Tras una reforma integral, el restaurante ofrece tapas y nuevos platos hechos en un horno Josper. L'Empanat lleva 14 años en la centenaria plaza Masadas del barrio de Sant Andreu (Barcelona). Un lugar pintoresco con porches, restaurantes con terraza y una fuente en medio. El local comparte espacio con La Pizzería y L'Arrossat, otros dos de l'Empanat Grup. El restaurante, que en sus inicios ofrecía solamente frankfurts y después hamburguesas, ha ido ampliando su carta y propuestas culinarias.
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En sus primeros meses de vida, el restaurante Collonut ya consiguió una clientela fiel por la calidad de sus embutidos y quesos, por su bikini trufado con mortadela de Bolonia, por las más de 70 referencias de vinos que hay en sus estanterías y por aquel ambiente de vermutería de barrio clásica y tradicional que hace que nos sintamos como en casa.
En la zona alta de Barcelona también existen los “restaurantes de barrio”, esos que tienen una clientela fiel, que repite, que conoce al chef y que acaba estableciendo un trato cercano con el personal de sala. Lo que puede suceder en la zona alta, es que tus clientes habituales sean ex futbolistas como Carles Puyol e Iván de La Peña, entre otros, y que tu propuesta gastronómica vaya más allá del cocido con chorizo.
Un acogedor local, con barra de mármol, pared de piedra, lámparas hechas con raíces y hojas naturales y un cuadro con luces de neón en el que se lee “Peace. Love. Croquetas” da la bienvenida a CATA by Catacroquet. “Es un guiño a la situación actual de crispación, para que la gente se olvide un poco de todo y disfrute de unas buenas croquetas”, afirma Andrea Pérez, copropietaria del recién estrenado local, que abrió sus puertas el pasado 15 de noviembre.
Solo se necesitan cinco minutos de conversación con la chef Renata Ribeiro para darse cuenta de que lo que siente por la cocina vasca es auténtica devoción. Ella, brasileña de nacimiento, se enamoró de los productos de Euskadi de la mano de Ohiana Echaniz y juntas abrieron hace cinco años el restaurante Anardi, un lugar de peregrinación para los que aman los pinchos de calidad y los sabores del norte de España.
"Hay bravas, croquetas, mejillones en escabeche, mollete de calamares...". Eso nos lo puede cantar el camarero de un bar de tapas cualquiera pero también nos lo puede sugerir el equipo de sala del Gula Bar. La diferencia es que aquí las tapas son un ejemplo de creatividad y de elaboración meticulosa. Las croquetas son excelentes croquetones de bacalao "a la llauna", que decoran con un poco de tartar de bacalao por encima.
La afición por combinar los sabores de mar y montaña es todo un clásico en Cataluña. Y el restaurante SensEspina le ha dado una vuelta más para incluir en su oferta, basada en pescado fresco, platos que combinan el producto del mar con las setas.
No abundan en Barcelona los restaurantes dedicados exclusivamente a las carnes. Y mucho menos aquellos en los que se ofrecen piezas de verdadera calidad.
Conocer la cocina de Món Viêt es amarla. Y más si uno se deja aconsejar por Anh-Van Chac y Carles Amat, la joven pareja que se aventuró a abrir este local vietnamita. Dejaron atrás su etapa como ingenieros y decidieron seguir los pasos del padre de Anh-Van, refugiado vietnamita que abrió hace ya décadas uno de los más antiguos y auténticos restaurantes con la cocina tradicional de su país, Un Capítol de Vietnam, en Sagrada Família.
Las grandes ciudades necesitan conservar sus restaurantes históricos, aquellos que durante lustros han sido escenario de la vida social y cultural. Es el caso, en Barcelona, de Casa Leopoldo, una casa de comidas abierta en 1929 en el barrio del Raval que en estos noventa años ha sido una referencia de la mejor cocina tradicional. Los que no somos ni vivimos en la Ciudad Condal conocimos primero esta casa no por su cocina sino por las continuas referencias que a ella hacía Manuel Vázquez Montalbán en sus novelas policíacas.