Día Mundial de la Croqueta: Celebra el bocado más crujiente y delicioso
Me gustan las croquetas, amo las croquetas. Las croquetas gustan a grandes y pequeños y son uno de los mejores inventos de la humanidad junto con la rueda, Internet y alguna otra genialidad parecida. Obras cumbre del reaprovechamiento, son hijas de una cocina que no entendía de apreturas en el tiempo y se manejaba bien con la escasez en las alacenas. Nacieron en un tiempo en que la harina era abundante, la proteína escasa y la necesidad virtud. Hoy admiramos a los nuevos magos del fogón, que esferifican, airean y texturizan alimentos. Pero detengámonos un instante para apreciar el fabuloso efecto alquímico de convertir las sobras del asado de ayer en crocantes y apetitosos bocados de hoy. La milagrosa resurrección de esos recortes del jamón que se secan por momentos, revividos en un sublime juego de texturas. En algún momento alguien rompió esquemas inventándolas (en mi opinión, un genio), y tal es su impacto que le dedicamos un Día Mundial a la Croqueta: el 16 de enero.
Historia de la croqueta
El primer documento escrito sobre las croquetas que hemos sido capaces de encontrar las sitúa en el año 1691. Es cuando el cocinero de Luis XIV deja escrita la receta de croquetas para su Serenísima Majestad, donde se combina la siempre sofisticada trufa con las humildes mollejas de ave y la crema de queso. Que como tantas otras delicias de la mesa la croqueta haya nacido en Francia no es ninguna sorpresa: el origen onomatopéyico de la palabra proviene de la voz francesa 'croquer' (crujir), y de su diminutivo 'croquette'. La nobleza y crianza en cuna con sábanas de seda sí que resulta algo más sorprendente. A nuestro país llegaron algo más tarde, y por ejemplo aparece un delicioso texto en castellano viejuno publicado en el libro 'El cocinero español y la perfecta cocinera', de Guillermo Moyano, publicado en Málaga en 1867. “Póngase una cazuela con manteca al fuego, que no ha de ser demasiado fuerte sino templado; cuando esté caliente se le pone la cebolla; en estando dorada se le echa toda la carne picada y la meollada cocida y con cuchara de madera se revuelve todo muy bien deshaciendo la meollada. Cuando se ha revuelto y mareado todo un poco, se le agrega harina a proporción para hacer una gacha bien espesa, y sin dar lugar a que se dore se va añadiendo leche sin dejar de menear…".
Siempre han mantenido las croquetas posiciones en los menús de restaurante y no son desde luego hijas de las hambrunas por mucho que hayan ayudado a combatirlas. Incluso aparecen en las cartas de restaurantes como el afamado Café-Restaurante-Suizo, que en 1915 ofrecía croquetas de gallina a sus clientes al precio de 1 peseta. Ahora cuestan un euro en los bares y bodegas humildes de Barcelona. Si vamos a restaurantes, el precio puede subir hasta dos euros. Algunas lo valen, otras... pues no. En todo caso, hoy y en el Día Mundial de la Croqueta sigue siendo una eficaz forma de terminar de exprimir y reciclar lo simplemente comestible, de darle una segunda vida. Y afortunadamente vivimos en un país que ha sabido elevar el arte de la croquetería trascendiendo con mucho la mera cocina de aprovechamiento. En esto somos de Champions League. Aunque no nos creamos los únicos que saben jugar al tiqui-taca del empanado crujiente: en la clasificación de las croquetas internacionales, destacan también la croqueta total de los Países Bajos, e incluso los alemanes, que a veces utilizan la patata en lugar de la bechamel y aun así consiguen salir airosos.
