Raíces de otoño: verduras y hortalizas para la bajada de temperaturas
La primavera y el verano tienen la fama de ser el momento en que las hortalizas llegan a su máximo esplendor, y sí, es cierto que las verdulerías desbordan de colores cuando el calor va en aumento, pero si examinamos los méritos del otoño descubriremos que los amantes de las verduras pueden encontrar ahora mismo muchos motivos para estar felices.
Que los tomates y los calabacines comiencen a perder su sabor (que no a desaparecer de las tiendas, gracias a invernaderos y aviones) no nos sabrá tan mal si sabemos aprovechar las hortalizas que tenemos disponibles. Comprar de temporada, además, nos permitirá ahorrar dinero... ¿te faltan razones?
Aunque los productos de los que te hablamos aquí pertenecen a diferentes familias del reino vegetal, como todas ellas tienen en común ser un gran fichaje para tu dieta. Sacian, están llenas de sabor y no se dispara el contador de calorías. Finalmente, algunas de las plantas que listamos están disponibles todo el año, o tienen también cosecha en primavera, pero las incluimos porque su sabor va muy bien con la estación.
Berenjena. Si la berenjena no existiera habría que inventarla, porque es ridículamente baja en calorías, gustosísima y versátil. Sí, de acuerdo, nutricionalmente tampoco es que sea un superalimento, y hay que vigilar que no se oxide (para que no amargue) y que esté bien cocida (para que no cause problemas digestivos). Pero a partir de ahí, es el lienzo perfecto para platos de mil gastronomías distintas.
Boniatos. Aunque pudiera parecer que el boniato es el hermano dulce de la patata, se trata de dos plantas bien distintas. Esta confusión se refleja en el nombre de batata que recibe el boniato en algunos países. Pero allá donde la patata crece bajo tierra, el boniato lo hace por los aires. Exceptuando a Canarias, durante mucho tiempo el boniato apenas se tomaba en España durante la fiesta de Todos los Santos, y había quedado como un alimento de las épocas del hambre o como un ingrediente de repostería tradicional. Por suerte, su popularidad en América (¡la del norte, la del centro y la del sur!) ha hecho contribuido a su recuperación en nuestras mesas.
Calabaza. Las calabazas han comenzado a recogerse en verano, pero en otoño siguen estando plenamente de temporada, y nos acompañarán hasta que lleguen los rigores del invierno. Las más fáciles de encontrar en las tiendas son la calabaza violín (llamada así por su inconfundible forma) o la Rebequet, que es la que se talla en las fiestas de Halloween. La calabaza pide a grito las especies y los sabores exóticos: jengibre, clavo, curry son sus mejores aliados. Y la forma más fácil de cocinarlas es partiéndolas por la mitad, vaciándolas de semillas, y asándolas a horno medio unos 45 minutos. La pulpa se desprende de la piel y puede utilizarse en sopas, purés, pasteles...
Coliflor. En Gastronosfera tenemos debilidad por las cremas de coliflor, porque pocas cosas son tan recofortantes como ellas al bajar el termómetro. La coliflor, como su prio el brócoli, es una crucífera sanísima. Si te molesta su olor al hervirla, tenemos una buena noticia para ti: la mejor forma de cocinarla, desde un punto de vista nutricional, no es ésa, sino que se recomienda que optes por asarla al horno para que no pierda nutrientes. Otras opciones: utilizarla como sucedáneo del cuscus, el arroz, o incluso como base para la pizza. Las coles de Bruselas y el hinojo también comienzan a llegar ahora. La temporada (real) de brécol y col llegará casi en diciembre.
Nabo y chirivía. Antes del descubrimiento de América, el nabo ocupaba el papel protagonista en la dieta europea que luego le quitaría la patata. Junto a la chirivía, son los reyes de caldo y cocidos, y proporcionan un suave perfume a cualquier guiso.
Patata. Uno de los alimentos más universales. Nos gustan tanto que les hemos dedicado ya múltiples entradas en Gastronosfera. Y es que poco más hay que añadir sobre ella. La patata se cosechan sobre todo a finales de verano; por su longevidad la temporada no es tan relevante. Sin embargo, su aporte de carbohidratos y su versatilidad las hacen muy apetecibles ahora mismo.
Remolacha. Se encuentra todo el año, pero el otoño le es propicio porque el frío enfatiza su dulzura natural. La remolacha es muy fácil de preparar en papillote en el horno, y con un poco de queso de cabra no necesita mucho más. También puede utilizarse para hacer sopas o en ensalada.
Y otros... Eso no es todo. El otoño también es la época de los tupinambos (conocidos en los países anglosajones como “alcachofas de Jerusalén”, los rábanos de invierno, las setas... Las alcachofas tienen una segunda cosecha, y las zanahorias siguen estando ahí. ¿Quién dijo que el otoño era aburrido?