¡Hoy nos comemos la pantalla con los ojos! ¡Foodstyling a un click!
No soy estilista ni fotógrafa, y mucho menos directora de arte, y es por eso que hoy tengo más de un motivo para continuar escribiendo este artículo.
Hace dos años empecé a publicar mi primera fotografía de mis Breakfasts a la HomeSweetHome, y desde ese momento medio mundo se despierta cada mañana observando que mi cuenta no se ha detenido ni un solo momento.
Y es esta la manera más bonita de hacer lo que hago. Ser capaz de compartir y transmitir mi pasión y mi inexperiencia, y al mismo instante ver como cada vez somos más los que disfrutamos, salivamos y queremos cada bocado de estos desórdenes tan ordenados que nos caracterizan cada mañana a los amantes del Foodstyling.
Hoy hablaremos de la comida más importante del día, y como tampoco soy nutricionista, me atreveré a explicaros cómo hacer la fotografía más dulce y elegante del momento. El amor por la mesa bien puesta, por la buena cocina y por el ambiente que se construye a su alrededor.
Lo que no sabéis es que en mi cocina, cada mañana, tengo una madera que se levanta como un escritorio y allí empiezo a romper las reglas, sin dejar de lado mi personalidad, y que a la hora de preparar un menú las opciones más tradicionales siempre son un valor seguro.
Me gustaría hablar de provocación, de autenticidad, de contrastes radicales, de coreografía, de creatividad y sobre todo de imaginación. También de seducción, de la expresión, de pupilas excitadas, del cerebro despierto y de la euforia que siento cuando veo que he sido capaz de cocinar 1.800 fotografías diferentes en menos de dos años. Os animáis?
¡Manos a la obra!
¿Qué cámara utilizo? Ninguna. Siempre utilizo Iphone 5 o Iphone 6. Creo que es la manera más rápida y eficiente para todos aquellos que vamos todo el día arriba y abajo. Importantísimo tener el objetivo de la cámara del móvil siempre bien limpio, os parecerá una tontería pero muchas veces lo tenemos sucio de nuestras propias huellas.
¿Luces? Las naturales. Las que nos proporciona la mañana y el mediodía. Dejémonos de luces y de bombillas que estropean la imagen que nos acabamos de trabajar. Siempre hago las fotografías en el exterior y como tampoco tengo muchas tablas, las hago sobre trozos de madera, maderas antiguas, viejas y limpias. Jugad con colores y texturas, de hierro, de cerámica ... ¡y si son neutros mejor!
Materiales: pañuelos, periódicos, revistas, trapos, fulares, cartulinas, cajones ... ¡aquí todo vale!
¿Filtros? ¡Ninguno! Me dan pánico, sólo un poco de luz y nitidez. Estas son las únicas funciones que suelo usar. La comida debe tener su propio color. Debemos conseguir sensación de acercamiento, que el espectador tenga ganas de echarse al plato.
Los platos y los juegos de café siempre son de casa de la abuela, o aquellos que un día guardamos en el armario de los trastos porque ya habían pasado de moda.
Para decorar: flores o plantas secas, o de mentira que parezcan algo de verdad. Así también conseguimos hacer el ambiente un poco más cercano, hermoso, agradable y atractivo.
¿Y la comida? -que será la gran protagonista-. Lo que os apetezca. Yo apuesto por la bollería recién salida del horno, por el gran aroma del café, por el sabor natural, por el pan crujiente, por las buenas texturas, por la fruta de temporada, por los zumos naturales, aprovechando los restos que tenemos en el frigorífico de casa, el olor a vainilla, de chocolate.
Por todos aquellos productos tan golosos que nos apetecen a primera hora de la mañana. Y siempre disponer el producto de tal manera que tenga sentido, que sea armónico, casi místico, y que esa imagen pueda hablar por sí sola.
Ningún secreto, concentración, paciencia, amor y hambre, ¡mucha hambre! Entonces, ¿desayunamos?