6 'delicatessen' que no te atreverías a comer.. ¿o sí?
Lo que para algunos es incomestible, para otros es una delicia. Lo advierto, de entrada, porque este post no es apto para estómagos delicados. Recopilar los seis platos más raros que he encontrado por ahí me ha supuesto tragarme algunos vídeos tan desagradables como ilustrativos (algunos aparecen más abajo) y también una reflexión.
En lo relativo a aquello que comemos, ¿qué es normal? ¿Es normal comer vísceras? A mí me encanta la casquería pero conozco a muchas personas que rechazarían, sin ir más lejos, un plato de callos. ¿Es normal que al sur del Canal de la Mancha nos pirre el conejo al ajillo? Un anglosajón no ve mucha diferencia entre comer conejo o comer perro, ambos son animales domésticos. Y, vamos, ¿comer caracoles es normal? Lo es en Lleida, desde luego.
Este post se puede leer como una lista de rarezas, como un divertimento masoquista, o bien se puede tomar como una invitación a descubrir nuestra tolerancia gastronómica. ¿Te comerías uno de éstos?
1. Pene de buey: Sin segundas lecturas, ¿te comerías un pene de buey? De entrada, no parece el manjar más apetecible, pero aparece en primer lugar en la lista porque es, probablemente, lo más cercano a nuestra casquería habitual. El órgano viril de los bueyes es un plato bastante común en zonas de Asia y en Jamaica y, además, en algunas regiones de China se considera un afrodisíaco muy potente, ¿el más obvio del mundo? Pero éstas no son las únicas culturas que comen falos bovinos. Parece ser que el estofado de pene de buey aparece en el recetario hebreo. Si te interesa una receta de sopa al estilo de Chongqing, ideal para San Valentín, la encontrarás aquí.
¿Yo lo comería? Éste es un plato que yo comería. Al fin y al cabo, a lo largo de mi vida me he zampado varias raciones de criadillas.
2. Boodog: Los mongoles tienen un método curioso de cocinar cabras. Las despellejan, las evisceran, vuelven a dar la vuelta a la piel, rellenan la “bolsa” resultante con las vísceras y piedras al rojo vivo y atan el pellejo. En esta suerte de cocotte avant la lettre, dejan que la carne del animal que ha quedado pegada a la piel se cocine lentamente mientras con una llama viva depilan a la bestia. Si tienes por ahí una cabra y unas piedras candentes, sólo necesitas esta receta. Presta atención al final: si se genera demasiada presión dentro de la cabra, deberás hacer unos agujeritos para evitar una explosión.
¿Yo lo comería? Éste es un plato que yo comería, sin duda. Además, siempre he querido viajar a Mongolia.
3. Kiviak: Los inuit también emplean una especie de cocotte natural, pero ellos son más de fermentar. El Kiviak es un plato groenlandés que se sirve tradicionalmente en Navidad y que tiene su origen en la dificultad de proveerse de carne durante los meses más fríos del año. Durante el verano, los inuit cazan unas focas y las vacían, dejando solamente una gruesa capa de grasa en su interior. Luego rellenan cada pellejo con unos quinientos pajaritos marinos llamados Auk (tal cuál, sin desplumarlos ni eviscerarlos), cosen el saco y lo entierran durante siete meses bajo tierra. El frío, el tiempo y la grasa de la foca hacen que los pájaros fermenten. Y ya. En Navidad, y durante todo el invierno, los Auk son consumidos crudos, proveyendo así de proteína a los inuit.
¿Yo lo comería? Cuando lo leí, me pareció comestible, pero después de ver el vídeo creo que no podría comer Kiviak.
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4. Balut: En algunas zonas de Vietnam, Filipinas, China y Camboya se comen un huevo cocido de pato con su embrión de 17 a 21 días dentro. En esos países el Balut se considera un plato de alta cocina. Lo comen con un poco de sal, chile o vinagre y marida con cerveza. Si te parece una salvajada debes saber que el Balut ya ha llegado a Nueva York, como verás en el vídeo. ¿Relevará al cronut en lo que se refiere a importaciones hechas desde la Gran Manzana?
¿Yo lo comería? A pesar del vídeo, que lo hace más agradable de lo que parece en algunas fotos que he visto por ahí, creo que no podría comer Balut. Esas cosas parecidas a plumas en desarrollo me dan mucho asquito.
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5. Sannakji: Una rama de la cocina coreana es la cocina hoe, cocina cruda. Pues bien, el sannakji se enmarca dentro de la cocina cruda y no es más que tentáculos de pulpo o calamar crudos condimentados con sésamo y aceite de sésamo. Hasta aquí, bien, per el caso es que la amputación del octópodo es tan reciente que los tentáculos aún se mueven y las ventosas conservan su poder adherente. Una de las gracias, no sé si será una leyenda, es que los tentáculos pueden pegarse a tu garganta y ahogarte hasta la muerte en una especie de vendetta pulpeira.
¿Yo lo comería?: Si no fuera por el riesgo de muerte por asfixia, sí.
6. Coctel de pulgar agrio: La ciudad de Dawson, en el noroeste de Canadá, cerca de la frontera con Alaska, es célebre por albergar el Sourtoe Cocktail Club que, a su vez, es célebre por servir un cóctel en el que el ingrediente principal es un pulgar humano curado (momificado) en sal. Sí, como lo lees. La tradición dicta que “te lo puedes beber rápido o lento, pero el pulgar tiene que tocar tus labios” y que no debe tragarse, los pulgares son escasos, bajo pena de multa de 500 $. Hasta la fecha, ocho han sido los pulgares desaparecidos, siendo el primero el de Louie Liken, trampero, minero y contrabandista de ron durante la ley seca.
En fin, cosas del contrabando, en una de sus escaramuzas, Louie se mojó los pies y con el frío se le congeló un pulgar que, cangrenándose, tuvo que ser amputado. Louie conservó el pulgar en alcohol y, años más tarde, este fue encontrado casualmente por el capitán Dick Stevenson, al que se le ocurrió la idea del cóctel de pulgar agrio. ¿No te lo crees? Si la historia no estuviera documentada por turismo de Canadá, yo tampoco me lo creería, mira el vídeo.
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¿Yo lo bebería?: Miren, me lo bebo todo pero, esto, no.