Girona y su gastronomía enamoran
Girona10 se ha consolidado en tan solo un par de años como un formato promocional de gran éxito para la ciudad. Desde los ojos del visitante enamorado (yo me reconozco enamorado hasta las trancas de Girona) la apuesta de poner a disposición del personal 1.500 plazas hoteleras a 10 €/noche y miles de menús al mismo precio en sus restaurantes es un epic win en toda regla. Además la oferta se complementa con transporte público gratuito para los afortunados poseedores de la pulserita azul facilitada por los hoteles, amén de múltiples actividades y acceso libre a la gran mayoría de museos con los que cuenta la ciudad. El cóctel final es embriagador: una ciudad de dimensiones moderadas que puedes recorrer completita gastando suela. Toda ella puesta a tu disposición por sólo 10 €. Facta non verba, decían los romanos. Mal asunto para un blog, donde lo que abundan son las palabras. Sin embargo sospecho que si os dibujo un resumen de mi jornada os voy a convencer: Girona enamora. La reina de mi corazón y servidor vivimos un festival lúdico-gastronómico de agárrate los machos y sujétate las lorzas. De entrada nos dimos un baño de lujo con pincelada de restaurante joven y moderno: el Restaurante Quimera situado en el piso inferior del hotel del Meliá Golf Vichy Catalan (Caldes de Malavella). A la hora de la verdad, más que baño de lujo, los hijos del extrarradio barcelonés nos damos barniz y va que chuta: el ambiente es finísimo y elegante. Nosotros no tanto, pero sabemos estar. Además y siempre, lo que cuenta de verdad es el plato, y en ese sentido el menú resultó muy bueno: crema de alcachofa con trompetas de la muerte y parmesano (muy suave, servida en la mesa y quizá demasiado templadita de temperatura. Se enfriaba antes de terminar el plato). Un cordero absolutamente tierno acompañado de chips de boniato, camagrocs y un puré de castañas. Muy buen plato excelentemente realizado. Y para terminar, una deslumbrante, colorista y sabrosísima sopa de mango y fruta de la pasión. El mejor plato del menú con diferencia, y lo dice un entregado al reverso salado de la fuerza. Dulce, ácida, refrescante, con unas galletas ralladas por encima que le dan una textura sorprendente. De lágrima. Como veis, empezamos fuerte la jornada. Tras hacer el check-in en el hotel que nos correspondió por sorteo (en nuestro caso el Ibis, uno de esos hoteles limpios, aseados, pulcros, nuevos y con aire de hotel para viajante exigente. Ni una sola pega le pongo: justo lo que se espera de él) nos quitamos los zapatos finos y nos calzamos la bamba proletaria. Recorrer Girona es un gustazo, pero sinceramente es lo más parecido a pasear por un plano inclinado que conozco. El barrio judío (Call de Girona) está tan bien conservado que es como andar por una postal 3D. Recomiendo acercarse al Museo de Historia de la ciudad donde hasta final de Abril se expone ‘Parva Gerunda’, un paseo por la pequeña Girona romana en el que entre otros espacios podremos encontrar la reconstrucción de una taberna romana. A los pies del casco antiguo y en plena zona centro podemos encontrar algunos establecimientos que quitan el hipo y desarman al gourmet mejor acorazado: Colmado Moriscot (Ciutadans, 4). Un museo del jamancio mundial, nosotros nos hicimos con un cargamento de greixons para dieta (chicharrones). Bueno, no son para dieta, pero lo pongo por si me lee Jordi, mi nutricionista. Algunos mostradores como la heladería Candela (Argenteria, 8) también han sabido mantener ese toque modernista y clasicón. Es un festival para la vista y el paladar. Afortunadamente los helados ya no son solo producto estival, aunque no pudimos gozar también de los helados de los hermanos Roca, ya que su heladería Rocambolesc estaba de vacaciones. Lástima. Tras el paseo y antes de sufrir un mini síndrome de Sthendal nos refugiamos del frío invernal en el Restaurante +Cub. El objetivo era degustar alguna de sus tapas. De corte moderno pero basadas en un fuerte componente tradicional. Para abrir fuego, un magret de pato trabajado a modo de carpaccio con parmesano y aceite de La Vinyeta. Unas croquetas de escalivada y otra ración de croquetas de calabaza. Muy ricas y crujientes las dos y especialmente sabrosa la de escalivada. En mi opinión le sobra la reducción. ¡Están buenísimas por si solas! Ésta es una opinión personal por supuesto, pero se ha abusado mucho de las reducciones en los últimos años. También a destacar la hamburguesa con espinacas y piñones que formaba parte de su menú especial Girona10. Gordecha y jugosa, buen plato. Aunque yo (heh!) hubiese utilizado otra salsa … :P Sobre todo brilla cual astro celestial un maravilloso bull negre con pipas acostadito sobre unos pétalos de tomate y pan tostado. Esta tapa sola ya merece la visita al local, ella solita. ¡Es-pec-ta-cu-lar! La gran sorpresa de la jornada nos la llevamos cuando nos encontramos el icónico Mercat de Lleó abierto… a las diez de la noche. Con los paradistas despachando productos frescos que eran cocinados allí mismo. Mesas y sillas para los comensales repartidas por los pasillos y un grupo de música tocando en directo sobre un andamio que se movía al ritmo de su danza entusiasta. Para los amantes del gintónic (¡cómo no!) posibilidad de tomártelos por cinco euros de la mano del elaborador NUT. Mientras tocaba el grupo, todo era una macedonia de comedores de pincho y fideuá, degustadores recuits con nueces y estilosos del gintónic con granada. Un diez, gol por la escuadra, lo mejor de la jornada.Para terminar la escapada, tras la noche reparadora nos despertamos salivando tras unos sueños gástricos dedicados a nuestro desayuno favorito. Nos dirigimos primero a la Cafetería Royal (Plaça Independència) donde preparan un café vienés (café con leche y nata) que agita la neurona y te la deja lista para el gran estallido final. Este último paso es imprescindible bajo pena de excomunión gastronómica. Dirigirse a la pastelería Can Castelló (Calle Santa Clara) para desayunar mi dulce preferido del multiuniverso: el xuxo. Delicia sideral rebozada en azúcar, rellena de crema pastelera y frita hasta el orgasmo. Hola, me llamo Òscar y soy adicto al xuxo. Texto y fotos de Òscar Gómez, blogger en decuina.net