Curiosidades sobre las croquetas: para gustos, croquetas
Hay dos posibles formas de definir una croqueta y por tanto dos posibles formas maniqueas de clasificar el mundo. Hay quien considera las croquetas como “una pasta de carne, vegetales o pescado mezclado con harina y leche o caldo, rebozada con pan rallado y frito” (del libro 'Química y bioquímica de los alimentos'), aunque también hay quien considera que las croquetas son “un envoltorio crujiente, hecho de pan rallado y huevo que esconde una masa suavísima de harina de trigo y leche, en la que se desarrollan los sabores de aquello que en cada caso apellida a la croqueta” (del libro 'De la comida y otras sensualidades' de Ramón Tejeiro). Puede parecer lo mismo, y como siempre de toda la vida, en el equilibrio está la virtud. Pero ser más del continente o ser más del contenido nos define mucho como comensales. ¿Son bocados de masa crujientemente rebozada o son crujientes envoltorios rellenos de deliciosa masa interior?
No hay plato tradicional que no tenga sus correspondientes gastrotalibanes pontificando sobre lo que es o no es canónico y tradicionalmente aceptable. Verdades absolutas, que poco nos gustan. En el caso de la croqueta, este gran debate existencial versa sobre si está permitido o no el uso de la cebolla en la elaboración de las mismas. Disculpe el querido lector si me descojono vivo.
Semejante estupidez no merecería mayor atención, pues para gustos los colores. Pero yo aprovecho para colar mi spot a favor de una buena croqueta elaborada con cebolla. Una cebolla picada y sofrita hasta el punto de caramelizar, oscurecer y tostar sus azúcares, y añadida a la bechamel, confiere en mi opinión diez puntos más de carisma al resultado final.
Y ya que hablamos de cómo nos gustan las croquetas, nos las pedimos también con textura de tropezones. Basta de esa blanduzca croqueta rellena con una masilla uniforme que lo mismo te rellena la croqueta que te sirve para tapar las grietas del techo. No, señores: si la croqueta se apellida jamón, espero encontrar tacos del mismo en su interior y si se declara bacaladera, lo mínimo es percibir parte de la fantástica textura de la momia del mar.
Las croquetas COC elaboran su catálogo imitando el formato Pantone. Tengamos en cuenta también que no sólo de pan rallado vive la croqueta. Otras coberturas y rebozados también pueden ser muy interesantes, como por ejemplo el panko japonés o incluso unos copos de patata deshidratada. Sí, los del puré de patata de sobre, esos mismos. Y fríanse en aceite bien caliente, nada de bañarlas en un jacuzzi calentón que la cale hasta los huesos y nos estropee la crunchi-experiencia. Y de recalentarlas en el microondas ya ni hablamos, aquí somos gente seria.
Tipos de croquetas
Las croquetas de pollo son un clásico entre los clásicos. Tradicionales y gustosas, estas croquetas no faltan en la barra y la mesa de la mayoría de restaurantes. Pueden elaborarse solas o acompañadas de ingredientes como el curry, muy habitual en nuestra cocina desde hace unos años. En el restaurante Palosanto de Barcelona elaboran unas croquetas de pollo al curry de rechupete.
El jamón, por su parte, es una de las joyas de nuestra gastronomía y, como tal, no podía faltar en el relleno de las croquetas. Es un clásico muy versátil que abarca distintas categorías, desde el serrano hasta el ibérico y el de bellota. Se pueden elaborar croquetas solo con jamón o con otros ingredientes, como queso y pollo. La croqueta de jamón de El Cigarral del Ángel (Toledo) fue premiada como la mejor en Madrid Fusion 2020. Las de jamón ibérico del restaurante madrileño Santerra no faltan en ningún pedido. Si al jamón le añadimos pollo y huevo duro, salen las supremas croquetas de Echaurren, en Ezcaray (La Rioja), famosas en todo el país.
Las croquetas de cocido también cuentan con una legión de fans. Conocidas también como de aprovechamiento, porque se elaboran a base de las sobras del cocido, estas croquetas caseras y cremosas, que suelen recordarnos a las que preparaban nuestras abuelas, son la opción favorita de muchos comensales y también del reconocido chef Dani García. En clave asturiana, los restos de la fabada (entre los que se encuentran chorizo, morcilla y tocino) también sirven como base en la elaboración de croquetas de fabada asturiana. Eso sí, para comensales acostumbrados a las emociones fuertes.
