Fulano Mengano, el producto se viste de tapa
Estos días, y hasta el 31 de marzo, 25 restaurantes de Barcelona se han sumado a la iniciativa 'Menús de Tapas' de Barcelona y, a primera vista, uno de los establecimientos participantes nos llama la atención, en primer lugar, por su curioso nombre y, después, porque la propuesta que han ideado para la ocasión pinta más que bien, así que allá que nos vamos de cabeza: Fulano Mengano nos espera.
Ensaladilla rusa con ventresca de atún
La ensaladilla rusa ya sorprende por la presentación: ¡multitud de colores y sabores ante nosotros! La tapa no deja de ser una ensaladilla tradicional, pero a la que se ha elevado de nivel. A la patata, el atún, la zanahoria y la judía verde habituales se unen dos generosas porciones de una suave ventresca de atún que sabe a mar, un poco de huevo rallado, olivada, un rollito de pimiento del piquillo, huevas de sucedáneo de esturión y un par de alcaparrones que coronan la obra. En armonía, y como toque final, un poco de cebollino picado por encima y unas emulsiones de piquillo y perejil y un chorrito de aceite en su justa medida dan más color si cabe a este cuadro primaveral. Como nota a destacar: además de la mezcla uniforme que conforma la ensaladilla, nos encontramos con algunas patatas de mayor tamaño que consiguen sorprender al paladar. Gustosa, fresca, divertida y variada... ideal para empezar.
Bravas FM
Las patatas no tienen el corte a modo de pequeños tacos que acostumbramos a encontrarnos en otros restaurantes, sino que están tajadas a tiras, a mano, en un corte natural. La variedad que utilizan es la red pontiac cuya carne, de gran sabor, queda tierna por dentro y crujiente por fuera. Un poquito más de cebollino picado aporta la nota de color dispar en la tapa y las salsas, tanto el alioli como la brava de pimentón de la Vera y guindilla, son suaves, aptas para todos los gustos. Las bravas nunca decepcionan, y si son como estas, aún menos.
Tataki de bonito con ajos chalota
Es el plato que más controversia nos genera. El cebollino toma aquí también su pequeño espacio, y un punto de guindilla que no esperamos llega a sorprendernos, quizá demasiado. La pieza está cocinada al punto justo, vuelta y vuelta, para dar así el protagonismo absoluto a un bonito meloso que se deshace en la boca. Las notas discordantes vienen por la salsa de sésamo y el amargor que ha dejado la plancha en el pescado. Aun así, la calidad del producto es innegable y consigue sobreponerse a los aspectos que podrían mejorar el plato.
Bacalao con calçots y romesco
Le acompaña también media patata asada con un divertido corte que asemeja a una flor y, como no podía faltar aquí tampoco, un poquito de cebollino picado (en la imagen de apertura). Como ocurre con cualquier pescado que se enharina y se fríe, se corre el riesgo de que el aceite empape demasiado el producto, cosa que con este bacalao no ha sucedido. Además, está tan en su punto que, sin darnos cuenta, ya nos lo hemos acabado y miramos al plato con cara de “¡quiero más!”. Bravo.
Secreto ibérico con chimichurri y boniato
La rúcula es la única protagonista verde del plato. Al igual que nos pasó con la ensaladilla, en el puré de boniato encontramos algunos trozos sin triturar, lo que nos da perfecta idea de que la elaboración ha sido manual. El secreto está en su punto, y la carne se corta sin esfuerzo, casi como la mantequilla, y se disfruta en un paladar agradecido.
El chimichurri tiene un punto ácido, no resulta para nada picante, y el contraste con el dulzor del boniato, el sabor de la carne y el crujir de la rúcula hacen de esta tapa la mejor de la noche. Sin duda, se trata de un plato muy, muy recomendable, y el público de Fulano Mengano así lo aprecia, ya que es uno de los fijos de su carta. Sensacional.
Miel y requesón con frutos secos garrapiñados
Para terminar, nada mejor que endulzar la noche con un buen postre. Aquí nos proponen todo un clásico, miel y requesón, al que revisionan incluyendo algunas almendras garrapiñadas y granos de granada. A pesar de que pudiera parecer pesado, se trata de un postre fresco, con un requesón ligero y una miel suave, con un dulzor comedido, que consigue ser la guinda de un pastel cocinado a fuego lento, con maestría y buen hacer. Un acierto.
En definitiva, en Fulano Mengano saben jugar con los colores, las texturas y los contrastes pero, por encima de todo, saben tratar el producto para que, independientemente de modas o maneras de cocinar, su sabor prevalezca.
Precio del menú (que incluye dos bebidas): 24,80€.