Chico Bar

Chico, un restaurante de barrio en la zona alta de Barcelona
Chico Bar
Chico Bar
2 Noviembre, 2020
Laia Antúnez
La calle Mandri, en el barrio barcelonés de La Bonanova, vive una pequeña explosión gastronómica. Uno de los culpables es el gastrobar (o neotaberna, como a ellos les gusta llamarlo) Chico. Platos de inspiración internacional, sin olvidar las recetas tradicionales, y una fijación por la materia prima fresca y de calidad en un local que, a pesar de la modernidad aparente, destila espíritu de barrio.

En la zona alta de Barcelona también existen los “restaurantes de barrio”, esos que tienen una clientela fiel, que repite, que conoce al chef y que acaba estableciendo un trato cercano con el personal de sala. Lo que puede suceder en la zona alta, es que tus clientes habituales sean ex futbolistas como Carles Puyol e Iván de La Peña, entre otros, y que tu propuesta gastronómica vaya más allá del cocido con chorizo. Este es el caso de Chico, el primer gastrobar que abrió hace algo más de un año y medio en la calle Mandri (pronto llegaron otros establecimientos similares), y que cuida por igual a vecinos, famosos y aquellos que pisan el local por primera vez.

El mimo y la cercanía que aplican al cliente también lo trasladan al producto y a sus platos, pensados para compartir e inspirados en la cocina internacional. "Le damos a nuestros platos un toque simpático pero siempre intentando que veas el producto, que lo reconozcas y lo degustes", nos dice el chef Jordi Asensio, que comanda estos fogones y los del restaurante Quillo, la nueva apuesta de los propietarios de este gastrobar en el casco antiguo de la ciudad, en el barrio de Sant Pere-Santa Caterina.

Por eso, en Chico, es fácil encontrar platos como los espárragos blancos (que son de Navarra) al horno Josper con mayonesa suave y crumble de olivas de kalamata, la burrata artesana con tomates semi secos o el carpaccio de bacalao ahumado. Propuestas en las que lo verdaderamente cuenta es el producto. Y según insiste Asensio, que había ejercido como jefe de cocina en Loidi de Martin Berasategui, en este caso este es "de máxima calidad". Aquí el chef tiene, además, libertad para desarrollar una carta en la que pueden convivir un plato tan español como el salmorejo, que él marida con fresas y virutas de jamón de bellota, y una receta tan propia de países latinoamericanos como el ceviche.

También vale la pena acercarse a sus carnes, la pallarda de pollo de payés con scamorza ahumada, con una presentación que nos recuerda a una pizza, es uno de sus clásicos. Pero también hay steak tartar de buey (con y sin foie) y chateaubriand de ternera de Girona. ¿Los pescados? De lonja, del día. Esta es la mayor sorpresa, además de algunas sugerencias semanales, que podremos encontrar en su carta, que se mantiene estable y solo cambia ligeramente en función de la temporada.

Su cocina es abierta y cuenta con una barra, que invita a comer mientras escudriñamos cómo elaboran los platos. Además, funciona de manera ininterrumpida. Si preferimos mesas, las hay. De madera y con ese aire de modernidad nórdica que lleva tiempo instalada en el interiorismo de los bares y restaurantes barceloneses. Así es el nuevo “restaurante de barrio”, cada vez más moderno, y cada vez más libre para apostar por la investigación gastronómica. Es hora de coger un bus y desplazarse hasta La Bonanova. 

Carrer de Mandri, 29
08022 Barcelona Barcelona
España

931 436 697

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