Maloca

Una maloca es una construcción tradicional para uso familiar y comunal usada por los pueblos indígenas de la Amazonía y otras zonas del Caribe. Si uno ha visto un atardecer en el Mar Menor, en Murcia, con una palmera y una o dos sombrillas de paja a contraluz, se sentirá muy cerca de esa parte del continente americano. Eso lo vieron claro en 2018 José Aguera y sus socios, que montaron este multiespacio gastronómico y de ocio ubicado al inicio de la ribera interna de la Manga, ese capricho de la naturaleza que ofrece multitud de rincones inolvidables. Y más si esos recuerdos se ‘aliñan’ con la cocina de José Gómez, el chef ejecutivo de Maloca, un cocinero gaditano con una larga trayectoria internacional que le ha llevado a trabajar varios años en China y Hong Kong. Ese bagaje impregna una cocina viajera, creativa, colorista y espectacular en el plato a través de muchas técnicas propias de las cocinas orientales y americanas, aplicadas sobre un producto fresco, de temporada y muy pegado a los recetarios tradicionales.

La carta es un hábil equilibrio entre lo demandado por un amplísimo abanico de clientes: desde el familiar al festivo, del puramente gastronómico, al vacacional y playero, del de eventos y celebraciones al joven e informal. Y la maestría del chef se manifiesta en lograr que una pareja disfrute con la misma intensidad de los mismos platos que los 200 invitados a una boda. Un empeño que recorre toda la organización -30-35 personas en temporada alta, 14 en la cocina-. Paco Candela, el jefe de sala lo remacha: “Nuestro personal tiene la misión de que todos los clientes, vengan solos o formen parte de un gran evento, se sientan igual de especiales”.

La estudiada oferta gastronómica abarca desde un capítulo de entrantes cásicos (salazones, fingers de pollo crujientes, anchoas, saam de cazón en adobo…), al mundo verde y saludable representado por un corto pero escogido capítulo de ensaladas, pasando por una selección de arroces y pescados frescos y carnes de calidad. Especialmente recomendables son un arroz en paella de presa ibérica y espárragos trigueros que es un prodigio de técnicas, o la fideuá de berberechos y algas. Cochinillo crujiente, lomo alto de vaca, solomillo y chuletón con 45 días de maduración, forman parte del ‘comando carnívoro’; y de los frutos del mar, uno de los platos estrella es la corvina en emulsión de perejil. Un apartado de pasta italiana, una selección de guarniciones y un espectacular capítulo de postres elaborados en sus cocinas completan la oferta. Como ejemplo de la cocina dulce de Maloca, dos elaboraciones impactantes: Crazy Chocolate Maloca, es, exactamente eso: una locura de chocolate compuesta por ¡7 técnicas! -el chef, con una sonrisa recalca: “imagínate eso para 200 personas”- y la tarta Pavlova, todo un despliegue visual y de sabor.

Son tres los espacios bien diferenciados que conforman Maloca: Pura Playa, el chillout; Satiurna, el restaurante cerrado; y Palapa, una gran construcción abierta de madera. “Nuestra idea es que una familia pueda venir cuando abrimos a mediodía y pueda pasarse aquí una jornada entera, hasta la noche.  Aquí reunimos las posibilidades de una cocina, digamos, gastronómica, otra más informal, más ‘playera’, y ligera, con eventos, zonas de relax y copas…” resume José Aguera, que apostilla: “Este es un restaurante muy democrático; aquí te puedes gastar 30 euros o 120. La cocina y la atención serán las mismas”.

Maloca abrió en julio de 2018 “y la verdad es que tras un inicio en el que luchamos por darnos a conocer, cuando ya empezábamos a lograr una velocidad de crucero, llegó la desgracia de la pandemia y todo se vino abajo”, relata José Aguera. Pero el gerente es optimista y cree que una vez que han aguantado la travesía del desierto del Covid, “el lugar tiene un enorme potencial y saldremos adelante”.