Las croquetas de boletus o ceps, a base de distintas especies de hongos, son una de las tapas más solicitadas en muchos locales por su característico sabor y aroma. Cada vez se han hecho más populares por su sabor y versatilidad. Pueden acompañarse con distintos tipos de queso, como parmesano y gorgonzola, y elevarlas a otro nivel si se añade trufa negra, el hongo más valorado hoy en día.
El foie, como producto exquisito y distinguido, tampoco puede faltar en las croquetas más sibaritas. Aporta un matiz muy especial al sabor y es muy versátil: puede combinarse con setas y con jamón, dos opciones muy demandadas, e incluso con rabo de toro, una propuesta ideal para los paladares más sibaritas.
La exquisita croqueta de carrillera ibérica al Pedro Ximénez deja un regusto dulzón y se notan mucho los matices de este vino. Es una de las croquetas estrella de Catacroquet, un bistró de Poblenou, en Barcelona, donde sirven una amplia variedad de croquetas gourmet. En clave carnívora, también destacan la croqueta con pollo de corral al curry en leche de coco y la de ternasco de Aragón con patatas asadas y cebollas de Figueres. Variedades de lo más originales, elaboradas con ingredientes de primera calidad y con mucho mimo y dedicación.
El Cabrales y el Roquefort son dos quesos azules muy intensos y ambos se elaboran con leche de vaca, oveja y cabra. El Cabrales procede de la localidad asturiana que le da nombre y, el Roquefort, de Francia. La intensidad y el sabor genuino de ambos quesos los convierten en una irresistible opción en versión croquetera. Las croquetas de cabrales del restaurante La Ardosa, en el madrileño barrio de Malasaña, harán que adores -aún más- el Cabrales.
Los deliciosos y preciados productos del mar han ganado terreno en los rellenos de las croquetas, tradicionalmente hechas con carne. Hoy en día no es extraño encontrar variedades de croquetas que incluyan exquisiteces como pulpo, bacalao, chipirones, mejillones y carabineros. La croqueta de chipirones de la Bodega Sepúlveda, en Barcelona, es una auténtica delicia y las croquetas de bacalao a la llauna elaboradas por el chef uruguayo Martín Marchese, de Gula Bar, sublimes. Las croquetas de marisco del restaurante barcelonés La Xarxa también merecen un reconocimiento.
Espinacas, calabaza, pimientos verdes, zanahorias, calabacín y berenjena son verduras que forman parte de nuestra gastronomía y también se han convertido en protagonistas absolutas de muchas variedades de croquetas. Alimentos muy saludables que dan sabor y textura a las croquetas más convencionales y que serán la opción elegida por quienes apuestan por una dieta vegana. Además, pueden combinarse con distintos tipos de queso o con ingredientes como piñones y ajo. ¿Te apetecen unas croquetas de espinacas con champiñones portobello, cebolla caramelizada y pistachos? En Distrito Vegano (Madrid) las encontrarás. Si te gusta el kimchi, en el restaurante Nectari de Barcelona elaboran croquetas de kimchi con rebozado de arroz vietnamita. Una propuesta exótica y saludable para paladares exigentes.
¿Has probado las croquetas de chocolate blanco? ¿Y las de manzana y canela? Un dulce pecado que ofrecen varios locales de nuestro país. Si te apasionan los pasteles de zanahoria y limón, en Catacroquet los podrás disfrutar en forma de croqueta. El broche de oro para los amantes de los postres más originales.
Recetas de croquetas caseras
Todo es croqueteable, me dijo mi amigo Xesco hace ya un tiempo. Todo o casi todo, porque los absolutos nos asustan mucho y nos dan un vértigo total. Aunque más allá de la contundencia poética lo cierto es que la gran mayoría de platos y preparaciones son susceptibles del texturizado y posterior rebozado croquetil, croquetero o croquetense.
