La palabra "flama" (catalán para "llama") alude al fuego, un elemento central en la cocina del restaurante Flamante. Aquí la brasa se erige como protagonista dando vida a los ingredientes principales en busca del origen y el sabor más auténtico. Junto a su maravillosa oferta gastronómica donde también destacan los arroces y los productos de proximidad de su propia granja, una amplia coctelería de autor anima a los paladares más exquisitos.
Diseño, elegancia y un enclave idílico
Su ubicación es, sin duda, otro aspecto destacable. Este antiguo edificio, que en su día albergaba embarcaciones pesqueras, ahora impone al pasear por el muelle. Con enormes ventanales y un privilegiado rooftop desde el cual observar la muralla, el Ayuntamiento y el puerto, el restaurante Flamante invita a quedarse y disfrutar desde el mediodía hasta la madrugada con dj sessions. Y es que Noly, Sandra, y sus respectivas parejas lo tuvieron claro al embarcarse en el proyecto: el comensal debía sorprenderse desde el momento en que cruzara por la puerta, ¡y vaya si sorprende! Un ambiente donde la elegancia en la decoración del estudio de diseño Pablo Peyra nos transporta al París más chic. Lámparas de araña, terciopelo y papel pintado se entremezclan con grandes plantas y las maravillosas vistas marineras. Un contraste único en la isla.
Passeig des Moll, 74
07760 Ciutadella Menorca Balears
España
La minuta como reflejo de una trayectoria
Y ya que hablamos de sorpresas, una maravillosa ha sido el chef Jose Gabriel González, que, con una vasta experiencia en cocinas de nuestro país (desde El Bulli hasta el restaurante Martín Berasategui), demuestra su trayectoria con distintos platillos que presentan las opciones más exquisitas para el comensal.
El primer plato es un binomio de sabores del mar que combinan con vegetales de su propia huerta; dos platillos fríos excelentes para un comienzo de un día caluroso de verano en Menorca. Ensalada rusa con gambas y ventresca, uno de los favoritos de uno de los propietarios, y un excelente bocado para abrir apetito. Junto a la ensalada, probamos un tartar de atún rojo con tomate concassé y algas wakame (que grata sorpresa en boca al mezclar un sofrito perfectamente cocinado acompañando a un atún con una melosidad impecable; ¡pásenme más pan señores, que aquí hay que mojar!).
Continuamos con otra maravilla donde se aprecia la honestidad en la cocina de Flamante: tomate de su propio huerto con aceite de oliva y sal, una selección de distintos tomates perfectamente aliñados. Como entrante caliente, seguimos con un canelón de carne y jugo de trufa melanoesporum que siempre es una apuesta segura cuando hay un cuidado por la cocción y amor por un buen guiso.
Seguimos con la exquisita degustación, y es que queremos probar toda su carta: llega el arroz de montaña con secreto ibérico (sabor, sabor y sabor). Su color nos da una pista, y es que este arroz está preparado con un fondo de impetuosos ingredientes y que, además, impresiona todavía más en boca por su corona de panceta ibérica.
Cocinar a la brasa tiene sus beneficios: mantiene los jugos del producto además de darle ese toque tan especial que solo el carbón (y en este caso de encina) le aporta. Probamos la merluza con salsa de vino blanco, trufa y berberechos; perfectamente cocinada, suave y fresca. Después de este plato, donde destaca la elegancia, no podíamos dejar de probar el meloso de ternera con puré de patatas y pistachos, un último bocado donde la potencia de sabor vuelve a nuestros paladares — la cremosidad del puré con el crujiente de pistacho es simplemente estelar. Nos quedamos llenos y enormemente satisfechos. Listos para la parte dulce.
Cheli, el jefe de sala y “culpable” de que al comensal no le falte ningún detalle, nos propone un final de lo más completo con los postres caseros: el tiramisú de caramelo, el soufflé de chocolate del 70%, una “tatin” de manzana con crema de nata fresca, una espectacular baba al ron con crema inglesa y helado, y no podemos irnos sin deleitarnos con un sorbete de gin con limonada (o pomada, como le denominan los de fuera de Ciutadella).
Flamante ofrece en la isla una experiencia completa donde disfrutar de cocina, música y ambiente en uno de los puertos más bonitos del mediterráneo.
- Fotografía: Matías Ponsico.