El Racó de l'Abat

El Racó de l’Abat de Tarragona, donde disfrutar de un marisco de proximidad
El Racó de l'Abat
El Racó de l'Abat
5 Junio, 2024
Cristina Valls

Si pudiésemos destacar única y exclusivamente algo de El Racó de l’Abat, de Tarragona, sería sin duda el pescado y el marisco, aunque a decir verdad, si han de ofrecer una pieza de carne, Julio Reben y Eugènia Sarsal no dudan en servir la de mejor calidad. 

Julio y Eugènia, el tándem perfecto

Julio Reben Lombarte, al frente de la sala, y Eugènia Sarsal Martí, en la cocina, conciben el mundo culinario siempre al servicio del cliente, creando un lugar donde sentirse como en casa. A Julio le preceden varias generaciones dedicadas a la restauración, él pertenece a la quinta; y, en el caso de Sarsal, lleva dedicándose 18 años al mundo de la cocina. “Lo suyo, es puro talento”, expresa Julio.

Los inicios del Racó de l’Abat de Tarragona se remontan a 17 años atrás, pues Julio inició la actividad en un restaurante cercano al mar, un quiosco marítimo o “un chiringuito de tradición familiar”, como así lo describe él. Lo llevaba junto a otros socios y se trataba de una concesión administrativa. Pasar de chiringuito a restaurante, supuso para Julio y Eugènia dar un paso y evolucionar en muchos aspectos. “Nuestro local es un restaurante de carácter familiar, se da un servicio de calidad y nos gusta ofrecer la mejor de las experiencias al cliente, queremos verlo disfrutar con nuestros platos”, expresa el jefe de sala.

Interior

El Racó de l'Abat: Eugènia, el corazón del local

En El Racó de l’Abat no suelen presentar una carta al uso, ofrecen lo que tienen ese día. “Siempre preguntamos a los clientes si saben cómo funcionamos, si vienen o no recomendados. Uno de los rasgos que nos caracteriza es que explicamos los platos mientras hablamos con el cliente y le hacemos las propuestas en ese momento”, continua.

En el restaurante de Tarragona funcionan los menús del día, que suelen venir cargados de varias alternativas para satisfacer el apetito y coronados con diferentes postres caseros, de los que Julio habla maravillas. “Queremos que nuestros productos sean de un proveedor lo más local posible. Por ejemplo, nuestro pan es del sello Peñarrubia, de Tarragona. Nos gusta trabajar con este tipo de productos, dando vida al comercio de proximidad”, resuelve. 

“Especializarse en Tarragona es complicado”, defiende Julio, sabían que no podían cerrarse puertas, pero que por algo tenían que distinguirse. “Elegimos hacer todo tipo de cocina, pero sobre todo pescado: marisco con productos de Tarragona: sardina, galera, las gambitas…”, manifiesta.

Preguntado por cuáles son los platos estrella en El Racó de l’Abat, el restaurador enumera resuelto su sepia, los mejillones y el calamar. Aunque, si ha de nombrar algunos platos, señala como “principales” los romesquets, que llevan patatas, calamar, romesco y sepia; otra de las elaboraciones, también muy aclamada, es la fideuá, que tiene diferentes formas y estilos de hacerse en el restaurante tarraconense. “Eugènia hace un caldo de pescado con cangrejo y calamares”, explica. Para los enamorados de la carne, una de las opciones más suculentas es el novillo argentino o el secreto de cerdo duroc.

Lo que describe como ‘trío del triunfo’ en el negocio es la “maquinaria en cocina, su cocinera y un buen producto”. Esos, acota, son los “ingredientes para hacer las cosas bien”. Para Julio, Eugènia, es su “seguridad”, es el corazón que hace latir el restaurante. “Lo que tiene ella es talento. Después de 17 años, vas haciéndote mayor y vas aprendiendo a ver la vida de distintas maneras. Los momentos de crisis han sido, y están siendo, muy duros. Lo de la pandemia ha sido algo que no podíamos pensar que nos pasara nunca”, se sorprende todavía hoy.

Carta d'El Racó de l'Abat: las sugerencias de Julio

Hemos pedido a Julio que nos destaque cuáles son las sugerencias culinarias más destacadas en El Racó de l’Abat. Empieza con unos dados de atún encebollados. En este plato, la cebolla la sirven confitada, picada y con un poco de pimentón. En segundo lugar, está el suquet de rodaballo de romesco fileteado a ‘la suprema’, sin espinas y con caldito de la picada de romesco. Le sigue un plato de mejillones de roca y navajas del Delta (canuts). “Los mejillones de roca son más gustosos y la cáscara es más pequeña, los hacemos además a la plancha”, distingue.

En la línea de los postres hay bastante variedad: sorbete de limón casero con brownietiramisú de café descafeinado y mascarpone y un pastel de crema catalana (con ‘chartreuse’). No hay duda, ¡productazo con mucho sabor en zona tarraconense!

Plato

Fotos: Xavi Jurio. 

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