Para el Día Mundial de la Croqueta, nos hemos calzado el salacot y hemos salido de safari a cazar croquetas siderales de chefs molones. Propuestas de croquetas originales que se salgan del sota-caballo-pollo y jamón.
Croquetas de gamba al ajiillo
Chef: Xavier Franco del restaurante Saüc (estrella Michelin).
Ingredientes:
Para la base
- 400 g de gamba fresca pequeña de playa
- 480 g de leche
- 80 g de harina
- 120 g de aceite de oliva Virgen
- 40 g de ajo laminado
- 10 g de brandy
- 20 g de perejil fresco picado
- 1 guindilla seca (cayena)
- Sal y pimienta negra
Para rebozar
- 200 g de pan rallado
- 5 g de ajo molido seco
- 3 g de perejil seco
- 2 huevos
Elaboración:
Retirar la tripa roja de las gambas, separar la cabeza y pelar las colas. Reservar las colas peladas.
En un cazo alto, con ¼ del aceite no muy caliente, rehogar durante 1 minuto las cabezas y pieles de gamba bien salpimentadas y con la guindilla. Añadir la leche y arrancar el hervor. Tapar con papel film y dejar infusionar 12 horas, introduciéndolo en la nevera una vez esté a temperatura ambiente.
Sofreír en una cazuela con el resto de aceite las láminas de ajo hasta que se doren levemente. A continuación añadir la harina. Mezclar fuera del fuego hasta conseguir una pasta homogénea.
Devolver la cazuela al fuego y añadir la leche previamente colada varias veces, mientras mezclamos constantemente y procurando que se diluya totalmente la masa de harina anterior antes de volver a echar más leche.
Una vez mezclada la totalidad, arrancar el hervor y mantener en cocción suave, mezclando repetidamente, durante unos 20 minutos.
Retirar del fuego y añadir aún en caliente el brandy, las colas de gamba crudas y troceadas y el perejil fresco picado.
Extender la masa en un recipiente para ir al frigorífico, cubriendo la superficie que está en contacto con el aire con una lámina de film pegada a ella para que no haga crosta. Dejar enfriar 12 horas.
Una vez fría la masa cortar en trozos tan grandes como queramos hacer las croquetas, y con la ayuda de las manos ligeramente engrasadas con aceite, ir boleando la masa.
Pasar por huevo batido y la mezcla del pan rallado con el ajo molido y el perejil seco.
Freír en abundante aceite bien caliente, preferiblemente después de volver a reposar 6 horas en nevera.
Croquetas de conejo con samfaina
Chef: Roger Viñas Gandol, jefe de cocina del restaurante Manairó (estrella Michelin).
Ingredientes:
Para la croqueta
- 2 conejos
- 2 cebollas
- 3 tomates
- 50 g de avellanas
- 2 ajos secos
- Perejil
- Pan seco
- 3 huevos
- Pasta kataifi
- 300 g de harina
- 150 g de mantequilla
- Leche
- Pan rallado
Para la samfaina
- 2 cebollas
- 2 berenjenas
- 2 calabacines
- Pimiento rojo
- Una pizca de azúcar
- 30 g de tomate concentrado
- Aceite de oliva
Elaboración:
Asamos el conejo en una cazuela con aceite de oliva, retiramos y añadimos la cebolla cortada en octavos y el tomate. Una vez bien sofrito ponemos el conejo y lo cubrimos de agua. Hacemos una picada friendo el hígado, las avellanas los ajos, el pan, el perejil y trituramos, añadimos con el conejo, dejamos hervir a fuego lento dos horas.
Una vez cocido, retiramos el conejo de la cazuela y colamos el caldo. Tomamos la mantequilla la fundimos y añadimos la harina, vamos tirando el caldo del conejo y la leche poco a poco sin parar de remover para que no se pegue. Una vez esté la masa cocida la ponemos a enfriar, y damos forma a las croquetas y las pasamos por harina, huevo, pan rallado y las congelamos.
