Las uvas del Vinalopó, protagonistas de Nochevieja
Se calcula que sólo en esta noche se consumen en España cerca de 3 toneladas de uva y que miles de hogares eligen las procedentes de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó. De hecho, el pasado año, 2 de cada 3 uvas consumidas en nuestro país fueron de Alicante. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta su altísima calidad. Un hecho que viene determinado porque es la única uva en el mundo que crece y madura dentro de una bolsa de papel que guarda con mimo todos los granos del racimo protegiéndolos, al mismo tiempo, de las temidas agresiones de aves, insectos, pesticidas y de las inclemencias meteorológicas. Además, este envoltorio tiene otros importantes beneficios: por una parte, hace que su piel sea más fina que la de otros cultivos de uva al no tener que defenderse de elementos externos y, por otra, también permite retrasar la maduración del fruto, y que su recolección se produzca en fechas más tardías, consiguiendo así un sabor y dulzor que las hace tan inconfundibles como deseadas.
Esta técnica de embolsado es una tradición artesanal que únicamente se realiza en esta zona privilegiada que cuenta con la cercanía del Mar Mediterráneo y la protección del Valle del Vinalopó. Concretamente, a lo largo de más de 2000 hectáreas de cultivo repartidas en los municipios de Agost, Aspe, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes, La Romana, Monforte del Cid y Novelda. Así, al comienzo de su proceso de maduración, que coincide con los meses de junio y julio, se seleccionan los mejores racimos y se cubre cada uno de ellos con una bolsa de papel especial que se cierra por el pedúnculo, quedando abierta por su parte inferior.
Dentro de la D.O. se cultivan 7 variedades distintas, 6 de uva blanca y 1 tinta. De entre éstas, las dos principales son la Aledo e Ideal que, junto a la variedad Rosseti (cuyo cultivo en la actualidad es casi vestigial), representan los orígenes de la producción de la Uva de Mesa Embolsada DOP del Vinalopó. La variedad Aledo se distingue por un racimo grande, suelto y por una maduración tardía, además de por ser la que nos da la suerte cada año en las campanadas de Nochevieja.
Una tradición que se remonta al año 1909 y que fue provocada por un excedente de la cosecha en Alicante y Murcia. Sin embargo, cuenta la historia que ya a finales del siglo XIX existía la costumbre entre los burgueses españoles de comer uvas y brindar con champagne para despedir el año. Posteriormente un grupo de madrileños, como mofa o protesta ante esta actitud burguesa, acudieron a la Puerta del Sol para comer uvas acompañándolas del sonido de las campanadas. Es justo aquí donde podemos encontrar el origen de las famosas uvas tal y como las conocemos en la actualidad, 12 uvas coincidiendo con las últimas 12 campanadas antes de que el reloj marque las 00:00 y entremos en un nuevo año. Nos encontramos ante una práctica típicamente hispana que con el paso de los años se extendió a otros países hispanoamericanos como México, Venezuela, Argentina, Chile o Ecuador.
Pero hay otras razones por las que seguir consumiendo uva en temporada y es que sus propiedades nutricionales son innumerables. Está constatado que es uno de los alimentos más ricos en antioxidantes ya que su piel y pepitas contienen más de 20 antioxidantes diferentes. Paralelamente, también se ha podido comprobar que otro de sus componentes, el resveratrol, previene las lesiones vasculares.
Y recuerda que el único distintivo que garantiza la autenticidad de este producto es la etiqueta o separador numerado que lleva cada caja y que concede el Consejo Regulador.
Uva del Vinalopó. La única uva que trae la buena suerte…