El chiringuito, esencia mediterránea
No importa si vamos en dirección norte o sur. En cada playa encontraremos un chiringuito. Las barracas que tenían los pescadores se han convertido, con el paso del tiempo, en auténticos santuarios de la gastronomía donde todo el mundo es bienvenido. Precisamente en estos comedores y merenderos populares es donde nacieron algunos de los platos más célebres del recetario gastronómico catalán.
Una cocina propia que abarca desde el pescado hasta el marisco, siempre a la brasa. El término se acuñó por primera vez en 1913 en Sitges, en el punto álgido de las fiestas modernistas que celebraban Santiago Rusiñol, Miguel Utrillo y otros artistas del momento en un bar que aún ahora encontramos a pie de playa. Solían pedir un “chiringo” (café en cubano). El propietario acabó poniéndole ese nombre a su local y la expresión se fue popularizando.
Con el boom del turismo en los años 50 y 60, las playas de la Costa Brava fueron ganando bañistas a diario, algunos célebres, como Ava Gardner, Truman Capote, Kirk Douglas, Elizabeth Taylor o Sofia Loren, que causaban sensación cuando se sentaban el el chiringuito más cercano. La cocina por excelencia de los chiringuitos es el pescado frito y que la forma más fácil de prepararlo al aire libre es a la brasa. Sin embargo, la cocina de estos espacios ha desarrollado unas especialidades propias de cada zona. A
sí, en Cataluña tenemos el arroz a la cazuela, los suquets y el mar i muntanya. En las Baleares, en cambio, hallamos las calderetes y los llamados bullits de peix. El pescaíto, los calamares y otras golosinas fritas son territorio andaluz. De este modo, los chiringuitos han llegado a ser una de las fuentes primordiales de muchos chefs de nuestro país, incluso de los más reconocidos e internacionales, como Dani García, del Calima (Marbella), o el propio Ferran Adrià. Precisamente elBulli era inicialmente un chiringuito en Cala Montjoi.