10 ideas originales y sabrosas para tunear una tortilla
Una división separa a los gourmets en dos bandos: nos referimos al eterno debate de la tortilla de patatas con o sin cebolla. En pro de la reconciliación gastronómica (y, bueno, para darte algunas ideas sencillas, baratas y deliciosas) queremos listar hoy diez propuestas de relleno para una tortilla, porque nos parece un poco injusto que este plato tenga un prestigio poco reconocido en la alta gastronomía, como si lo sencillo de su preparación les restara exquisitez.
Además, su versatilidad las convierte en uno de esos pocos platos que se pueden comer tanto en el desayuno como en la cena, o ser un primero, un segundo, o incluso un postre. Si tienes algunos huevos en la nevera, hoy ya tienes la cena hecha (aunque te damos alguna receta que ni siquiera eso requiere).
1. A la japonesa (1). El tamagoyaki o huevo asado es la clásica tortilla japonesa enrollada que encontramos en las bandejas de bento. Los japoneses la comen fría o caliente, y más o menos dulce. Lleva, además de huevo, un poquito de salsa de soja, caldo de atún (dashi) y una cucharada de azúcar. Para preparar el tamagoyaki hace falta una sartén cuadrada o rectangular, que nos permitirá ir enrollando la tortilla sobre sí misma y crear los rollos característicos. En algunos vídeos de youtube, como el del vídeoblog Cooking with dog, podemos ver cómo se hace esto.
2. A la normanda. El procedimiento para hacer esta tortilla es al estilo francés. Es decir, dejarla cuajar sobre la sartén y poner el relleno antes de plegarla sobre sí misma. ¿Y cuál es este relleno? Pues una manzana cortada a cubos, ligeramente salteada en mantequilla, y unos trozos de queso de brie. Para morirse.
3. Modo frittata. Las frittatas son el nombre italiano que reciben las tortillas tal y como las conocemos también por aquí. Es decir, como un pastel de huevo plano, que se cuaja en la sartén. Vamos, como la de los bares. En España la freímos y le damos la vuelta a media cocción, pero también las podemos dejar cuajar al horno, lo que nos liberará tiempo para hacer otras cosas. Hay que emplear una sartén o una paella de hierro, que no tenga mangos ni otros elementos de plástico, y cocer antes el relleno que vamos a utilizar, para que no quede crudo.
La frittata se cuece en el horno, a unos 200 ºC. La forma de ver si está cocida es la misma que con los pasteles: un cuchillo pinchado en ella debe salir limpio. Este método es, además, ideal para limpiar el cajón de las verduras y deshacernos de aquéllas que se están comenzando a poner pochas.
4. Sin huevos. Los alérgicos o los veganos no tienen por qué renunciar a las tortillas. Los ingredientes del relleno deben prepararse de antemano, con el resto de los casos. En sustitución del huevo, existen varias opciones: cambiarlo por harina de garbanzo disuelto en agua o leche vegetal (y aderezado, si puedes, con la sal Kala Namak, de sabor parecido al del huevo); tofu del que se presenta en brick esterilizado triturado con agua, sal y ajo o, directamente, sin nada. La especialidad suiza del Rösti es muy similar a la tortilla española de siempre, y adquiere su forma porque emplea la patata rallada, más fina, almidonosa y pequeña, para compactarse.
5. Con el bocadillo incorporado. ¿Y por qué, en lugar de poner la tortilla dentro del pan, no poner pan dentro de la tortilla? Una rebanada de pan con tomate, sin la corteza, es un buen relleno. Luego podemos poner jamón sobre la tortilla, ya terminada, y convertirla en un completo plato principal. Otra vuelta de tuerca es tostar pan rallado en una sartén seca, y rellenar una tortilla con él. Si se quiere, se le pueden añadir algunas hierbas o algo de ajo. Ésta es una buena receta de aprovechamiento después de rebozar carne.
6. De pasta o arroz. Italianos y argentinos preparan a menudo tortillas de pasta con las sobras de los platos de días anteriores, pero también puede cocinarse una variante más neutra, simplemente con pasta hervida y algo de ajo picadito. Se prestan mejor a esta variación las formas de pasta pequeña (spaghetti o fideos) que las gruesas; y las salsas con huevo, queso, o crema de leche que las de tomate. El sistema es el mismo que con la frittata. Un procedimiento similar puede hacerse con arroz, tal y como hacen los japoneses en el plato llamado omurice, en el que una tortilla a la francesa se rellena de este cereal.
7. A la japonesa (2). Técnicamente, casi no es ya una tortilla, pero el okonomiyaki es un muy popular crêpe japonés, algo grueso, que se prepara con una base de harina, ñame y huevo, y al que se pueden añadir ingredientes tan diversos como cebolleta, col o zanahoria picada, gambas, queso o carne, entre otros.
8. De postre. Que la tortilla sea habitualmente un plato salado no es una norma fijada en las tablas de la ley. Elena Arzak ideó hace tiempo una Tortilla fea de chocolate; los franceses, a los que ya hemos visto que les gustan las manzanas en la tortilla, hacen también una versión azucarada en la que la fruta se sazona con canela y vainilla.
Y, si se tiene tiempo y se quiere ir por nota, podemos separar yemas y claras de los huevos, montar éstas últimas a punto de nieve, y finalmente hacer con la mezcla de ambas partes una tortilla que parecerá más un suflé que otra cosa, y que podemos rellenar de fruta.
9. En pastel. Una tortilla equivale a un sabor, tres tortillas distintas, apiladas, y con una salsa que les dé unidad, es una fiesta. La clásica receta de los veranos que agradece el frío de la nevera, y que gusta a todo el mundo.
10. De Carnaval y Cuaresma. En varios lugares de España es tradicional tortilla por Carnaval. En Gran Canaria se preparan dulces y muy aromatizadas, similares a panqueques, mientras que en Cataluña es tradición tomar tortilla de butifarra el Jueves Lardero. Y durante la Cuaresma, en las comarcas del Priorato y las Garrigues cobran gran importancia las tradicionales truites amb suc (tortillas con jugo), tortillas de espinacas y alubias, a las que se añade a veces también unas migas de bacalao, y que se sirve con una salsa a base de pimentón, aceite, caldo, y una picada de frutos secos.