Cuando el café se toma frío
¿Os suena esta escena de una película? A pesar de ubicarse en otro país, en otra época, esta historia bien podría extrapolarse a cualquiera de nuestras ciudades turísticas de hoy. Sólo con este trozo ya podemos imaginarnos como, incluso entonces, curiosos y turistas ya concurrían las terrazas de Europa. Y cuánto les llamaba la atención, tanto una plaza llena de monumentos, como el aroma del café o los helados que amenizaban las cafeterías en verano.
Un siglo más tarde -si bien en un entorno ligeramente cambiado- podemos vivir, en esencia, la misma escena. Entonces Italia nos sacaba ventaja con la explotación de la gastronomía, el turismo, la cultura del café y los italianísimos helados. Mucho ha llovido desde entonces y mucho hemos aprendido. Las ciudades de nuestro país se abren al turismo cada verano, tentándonos con estos reclamos y otros nuevos que llegan para regalar una experiencia a nuestros sentidos, con el café como protagonista.
A continuación algunas alternativas propias de cafeterías, y otras para hacer nosotros mismos en casa, ¡a refrescarnos!:
Café con hielo:
Todo un clásico, en esos días de altas temperaturas en que el calor es tan intenso que nos "atonta", nada mejor que un espresso con hielo para recuperarnos. Algo que parece tan simple tiene sus secretos. Por ejemplo, si queremos endulzarlo hemos de disolver el azúcar en el café recién hecho, porque con el efecto del frío los cristales de azúcar no se disuelven y tienden a irse al fondo del vaso. La maniobra de pasar el café de la taza al vaso con hielo también es todo un arte, no apto para indecisos. Se necesita aplomo, determinación, rapidez, no dar lugar a ningún tipo de dudas, o acabaríamos bañándonos en café, a nosotros y al que tenemos al lado. Una vez conseguido el efecto frío, que será apenas unos segundos más tarde, no debemos recrearnos mucho y bebérnoslo, o la disolución de los hielos nos aguaría el sabor del café.
Truco para enfriar el café sin aguarlo:
Si te lo preparas en casa, porque resulta que estás de relax con un buen libro y un café te dura horas, hay una triquiñuela para conseguir que se mantenga. Usa la cubitera de toda la vida (sí, esa que alguien ha vaciado y se ha olvidado de volver a llenar, no falla) y ¡llénala de café! Haz los cubitos de hielo directamente con café. Luego usa estos cubitos para enfriar tu café recién hecho. Y no te quedes allí, experimenta cómo queda si lo mezclas con un vaso de leche, chocolate, soja... ¿qué más se te ocurre?
¿¿Y si le añado leche fría...??
La leche desde siempre se ha utilizado para suavizar el sabor fuerte y amargor del café. Pero al hacerlo frío sus niveles de acidez bajan y conseguimos una textura más suave, combinando temperatura, leche y generosas cantidades de hielo bien molido. Lo que nos lleva a la siguiente categoría.
La mejor amiga del verano: la licuadora
Frappuccino, café frappé, batidos de plátano y café... las opciones son tan variadas como tentadoras. Mezcla un cappuccino con bastante hielo en la licuadora y muélelo bien para un frappuccino de fábula. Añade una cucharada de helado de vainilla para un frappé, y plátano para un batido al mejor estilo "Pulp fiction", no hay límites para jugar con combinaciones, ¡invéntate la tuya!
Shakerato:
¿Qué es esto del Shakerato? ¡Pues la bebida más refrescante que hay para el verano! La versión italiana postmoderna de café con hielo de toda la vida, pero agitado en una coctelera, con un resultado cremoso, homogéneo y muy refrescante.
No puede ser más fácil y rápido, en un momento podemos disfrutar de un delicioso Caffè Shakerato, solo necesitamos una shaker, hielo, azúcar -a ser posible líquida- y, por supuesto, un buen café. Te animo a que lo pruebes, si te gusta el café, el shakerato te va a encantar, es el invento del verano.
Helado de café y sus maravillosas variantes:
Helado de tiramisú y helado de cappuccino: como hemos comprobado con nuestra historia de antes, el helado de café hace mucho que nos alegra los veranos. Pero, ¿qué pasa cuando a algo tan dulce, le añadimos trocitos de galleta, nata, queso fresco e imaginación? Definitivamente las dos mejores ideas desde que se inventó el helado de café. El de tiramisú, al igual que el postre original, se elabora con base de queso en vez de nata -y el mascarpone es la unión perfecta entre ambos-. El de cappuccino, transforma en mousse la textura de la bebida caliente, incorporando aire a la nata y enfriándolo hasta punto de "irresistible".
¿Lo dejo enfriar o lo hago frío?
