La riqueza cultural en el plato y en la copa
No porque vivamos una época de crisis nuestros restaurantes han dejado de ser una de las mejores y más competitivas oportunidades de presumir de oferta gastronómica cuando es necesario. Teníamos un compromiso importante. Nos venía a visitar un cliente surcoreano culto e influyente con quien queríamos quedar bien. Habíamos preparado a conciencia la presentación de nuestro trabajo de investigación; después lo acompañaríamos a visitar el monasterio de Sant Benet de Bages. Al día siguiente pasearíamos por Barcelona y lo llevaríamos a hacer tapas a la Bodega Sepúlveda (¡felicidades por el 60 aniversario, familia Solà!), pero aquella noche habíamos reservado mesa en el Celler de Can Roca. El éxito estaba garantizado. Paseamos por Girona para hacer un poco de tiempo; las casas del Onyar, el barrio judío, la catedral… Antes de empezar a cenar, nos enseñaron la cocina y la bodega del Celler. Comenté a Josep Roca que el invitado desconocía nuestra riqueza enológica y… el primer vino que nos sirvió fue el cava cava Turó d’en Mota 2002 de Recaredo. Sensacional, emocionante, inenarrable… Triunfamos. No nosotros: todos, lo hicimos; nuestro conocimiento, nuestro trabajo, nuestra cultura, nuestro patrimonio, nuestra creatividad gastronómica, nuestros paisajes vinícolas y bodegas… La imprescindible Guía de vinos de Cataluña 2013 que se acaba de presentar destaca el Recaredo Turó d’en Mota Brut Nature 2002 como el mejor vino de entre los 1.724 probados a ciegas.