10 terrazas de Madrid donde comer bien
Arzábal Reina Sofía
Tras el éxito de su taberna frente al Retiro, Álvaro Castellanos e Iván Morales llevaron su propuesta en 2016 al Museo Reina Sofía de Madrid. Allí cuentan con una de las terrazas más espaciosas de la capital. Más de 900 metros cuadrados en un espacio privilegiado que cuenta con zona de parrilla, donde se elaboran pescados y carnes a la brasa, una barra exterior con mesas altas y una zona chill out. Raciones tradicionales como las croquetas o la ensaladilla, buenas conservas, embutidos y salazones conforman el grueso de la oferta.
Santa Isabel, 52.
La Ancha
En un pequeño parque, rodeada de vegetación y sobre una estructura de madera, la de La Ancha es una de las terrazas más clásicas y elegantes de Madrid. Toda una institución. Se puede disfrutar en ella de la carta de cocina tradicional del restaurante, una carta en el que la estrella es el escalope Armando, aunque los calamares a la andaluza, la ensalada de colas de cangrejo o el gallo rebozado en filetes no tienen nada que envidiarle. Un sitio a la antigua para relajarse y comer muy bien.
Príncipe de Vergara, 204.
Sacha
Un tranquilo jardín interior oculta una de las terrazas más agradables de Madrid. Y de las que mejor se come. Más de cuarenta años lleva abierta esta casa que ahora regenta Sacha Hormaechea, hijo de los fundadores. Un sitio al margen de las modas pero que registra llenos diarios. Producto de primera que se respeta al máximo en las elaboraciones. Nada de modernidades, platos sencillos con sabores reconocibles como las ostras fritas, la lengua en escabeche, las cocochas de merluza, o la gloriosa tortilla de boquerones acompañada de piparras fritas. Cocina con mayúsculas.
Juan Hurtado de Mendoza, 11.
Olivar de Castillejo
Cenar rodeado por una hectárea de olivos centenarios, almendros, romeros y jaras en pleno Madrid. Una oportunidad única que puede disfrutarse hasta el 15 de septiembre de la mano de la Fundación Olivar de Castillejo y Damm. Allí funciona este verano el restaurante Malquerida, con una oferta de platos ligeros y frescos como la burrata de búfala con carpaccio de melón o steak tartar con parmesano y helado de mostaza. Además, hay otros espacios que conforman la oferta de este olivar: una zona para conciertos de música clásica, otra de barra y mesas altas para un picoteo informal, o la Free Damm a modo de chill out.
Menéndez Pidal, 3.
El Bund
La terraza perfecta para los amantes de la cocina china. Un gran jardín interior es el escenario para disfrutar de una de las mejores ofertas orientales de Madrid. Detalles muy cuidados tanto en vajillas como en cristalería, un servicio atento y una bodega bastante completa. En la amplia carta del restaurante encontramos mucha autenticidad. Especialmente en el capítulo de los dim sum, que elaboran a diario. Otra especialidad es el pato. Y para los paladares más osados son muy recomendables los platos de casquería.
Arturo Baldasano, 22.
Carbón Negro
Las parrillas, que pueden verse a través de una gran cristalera, son las protagonistas de este ambicioso restaurante. Verduras, mariscos, pescados y carnes se tratan en las brasas por un equipo de parrilleros que manejan un producto bien seleccionado. Junto al gran local de dos plantas que ocupa Carbón Negro se abre una agradable terraza con materiales naturales y colores luminosos y cálidos. Para los golosos, un notable apartado de postres, desde la tarta de queso al savarín de fresas.
Juan Bravo, 37.
Flores de Alcachofa
Una gran terraza situada en una zona noble de Madrid, bajo el puente de Juan Bravo, con ambiente joven y desenfadado. Su nombre responde al producto estrella de todos los restaurantes del grupo al que pertenece. Alcachofas confitadas y presentadas a modo de flor, con estupenda textura y mucho sabor. Pero hay mucho más. Cocina tradicional que se abre también a la gastronomía iberoamericana incorporando a la carta platos típicos de aquel continente. Y con ellos una amplísima oferta que incluye verduras, ensaladas, entradas tradicionales, arroces, pastas, pescados, carnes e incluso algunas hamburguesas y pizzas.
Paseo de la Castellana, 40.
Urrechu Velázquez
Una tranquila y agradable terraza situada en un patio interior, en la parte posterior del restaurante. Este es uno de los tres restaurantes que tiene en Madrid y sus alrededores el cocinero Íñigo Pérez, conocido como Urrechu, un vasco con largo recorrido profesional y gran personalidad en los fogones. En la carta, platos clásicos con raíces vascas. Cocochas de merluza al pil pil o rebozadas, bacalao con ajoarriero, changurro o cazuela de callos con morros y morcilla asturiana. Como discípulo de Berasategui, Pérez es un buen repostero, y lo demuestra con la tarta tatin de manzana o con el hojaldre de frutas.
Velázquez, 150.
Lafayette
Para entusiastas de la cocina francesa clásica. Recién trasladado a este chalet, su propietario, Sebastien Leparoux, ha montado en el pequeño jardín una muy agradable terraza donde se pueden probar todos esos platos inmutables de la cocina popular gala. Empezando por la reconfortante sopa de cebolla, y siguiendo por el foie gras mi-cuit casero, ostras bretonas, steak tartar, sopa bullabesa o magret de pato. Y para terminar, una tarta tatin de manzana. Como plus, una atractiva bodega de vinos franceses.
Calle Recaredo, 2
La Cruz Blanca de Vallecas
Nos alejamos del centro de Madrid para adentrarnos en el popular barrio de Vallecas. Allí está La Cruz Blanca, donde su propietario, Antonio Cosmen, elabora uno de los mejores cocidos de Madrid. Aunque algún valiente se anima, no es el verano tiempo para ese cocido ni para los callos, otra gran especialidad de la casa. Por eso en su terraza, situada en la calle, delante del restaurante, se sirven en esta época platos como el muy recomendable conejo al ajillo, verdinas en vinagreta, oreja a la plancha o salmón ahumado.
Carlos Martín Álvarez, 48.