10 ideas fáciles y sabrosas a partir de una lata de tomate
Siguiendo el camino iniciado con el post de la tortilla, hoy dedicamos nuestra atención a otro fondo de armario que todo el mundo debería tener siempre, siempre, siempre en casa. Porque si dispones de una lata de tomate al natural, se abre un mundo de opciones por delante. Aquí te las dejamos, para que decidas qué cenas hoy.
Recomendamos que compres latas de tomate entero de la mejor calidad. Si luego quieres trocearlo o triturarlo, esto no supone casi trabajo, y así puedes decidir en el último momento cual va a ser su destino. Una curiosidad antes de las recetas: el inventor del tomate troceado de lata fue nada más y nada menos que el chef Auguste Escoffier, el gran sistematizador de la cocina moderna, quien se hacía traer latas de tomate para su cocina del Hotel Savoy de Londres a principios del siglo XX.
1. Crema de tomate. La sopa de tomate no es tan popular en España como en otros países, y es una pena, porque en invierno resulta verdaderamente reconfortante. La crema de tomate llena, es baja en calorías, y cuesta cuatro duros. Difícil dar más por menos. Calienta el contenido de una lata de tomate, cortado sin mucho miramiento, con un volumen igual de caldo. Cuando hierva, baja el fuego y añádele un brick pequeño de nata para cocinar. Tritúralo todo y acaba el plato con unas hojas de albahaca, dados de pan frito, queso rallado, ¡o todo junto!
2. Pseudobullabesa. Siguiendo con la misma idea de combinar caldo y tomate, vamos a hacer trampas para preparar un plato al que, ni con la mejor voluntad, se la puede llamar “bullabesa”, pero que podemos bautizar con el nombre “pseudobullabesa-muy-rica-que-se-prepara-en-un-plis-plas”. Sofreímos cebolla, ajo, y si los tenemos muertos de risa en el cajón de las verduras, quizás algo de apio y puerro y una hoja o dos de laurel. Cuando la cosa esté ya avanzada, con la cebolla a punto de coger color, añadimos caldo de pescado, azafrán, y una lata de tomate. Lo dejamos cocer un ratito. Añadimos pescado, algunas gambas o langostinos y unos cuantos mejillones bien limpios, y en un par de minutos más sólo queda retirar el laurel y servir con un poco de perejil por encima.
3. Cámbiala con hierbas y especies. Desecha (o bébete) el líquido de los tomates. Trocéalos y cuécelos a fuego suave con algo de aceite. A partir de aquí, tienes un millón de posibilidades: con aceitunas negras y alcaparras, con albahaca y tomates secos cortados a trozos, con un poco de canela y nuez moscada para imitar la que se utiliza en la musaca...
4. Salsa mejicana. Lo que los norteamericanos –y, por extensión, los españoles– conocen como salsa mexicana es conocido más frecuentemente en su país natal como Pico de Gallo. A medio camino entre la salsa y la ensalada, consiste en tomates picados gruesos (escúrrelos bien), cebolla, cilantro, chiles picantes y, en algunas variedades, zumo de lima, gambas, aguacate o vinagre. Utilízala para picotear o como relleno o acompañamiento de fajitas o bocadillos.
5. Tomates a la provenzal. Escurre los tomates y pártelos por la mitad. Situalos en una bandeja de horno ligeramente engrasada. Cubre cada mitad con una picada de pan, ajo, perejil, finas hierbas, una pizca de azúcar y, si quieres algo de queso. Al horno un buen rato, hasta que queden algo secos y gratinados.
6. Mermelada. El tomate también es delicioso como base de pasteles y postres. Abre los de la lata por la mitad y quítales las semillas (o cómpralo, esta vez sí, troceado). Confítalo muy lentamente con azúcar. ¿Cuánto? Pues entre la mitad y tres cuartas partes del volumen de tomate. No lo remuevas mucho, y ten paciencia. Puedes aromatizarlo con algo de limón, canela, vainilla o clavos de olor. Si vas a utilizarlo inmediatamente, no necesitas ponerlo en botes de cristal esterilizados, y bastará con que guardes los túpers en la nevera o el congelador. Utilízalo para decorar un pastel de queso, por ejemplo.
7. Como relleno. ¿Canelones de tomate? ¿Por qué no? Una salsa de tomate rústica y espesa también puede funcionar como relleno para unos calabacines al horno. Espesa el relleno con pan rallado o mézclalo con carne picada o proteína de soja.
8. Ketchup. Los mismos mimbres: tomate –esta vez, triturado del todo– al que se le añade vinagre, azúcar, sal y especias (por ejemplo, clavo, albahaca, ajo, pimientos picantes...). Dadle un extra de gusto si tenéis un par de cucharadas de concentrado de tomate a mano.
9. Quiche. El tomate troceado muy bien escurrido –o, incluso, levemente sofrito– puede ser una buena base para cualquier quiche. El resto del relleno se soluciona con tres huevos, un vaso de leche y medio sobre de queso rallado. No olvides añadir sal y pimienta a la masa.
10. Gazpacho / Salmorejo. Las dos recetas más básicas del verano andaluz también puede prepararse con tomates de lata, lo que acelerará su tiempo de elaboración.