Gastronomía gourmet en los mejores chiringuitos del Maresme
El mar, el sol, las olas y ese pescadito frito, y esa paellita, y esa cervecita fresca, y esa copa de helado... ¿Por qué será que el verano no es lo mismo si no lo acompañamos de nuestras escapadas a los chiringuitos? Pero no vale cualquiera. Porque si os gusta comer bien, hay que saber elegir adónde ir.
Aquí tenéis una pequeña selección de los mejores del Maresme, una comarca marinera muy cerquita de Barcelona. ¡Y a disfrutar del verano!
L’Estupendu
Nuestro recorrido comienza en Formentera. Sí, lo has leído bien. Porque L’Estupendu te teletransporta hasta esta cálida y mágica isla. Con sus tonos blancos y azules, sus increíbles vistas al mar y la calma que se respira en su terracita, uno se olvida de que está en la playa de Badalona. Situado en unos antiguos baños recuperados, se encuentra a tan sólo 11 km de Barcelona.
Hace sólo unos meses que abrió pero ya hay que reservar con dos semanas de antelación. ¿Su secreto? El producto de calidad y su maestro paellero. David Turón nació en el Delta del Ebro y lleva el don de cocinar el buen arroz en la sangre. Con los ingredientes frescos y de temporada, idea arroces tan espectaculares como el caldoso de pulpo con galeras o el que su abuela bautizó como Arròs de la Reina, con verduras y bacalao.
Arroz negro con pulpo, navajas y cangrejo; Arròs del Fadrí, con el marisco sin cáscara; o una idea genial, la fideuá negra de marisco y crustáceos, son algunas de sus especialidades.
Pero no todo son arroces y fideos. En L’Estupendu tienen pescado y marisco fresco a diario: ostras del Delta, navajas y almejas hechas al horno de brasa, pulpo a la brasa con parmentier de patata o una fresquísima y sabrosa ensalada hecha con tres tomates de distinta clase.
Y para acabar, nada mejor que un original helado de chicle de fresa o unas trufas de chocolate con aceite y sal. El chill out y su patio cubierto invitan a tomar una última copa con vistas al mar.
La Rotonda de Masnou
A pie de arena, en una de estas playas tranquilas y familiares del Masnou, se ubica La Rotonda de Masnou. Conocido por sus aclamadas hamburguesas y por sus actuaciones en vivo, se trata del clásico chiringuito con un plus de confortabilidad que le dan sus silloncitos blancos y su espacio chill out con sofás.
Aquí hay que pedir su hamburguesa classic, de 90 gramos de carne de ternera 100%, con queso, lechuga, tomate y cebolla. Para los que se atrevan, existe la versión doble: la boss, de 180 gramos pero de la misma calidad. Existe también una versión con foie y otra elaborada con hamburguesa 100% de pollo.
Triunfan también sus sandwiches y los wrap, elaborados con ingredientes de calidad. En su carta se distinguen los productos conflictivos para algunas dietas: gluten, huevos o sulfitos, entre una larguísima lista. Todo un detalle que se aprecia. Para los que prefieren picar algo, destacan su cebiche con totopos de maíz y su carpaccio de bresaola de ternera.
Los zumos naturales de piña, sandía, melón o melocotón, según se inspire el barman y el producto que tenga a mano, son toda una delicia. El frappé y los mojitos son de los más codiciado en las tardes y noches de verano, mientras uno disfruta de las actuaciones de música y de magia programadas en este acogedor rincón del Maresme.
Sotavent
Tiene pescado fresco del día, cocina elaborada e incluso una pecera con langostas y bogavantes. ¿Es un chiringuito? Pues sí, porque está en la arena; pero por lo demás, se trata de un restaurante marinero con mayúsculas. El Sotavent está situado en Caldetes, o lo que es lo mismo, en la playa de Caldes d’Estrac, una encantadora villa de veraneo del Maresme.
Está abierto todo el año y aquí sirven tanto desayunos, como aperitivos, comidas, cenas y copas, y en verano, con música en vivo. Las vistas al mar y al Montnegre hacen que la desconexión en el Sotavent sea absoluta.
Miquel Copons abrió en 2014 este local, centrado en la “cocina de mercado, de proximidad y calidad”, según nos cuenta él mismo. Su especialidad son los arroces y ellos mismos se encargan de elaborar el fumet, ese preciado eslabón que distingue el buen arroz del resto.
Aquí elaboran una paella marinera pero también arroces de bacalao y bogavante. El pescado, llegado de la lonja de Arenys de Mar, lo cocinan al horno con patatas panadera: rodaballo, gallineta, gallos de San Pedro... todo el pescado que el cliente quiera si lo encarga con anticipación.
Los mejillones a la plancha con un chorrito de aceite y un poco de pimienta tienen sus propios fans. Pero también se puede picar un jamón ibérico de Guijuelo o unos ahumados de Carpier. Terminamos con unos postres caseros entre los que destaca su versión de la coca de Llavaneres.
Emporium
En Montgat existe un lugar donde uno pierde la noción del tiempo. Se llama Emporium, es un chiringuito y está ubicado entre los antiguos baños de la localidad. En una playa tranquila y con unas maravillosas vistas al mar, en este local lo que alucina es el frescor que le invade a uno cuando se cobija bajo su espectacular cubierta de madera. Dicen sus propietarios que entre la arena y el restaurante hay 12 grados de temperatura de diferencia, y nos lo creemos.
Aquí uno puede elegir entre una extensa carta, que abarca desde propuestas de picoteo, hasta carnes, pescados, ensaladas y copas. Pero lo que realmente vale un viaje son sus arroces y las sardinas. Sí, ese manjar “de pobre” que cuando es fresco se convierte en un banquete de rey. Aquí un pescador que vive unas casas más arriba del chiringuito les proporciona a diario las sardinas recién pescadas. Todo un lujo que la clientela habitual sabe apreciar.
La paella de marisco con arroz bomba y la fideuá con gamba langostinera, chipirones, berberechos y allioli, se cuentan entre sus especialidades. Y las bravas de Emporium tienen su punto diferencial, están hechas con una salsa con su toque personal, con pimentón de la vera y patata rústica. El pescado del día y el producto de calidad son las señas de este local, con un espacio chill out que al atardecer se convierte en un paraíso.