La mayoría de las bebidas frías que nos inventamos con café, usan de base un café cargado recién hecho y, una vez que se ha dejado enfriar, se mezcla con el resto de ingredientes. Pero también es posible hacer café frío sin esperar que se enfríe, es decir, hacerlo directamente con agua fría. Es un proceso de maceración sencillo para lo cual lo único que necesitaremos será un buen filtro y tiempo.
Café fred: el café que se macera en frío
Esta versión, se prepara siguiendo un método conocido como "cold brew". Este proceso consiste en macerar los granos de café molidos en agua fría durante 24 horas. ¡Así de sencillo! Después de ese tiempo y de un doble filtrado, se convierte en un café concentrado que conserva todos sus matices, dulzura y aromas originales. Esta forma de preparar el café, nos proporciona un café helado dulce y sabroso, con hasta un 67% menos acidez que el café caliente. Enfriarlo también elimina algunos de los rasgos amargos presentes en el café caliente. Con menos acidez y la misma cafeína que otros cafés, es una alternativa natural para empezar el día fresquitos y con energía.
Ya sé que quieres la receta, ahí va:
Simplemente mezcla el agua y el café. Pon entre 60 y 80 gramos de café molido grueso en un frasco. Un tostado más oscuro, con más cuerpo, le dará un sabor más intenso. Añade un litro de agua mineral fría.
Remoja, cubre el frasco y déjalo por lo menos 12 horas - si son 24 mejor- en un lugar fresco. Después de remojar, debes separar la borra del agua.
Cuela el café. Decántalo vertiendo la infusión a través de un filtro de tejido en otro recipiente. O bien coloca un filtro de café (dos toallas de papel también funcionará) en el colador y vierte cuidadosamente la mezcla para separar los últimos granos.
Voilá! una mezcla de café dulce, con buen cuerpo y listo para beber frío.
¡A disfrutar! En un vaso, añades la cantidad deseada de hielo y una parte del concentrado de café a tres partes de agua fría o leche. Añade azúcar si lo deseas.
Especialidades sin alcohol con base de espresso
También hay todo un mundo que se abre cuando husmeamos en las bebidas fantasía que crean los baristas más atrevidos; como un combinado frío sin alcohol de chocolate con crema praliné rellena de espresso. Un bombón helado relleno de café -mmmm...- Pero eso se lo dejamos a los expertos, aquí vamos a centrarnos en lo que podemos hacer en casa.
¿Postre o café? ¡¿Cómo que "o"?! Postre `y´ café, eso está mejor
Júntalos en la misma taza e invéntate un postre. Haz una taza de espresso y añádele una bola de helado de chocoloate blanco; congela bolitas de leche condensada; mete bombones rellenos en la nevera y funde su corazón en el café caliente; cambia nata por helado de nata y dale rienda suelta a la creatividad, ¡¡es el momento!!
Café escarchado:
Otra idea casera para sorprender con un postre. ¡Y es facilísimo! Luego de que el café recién hecho ha sido endulzado y la cafetera enfriada (imaginarás que no es buena idea meter algo que aún suelta vapor en el congelador), simplemente coge la cubitera de los hielos del congelador y ¡¡llénala con café!! Una vez congelado puedes hacer un postre que lucirá como un granizado, sólo tienes que machacar los cubitos de café en el mortero o darle un golpe de licuadora hasta romper los cristales al punto deseado. Lo presentas en unas copas bonitas y si quieres lo puedes acompañar con un poco de leche condensada o salsa de chocolate. Fácil, refrescante y delicioso.
Cuestiona al tiramisú de toda la vida, ¡metiéndolo al congelador!
Atrévete a cambiar la receta con galletas de nuez, con leche condensada, licor de café... ¡¡Échale imaginación!!
Mezcla crema batida con café soluble, antes de mojar las galletas en café tibio. Pasa una a una las galletas para absorber el líquido y coloca en un recipiente, formando una cama.
En la cama húmeda coloca más galletas, una capa de crema batida previamente mezcladas con pastas de café y nuez.
Repite y mezcla los pasos atolondradamente, y equivócate hasta llegar al borde del molde, y ¡de la locura!
Conclusión:
Si el café es bueno...
Siempre partiendo de la base de un buen espresso, podemos aprovechar para usar la imaginación, elaborar un combinado, atreverse con otros sabores, texturas, temperaturas. Recetas hay mil, el resultado dependerá mucho del café y del agua que se utilice. El café es una bebida que nos permite experimentar, si es de buena calidad, en otras presentaciones no nos decepcionará.
¿Tú qué te inventarías? Cuéntame tus experimentos con los que has sorprendido últimamente o, por qué no, con los que fracasaste estrepitosamente. Feliz verano y hasta otro post amigos.
Un abrazo cafetero.
Xavi Iglesias, un enamorado del café y del servicio en sala