A Homer Simpson no le importa, pero a ti quizá sí
¿Sabías que, bebida con moderación por personas adultas y sanas, la cerveza puede ser beneficiosa para la salud? Y esto no es un ni un mito urbano ni una afirmación sin fundamento defendida a ultranza por el carismático Homer Simpson. Ésta es una de las muchas conclusiones que recoge el estudio La cerveza en la dieta de los españoles, dirigido por el doctor y catedrático Lluís Serra. Precisamente para conocer un poco más sobre los beneficios que puede aportar el consumo moderado de cerveza a nuestro organismo, este martes 30 de octubre Madrid acoge el IV Simposio Internacional de la Cerveza. A lo largo de una jornada, catedráticos, doctores y profesionales del mundo de la salud tendrán la oportunidad de debatir y compartir sus opiniones y estudios sobre la compatibilidad de la Cerveza con mantener una vida activa. Sin ir más lejos, una de las ponencias es, precisamente, El rol del consumo moderado de la cerveza en la hidratación tras la práctica deportiva. La cerveza es una bebida milenaria originaria de la cultura mediterránea, vinculada desde la antigüedad a fines terapéuticos. ¿Por qué? Porque contiene pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B, así como ácido fólico y sus derivados, todos ellos componentes saludables para la dieta humana. Por este motivo, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable el consumo opcional y moderado de cerveza en personas adultas y sanas. Las primeras referencias históricas, que datan de hace 6.000 años, demuestran que la cerveza era consumida para evitar enfermedades infecciosas que se adquirían al beber agua no higienizada, según el Centro de Información Cerveza y Salud. Siglos más tarde, los egipcios la convirtieron en bebida nacional y la extendieron por todos los países vecinos y la cuenca del mediterráneo. El primer historiador, el griego Herodoto, destacó las propiedades medicinales de esta bebida al asegurar que era muy apropiada para los dolores estomacales y para la picadura de escorpión. Además, las mujeres egipcias utilizaban la espuma de la cerveza para conservar el frescor natural de la piel. Y es que no todas podían seguir los pasos de Cleopatra, que se baña con leche de burra mezclada con miel... Más tarde, en la Edad Media se consideraba adecuada para combatir las lombrices intestinales y las inflamaciones. Hasta el siglo XII, con la aparición de los gremios cerveceros, la cerveza era un complemento alimenticio para peregrinos y enfermos. Si bien en nuestros días el consumo de cerveza responde, en general, a unas motivaciones más epicúreas –el inconmensurable placer de un sorbo de cerveza bien fresca tras una larga jornada laboral–, lúdicas o sociales, nunca está de más recordar que además de fuente de placer la cerveza también puede serlo de salud. ¿La clave? La moderación.