Estiramos los hilos de la pasta kataifi y en una punta ponemos la croqueta, enrollamos el conjunto y freímos.
Para la samfaina, sofreímos las cebollas y añadimos el pimiento rojo pelado, las berenjenas, el tomate y los calabacines, todo en este orden. Rectificar de sal y azúcar.
Croquetas de rape con salsa tártara
Chef: Ferran Agüir del restaurante El Racó de l’Agüir.
Ingredientes:
Para las croquetas:
- 200 g de cebollas ciselé
- 200 g de rape fresco
- 20 g aceite
- 10 g de mantequilla
- 60 g de harina
- 1/4 l de leche
- Huevo
- Pan rallado o panko
- Sal, pimienta, nuez moscada y laurel
Para la salsa tártara:
- 125 g de aceite de girasol
- 1 yema de huevo
- 2 cuchara sopera de pepinillo en vinagre picado
- 1 cuchara sopera de cebolla en ciselé
- 1 huevo duro picado
- 1 cuchara sopera de perejil picado
- 1 cuchara sopera de alcaparras picadas
Elaboración:
Hervir el rape, poner sal, laurel y reservar.
Calentar las grasas y dorar muy lentamente la cebolla, rehogar, incorporar la harina y tostar ligeramente, mojar con la leche y cocer lentamente hasta conseguir una pasta que no se enganche a la espátula.
Rectificar la condimentación y dejar enfriar. Una vez frías, moldear en piezas de 20 gramos, pasar por harina, huevo y pan rallado (opcional panko).
Freír por inmersión en aceite de girasol a 180ºC. Depositar sobre papel absorbente.
Paralelamente, montar la mayonesa con el aceite y la yema de huevo.
Mezclar con el resto de los ingredientes y rectificar de acidez y sal. Reservar en nevera hasta el momento de servir junto a las croquetas.
Croquetas de morcilla
Chef: Dani Lechuga de los restaurantes Caldeni y Bardeni.
Ingredientes:
- 500 g de morcilla de arroz de Burgos
- 500 g de cebolla picada fina
- 250 g de mantequilla
- 280 g de harina
- 2 l de leche
- Aceite de oliva
- Harina
- Huevo
- Pan rallado
- Sal y pimienta
Elaboración:
Rehogar la cebolla con la mantequilla. Cuando esté rehogada, añadir la harina y la leche caliente sin parar de mover (es aconsejable un recipiente antiadherente). Remover hasta conseguir una pasta. Añadir la morcilla, sal y pimienta. Cocer dicha pasta removiendo hasta que no se pegue. Reservarla y dejarla enfriar 6 horas en la nevera.
Pasado este tiempo, hacer bolas (o la forma deseada) y pasarlas por harina, huevo y pan rallado. Y listas para freír.
Croquetas de carne a la brasa
Chef: Ada Parellada del restaurante Semproniana.
Ingredientes:
Para las croquetas
- 200 g de puntas de solomillo de ternera
- 200 g de pollo
- 100 g de morcilla
- 1 cebolla grande
- 1 huevo
- Pan rallado
- Aceite de oliva para freír
Para la bechamel
- 1 huevo
- 100 g de harina
- 500 ml. de leche
- Nuez moscada
- Sal y pimienta
Elaboración:
Cocemos todas las carnes a la brasa y reservamos. Las picamos bien pequeñas, en la máquina de triturar carne.
Sofreímos lentamente la cebolla picada con un chorro de aceite hasta dorar. Añadimos las carnes desmenuzadas, damos un par de vueltas para conseguir que todo se mezcle y ponemos la harina. Esperamos que cueza un poco y salpimentamos. También ponemos un poco de nuez moscada. Vertemos la leche caliente y el huevo batido. Vamos dando vueltas sin parar, a fuego lento, hasta que espese y la masa se despegue de las paredes de la cazuela.
