Ruibarbo: un virtuoso tallo rosado
Originario de Asia y muy popular en países como Reino Unido y Estados Unidos, el ruibarbo se ha convertido en un ingrediente habitual en muchos postres, aunque también combina con platos salados. Sus múltiples propiedades medicinales han convertido a esta hortaliza en un importante reclamo gastronómico.
Los tallos, de tonos rosados y rojos, conforman la esencia -y la única parte aprovechable- del ruibarbo, ya que sus hojas son tóxicas. Estas contienen elevadas dosis de ácido oxálico, una sustancia utilizada para pulir suelos de mármol y la principal causante de los cálculos renales.
Gran aliado para músculos y huesos
Su bajo aporte calórico (unas 20 calorías por cada 100 gramos) y su elevada composición en agua convierten al ruibarbo en una opción ideal para quienes quieren perder peso. Además, es rico en fibra, siendo de gran ayuda para regular el tránsito intestinal, y en potasio, un potente diurético que disminuye la tensión arterial, previene la formación de piedras en los riñones y mejora la salud ósea. Unos beneficios que se refuerzan gracias a la presencia de magnesio, un mineral que también resulta muy útil para los músculos. La vitamina C, aunque en menor medida, también está presente en esta hortaliza y actúa como antioxidante, previniendo el envejecimiento celular.
Aunque botánicamente es una hortaliza, en 1947 fue designado como una fruta en Estados Unidos, donde le consideran así. Al margen de estas clasificaciones, a nivel culinario, el ruibarbo resulta ideal en repostería por su característico sabor ácido, que encaja a la perfección con el dulce de otros ingredientes con los que se mezcla, como mieles y frutas. En EE.UU. se usa con frecuencia en la elaboración de pasteles y mermeladas, mientras que los británicos lo utilizan con jengibre para mejorar su sabor.
Un buen maridaje para los platos salados
Además de la repostería, esta versátil hortaliza también se emplea en preparaciones saladas, como salsas y guarniciones de platos de carne y pescado, e incluso en sopas, como ocurre en Noruega. Fuera de Europa, el ruibarbo está presente en la cocina de países como Irán, donde se utiliza para preparar un estofado típico del país, o en Afganistán, donde se suele combinar con espinacas cocidas.
Antes de proponeros unas recetas hay que tener en cuenta que no es fácil encontrar ruibarbo fresco, por lo que es conveniente comprarlo en mayor cantidad y congelar los tallos, previamente cortados. Ahora ya podemos haceros dos propuestas culinarias con esta hortaliza, una dulce y, la otra, salada.
Mermelada de ruibarbo y jengibre
Además de compartir las virtudes digestivas con el ruibarbo, el venerado jengibre tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias y resulta muy útil en resfriados y gripes. Estos dos tallos son los protagonistas de esta deliciosa mermelada.
Ingredientes (para dos botes de mermelada):
1/2 kg de ruibarbo, ½ kg de azúcar moreno, 1 limón mediano, 1 cucharada de jengibre molido y 15 g de jengibre fresco rallado.
Preparación:
1. Quitamos todas las hojas del ruibarbo y limpiamos bien los tallos. Los cortamos en trocitos de unos 2 o 3 centímetros y los reservamos.
2. Colocamos en un bol el ruibarbo, el azúcar moreno, la cáscara y el zumo del limón y el jengibre -tanto en polvo como rallado- y lo mezclamos bien. A continuación, lo cubrimos con un film transparente y lo dejamos dos horas macerando, sin olvidarnos de remover de vez en cuando.
3. Una vez reposada la mezcla, la añadimos a un cazo previamente calentado a fuego medio y vamos removiendo poco a poco hasta que el azúcar se disuelva por completo.
4. Después, añadimos 4 cucharadas de agua, aumentamos la temperatura para que hierva y seguimos removiendo durante unos 10 minutos hasta que el ruibarbo esté blando.
5. Luego dejamos que repose 5 minutos y lo pasamos por la batidora para que quede una textura más homogénea y sin trocitos.
6. Una vez fría, llenamos los dos botes y los colocamos en la nevera. ¡Ya podemos prepararnos unas apetecibles tostadas de mermelada!
Pechugas de pollo con salsa de ruibarbo
Este plato, rápido y fácil de preparar, es también una opción baja en calorías, ideal para mantener la línea a raya.
Ingredientes (para 4 personas):
20 tallos de ruibarbo, 4 pechugas de pollo grandes, 4 cucharadas de azúcar moreno, 2 limones, aceite de oliva virgen extra, un chorrito de vino rosado dulce, sal y pimienta
Preparación:
1. Lavamos bien los tallos del ruibarbo, los cortamos en juliana y los reservamos.
2. Mientras, salpimentamos las pechugas de pollo por ambos lados. Ponemos una sartén a fuego medio, añadimos un chorrito de aceite de oliva y colocamos las pechugas. Cuando estén doradas, las retiramos del fuego y las ponemos en una bandeja.
3. En la misma sartén, preparamos un caramelo incorporando el azúcar moreno, el zumo de limón y un poco de agua y lo cocinamos a fuego lento. Una vez tome color el caramelo, añadimos el ruibarbo y un chorrito de vino y mezclamos bien hasta obtener una salsa espesa.
4. A continuación, colocamos las pechugas en una bandeja, las regamos con esta salsa y las servimos.