Comer con la vista
Su localización les ha dado un carácter único, un atractivo difícil de superar. Son los restaurantes situados en lugares especiales, justo en el sitio idóneo para ofrecer, además de una buena comida, una visión privilegiada del entorno. Representan un festín para los sentidos: máximo placer para la vista y el gusto en un mismo local. En Barcelona encontramos tres restaurantes que ofrecen panorámicas impresionantes desde diferentes puntos de la ciudad: la Torre d’Alta Mar desde la Barceloneta, el Visual desde la Torre Catalunya y el Xalet de Montjuïc desde la avenida Miramar. A ninguno le hace falta más decoración. Gracias a sus grandes ventanales, edificios emblemáticos como la Sagrada Familia o la Torre Agbar, la montaña de Collserola o el mar Mediterráneo parecen formar parte de estos locales. Hay que olvidarse del vértigo porque ver la ciudad a vista de pájaro es toda una experiencia. Barcelona desde el aire Desde la Torre d’Alta Mar, a 75 metros de altitud, el restaurante ofrece una vista de 360º sobre la ciudad y el mar. En 2002 el Grup Costa inauguró este local, situado en lo alto de la Torre de Sant Sebastià, que fue diseñada en 1926 por el arquitecto Carles Buïgas para conectar por teleférico el puerto y la montaña de Montjuïc. Al ser un edificio que pertenece al patrimonio arquitectónico de la ciudad, no se podía modificar su estructura metálica ni añadir elementos externos. Por eso, una de las obras más originales fue el ascensor de cristal para acceder a su moderno comedor. Justo en el otro extremo del teleférico encontramos el Xalet de Montjuïc. Sin duda la terraza es su mayor atractivo en las noches de verano. Está gestionado por el Grup Travi junto con Toni Cruz y Josep M. Mainat de Gestmusic, que han aplicado técnicas del mundo del espectáculo al local, creando un comedor giratorio para que todos los clientes puedan disfrutar de la ventana. El restaurante Visual, en la cima del hotel Torre Catalunya, lo dice todo con su nombre. Al convertir este edificio de oficinas en hotel, se tuvo claro que había que compartir la belleza de sus vistas. Además de la panorámica de la ciudad, el comedor disfruta de casi un primer plano del Palau Nacional de Montjuïc. Su carta también quiere sorprender. “Damos la vuelta a los platos tradicionales”, asegura el chef, Alexandre Muedra. Con vistas al Mediterráneo En Tarragona, a pie de playa, está el Tòful de Mar. Lo que había sido un chiringuito histórico de la ciudad, se convirtió hace varios años en un restaurante con comedor interior y unas terrazas que permiten disfrutar de una comida con vistas al mar. En lo alto del Coll de L'iIlla (entre Montblanc y Valls), Les Espelmes nació como un restaurante de paso junto a la carretera; hoy los clientes se desplazan hasta allí para disfrutar de su cocina catalana con toques de creatividad y de una vista panorámica del campo de Tarragona e incluso del mar. A 10 minutos de Palma de Mallorca, se encuentra el mirador de Na Burguesa. Allí se alza el restaurante del mismo nombre. Hace más de 50 años que existe, pero la propietaria actual, Sílvia Pons, asegura que cuando se hicieron cargo de él, lo reformaron “pasando de un estilo rústico a uno moderno”. Turistas y lugareños se acercan a ver las vistas de la ciudad y toda su bahía. Sin embargo, el privilegio de tener las mejores vistas de la salida del sol lo tiene el Restaurante Cap de Creus, en Cadaqués. Al estar situado en el punto más oriental de Cataluña, presume de ser el primer lugar donde despunta el astro rey al empezar un nuevo día. Texto de Guiomar Pau