Pasamos la masa a un recipiente, la tapamos ‘a piel’ es decir, con plástico film tocando la superficie para que no le salga costra y esperamos que se enfríe. - Hacemos las formas que nos convengan y las rebozamos primero pasándolas por huevo batido y luego por pan rallado. Las freímos en abundante aceite caliente.
Si queremos que las croquetas queden más crujientes, las pasaremos sólo por claras y pan rallado (la yema humedece un poco el rebozado).
Las acompañamos con una ensaladita y una mayonesa con curry.
Croquetas de carrilleras con queso roquefort
Chef: Xesco Bueno del restaurant Ca l’Esteve.
Para el relleno
- 800 g de carrilleras cocidas
- 100 g de cebolla frita tostada
- 100 g de queso roquefort
Para la masa de croquetas
- 1 l de fondo oscuro de cerdo
- 150 g de harina de trigo
- 150 g de mantequilla
Elaboración (vídeo con el paso a paso):
Una vez braseadas las carrilleras, estofadas o guisadas según sea nuestra pericia y gusto, se deshuesan y se desmiga.
Después se mezcla bien con el refrito de cebolla y con el queso desmenuzado.
Fundir la mantequilla y añadir la harina. Cocer lentamente hasta tostar al menos durante quince o veinte minutos. Se trata de cocinar la harina. Verter lentamente el fondo oscuro hirviendo, removiendo sin parar, hasta obtener una masa espesa y lisa.
Mezclar el relleno con la masa de croquetas. Enfriar, dar forma, empanar, reservar. Freír en el momento de servir.
Mimetismos, ¿trufas o croquetas?
Chef: Iker Erauzkin, asesor gastronómico y autor de libros culinarios.
Ingredientes:
- Mantequilla
- Harina
- Leche
- Trufa fresca
- Polvo de trompeta de la muerte
- Huevo
- Pan rallado
- Sal y pimienta
Elaboración:
En un cazo a fuego lento, derrite una buena nuez de mantequilla, una vez derretida y sin que llegue a dorarse, agrega harina tamizada poco a poco hasta formar una roux y que no quede mantequilla en el cazo. Añade entonces leche poco a poco y sin dejar de remover con unas varillas hasta que la bechamel espese ligeramente. Disuelve una parte de leche e incorpórala bien a la masa de harina, añade más leche y así hasta obtener una masa espesa, lisa y homogénea, como un puré ligero.
Añade entonces la trufa fresca finamente rallada y una cucharadita de trompeta de la muerte en polvo. Deberás obtener una masa de croquetas de color gris oscuro. Salpimentar y dejar reposar la masa en la nevera. - Una vez bien fría la masa forma croquetas irregulares y pasa éstas por harina, huevo batido y pan rallado. Fríe las croquetas en una sartén con aceite de oliva caliente hasta que empiecen a dorarse. Retira entonces sobre papel de cocina absorbente y espolvorea polvo de trompeta de la muerte hasta que queden bien cubiertas y rebozadas, deben simular una trufa fresca. Sirve al instante.
Croquetas de almejas con un toque picante
Chef: Joan Pluvinet del Restaurante Petra
Ingredientes:
- 10 almejas grandes
- Agua de las almejas
- Tomate
- Cebolla
- Guindilla
- 80 g de harina
- 50 g de mantequilla
- 500 ml de leche
- Sal y pimienta
- 2 huevos batidos
- Harina para rebozar
- Pan rallado
- Aceite para freír
Elaboración:
Abrimos las almejas en crudo y reservamos el agua. Separamos la carne de las almejas de la concha. La picamos fina con el cuchillo y reservamos la concha.
Ponemos una sartén al fuego y deshacemos la mantequilla a fuego lento. Una vez deshecha añadimos la harina y removemos hasta que se cueza. - A continuación, añadimos la leche caliente y el agua de las almejas, no dejamos de remover a fuego lento para evitar que se hagan grumos.
