora se llama, de manera rimbombante, “sostenibilidad”. Algo que, por cierto, también potencia el uso de acabados con alta inercia térmica, luces regulables y sensores de consumo. 

Y todo eso es, más o menos, el nuevo desahogo del admirado Alejandro Serrano. Y todo se desarrolla en el extrarradio, en una zona de expansión natural ubicada junto al campo de fútbol del Mirandés y edificios en construcción, frente a descampados que evidencian una realidad: allí donde termina la ciudad empiezan a cobrar vida, hechuras de realidad, los nuevos sueños de un emprendedor que no descarta abrir nuevas sucursales de Alex en otras ciudades “del mundo”. 

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