Cuando tome una textura espesa añadimos la carne de las almejas, un poco de sal y pimienta y lo dejamos enfriar.
Con una cuchara rellenamos las cáscaras y les damos forma redonda. Las rebozamos con harina, huevo batido y pan rallado.
Lo freímos con aceite abundante.
El toque picante se lo damos con una punta de tomate y cebolla sofritos con guindilla.
Croquetas tigresas (mejillones)
Del restaurante Telefèric
Ingredientes:
- 400 g de mejillones
- 8 g de jengibre
- 100 g de pimientos del piquillo en brunoise
- 1 cebolla grande
- 6 cl de Brandy
- 300 g de mantequilla
- 300 g de harina
- 1,6 l de leche
- 35 g de sal
- 40 cl de nata
- 3 g de pimienta negra
- 4-5 huevos (para el rebozado)
- 100 g de harina
- 700 g de panko
Elaboración:
Primero derretimos la mantequilla y rehogamos la cebolla.
Por otro lado rehogamos los mejillones con el pimiento y el jengibre. Añadimos el brandy flambeado y la leche y lo trituramos todo junto.
Cuando la cebolla esté pochada, añadir la harina y hacer el roux (hablamos de la mezcla de harina y grasa que se usa para ligar muchas de las salsas básicas).
Añadir la leche caliente y voltear la masa, rascando el fondo de la cazuela y evitando que se pegue.
Poner a punto de sal y pimienta.
Volcar la masa en un recipiente y cubrirla con papel film. La dejamos reposar y la ponemos un tiempo a la nevera para que baje la temperatura.
Y ya sólo queda amasar, bolear, empanar con el panko y por supuesto freír.
Creoqueta (Croqueta de chocolate a la taza y trufa)
Chef: Juanjo Roda, cocinero, profesor de hostelería y autor de libros gastronómicos.
Ingredientes:
- 100 g de chocolate a la piedra CREO
- 50 g de mantequilla
- 100 g de leche
- 3 g de trufa (tuber melanosporum)
- 1 huevo
- 150 g de galletas sin gluten
- 2 naranjas del tipo sucreña
- Aceite oliva para freír
- Sal
Elaboración:
Primero de todo, pondremos a fundir la leche, la mantequilla y el chocolate en un cazo a fuego directo.
Justo antes de que empiece a hervir, retirar del fuego para evitar que se corte. Si llegara a ocurrir, podemos volver a atar la crema con un poco más de leche para estabilizar la mezcla.
Verter en un recipiente para dejar enfriar, añadir la trufa rallada y reposar durante unas 4 horas bien filmado.
Con la ayuda de dos cucharas, los daremos forma ovalada en la farsa de chocolate creando así las croquetas.
Rallaremos las galletas sin gluten y batiremos el huevo con una pizca de sal.
Pasaremos las croquetas por huevo batido y por galleta un par de veces y freiremos en el aceite bien caliente, a unos 180 ºC.
Las serviremos en un plato caliente con unos gajos de naranja y una pizca de ralladura por encima.
Secretos para una croqueta crujiente
Se debe intentar mantener el aceite entre los 180-190 ºC: es decir, que esté caliente pero sin humear, y que sea abundante. Si se congelan las croquetas, lo mejor es que sólo se congele la masa sin rebozar. Si no, se corre el riesgo que queden aguadas o incluso que el rebozado se pase. Si en cambio le añadís el pan rallado o el panko justo antes de freír os saldrán crujientes y enteras. En este artículo encontraréis más trucos de cocinero para conseguir croquetas gourmet, como los ingredientes para croquetas perfectas.
Dónde comer las mejores croquetas
Estas son algunas de las deliciosas croquetas que más han alegrado mi humilde y azarosa existencia. Ni es un top 10 ni lo pretende: simplemente, diez lugares a los que volveré a croquetear en cuanto pueda.
Vivanda (Barcelona)
Croquetas de jamón, jamón tal como ellos mismos las llaman. Siderales, más crujientes no pueden ser y absolutamente melosas en su interior. Si además las degustas en su divina terraza no puedes ser más feliz. Las amo.
Carrer Major de Sarrià, 134, 08017 Barcelona
Manairó (Barcelona)
Alta croquetería de Jordi Herrera, con este rebozado de pasta kataifi absolutamente a lo Einstein. Muy crujientes y sabrosas, en este caso eran croquetas de liebre sobre un pisto de verduras de sabor intensísimo. Gran conjunto.
Carrer de la Diputació, 424, 08013 Barcelona
Restaurant Ca l’Esteve (Castellbisbal)
Una geometría prismática para una croqueta con un interior de tripa (callos) absolutamente irresistible. La croqueta elevada a otro nivel, sin duda la mejor de mi vida. Mejor que la de mi abuela, no digo más.
Carretera Martorell-Terrasa, Km 4,700, 08755 Castellbisbal
Gastro croquetería de Chema (Madrid)
Tienen desde croquetas de pizza o de sobrasada con chocolate hasta las tradicionales de jamón… y también croquetas dulces de postre. Un templo.
Calle Segovia 17, Madrid
Bodega Montferry (Barcelona)
Este nuevo-viejo sheriff de la ciudad condal tiene unas croquetas de temporada que van variando semanalmente. Pero las croquetas de 'rostit' (asado) son tan impresionantes que ya se han convertido en un fijo en la carta. Un clásico de croqueta por el que vale la pena volver.
Violant d'Hongria Reina d'Aragó 105, 08028 Barcelona
La Blanca de la Barceloneta (Barcelona)
Croquetas de cocido de textura muy untuosa, casi parecen una crema en su interior. A algunos incluso les parezcan demasiado blandas. En todo caso, te vas a casa con el sabor del cocido metido en el paladar.
Carrer Pontevedra, 25 Barcelona
Mont-Bar (Barcelona)
Una croqueta de jamón ibérico de sabor impecable e intenso. Un local que está de moda con fundamento.
Carrer de la Diputació, 220, 08011 Barcelona
Mesón La Jara (Mérida)
Me gustan las croquetas de jamón de la Jara. Porque son recias, son sabrosas y son grandes. Además a menudo las ponen como tapa de cortesía, que envidia.
Calle Santa Lucía 8, 06800 Mérida
Brasserie Flo (Barcelona)
Unas croquetas de cabracho potentísimas y con tropezones del espinoso animal. Al ser un restaurante de corte francés tradicional, volvemos a los orígenes y al clasicismo.
Carrer de les Jonqueres, 10, 08003 Barcelona
La Fundició (Girona)
Unas croquetas cúbicas de queso de Mahó. Sensacional textura y un sabor a queso muy conseguido. Además, la presentación en cucuruchos las hace especialmente divertidas.
Carrer de Maluquer i Salvador, 30, 17002 Girona
Cómo celebrar el Día Mundial de la Croqueta
El Día Mundial de la Croqueta es el momento perfecto para rendir homenaje a este icono gastronómico que combina sencillez, ingenio y sabor en un bocado. Para celebrarlo, puedes optar por un plan casero y atreverte a preparar tus propias croquetas, experimentando con ingredientes originales o perfeccionando la receta clásica de tu familia. No temas probar diferentes rebozados, como el panko o los copos de patata, y recuerda que un buen sofrito puede marcar la diferencia. Si prefieres dejarte sorprender, sal en busca de las mejores croquetas de tu ciudad: desde las tradicionales de jamón hasta las innovadoras de sabores inesperados, seguro encontrarás un lugar que haga justicia a esta joya culinaria. Y no olvides explorar las propuestas internacionales, como las kroketten neerlandesas o las kartoffelkroketten alemanas. El Día Mundial de la Croqueta no solo es una oportunidad para disfrutar de su irresistible crujiente y cremosidad, sino también para recordar cómo este plato se ha convertido en un auténtico lujo del paladar. ¡Que vivan las croquetas!