Fusta Orgànic

Y es que su propietario y alma mater, Pep Solà, si algo tenía claro es que quería dar vida a un proyecto único, diferente, en el que se pusiera en valor el buen producto que nace, se cultiva y produce en la zona de La Safor. Bajo esta premisa, Solà cuenta con una cocina única, de proximidad y principalmente ecológica. 

Tan ecológica que desde Fusta Orgànic se ha creado uno de los primeros modelos de cocina circular o, lo que es lo mismo, una manera eficiente de reutilizar los residuos orgánicos que se generan. Así, es justo en este mismo espacio donde se separa la fracción orgánica de los residuos generados y empieza el proceso de compostaje. Una vez terminado, se traslada al campo en forma de fertilizante para los alimentos que se consumen en el propio restaurante y “así es como se cierra el círculo, rompiendo con el modelo de cocina tradicional y reorganizándola para obtener fertilizante para nuestras frutas y verduras”, explica Solà.

En Fusta Orgànic se ha puesto veta a los productos procedentes de grandes multinacionales porque a su propietario lo que le gusta es el tú a tú. Ponerle cara, por ejemplo, al vaquero de Gandía que le trae semanalmente uno de los mejores quesos frescos que se producen en España. A los agricultores Xavi y Esther, unos de los principales proveedores de la despensa de Fusta Orgànic o Visantica que con 89 años todavía regenta el afamado Forn de Les Clarisses.

Con todo esto queda claro que el nombre de Fusta Orgànic no fue elegido al azar y que se debió a dos motivos. El primero porque en valenciano hay muchos refranes populares relativos a la madera (fusta en valenciano) que hacen referencia a ser una persona de verdad, natural, que va de cara. Y, por otra parte, porque su cocina es fundamentalmente orgánica. Sin duda dos conceptos que dejan más que clara la filosofía de este restaurante. 

Debido al producto con el que se trabaja, de kilometro 0, proximidad y estacional, es precisamente éste el que da vida a los platos que se ofrecen diariamente a los clientes. Aquí no se trabaja con carta y son las sugerencias del propio chef las que marcan el menú diario, compuesto de 3 primeros y 3 segundos a elegir y postre. El recetario de Solà es tan amplio como la variedad de sus propuestas.

De ahí su escabeche de atún con hierbas aromáticas, la tartaleta de crema de salvia con higo, la quiche de ajos tiernos y anacardos, el bacalao confitado en aceite de romero con hinojo y puré de nabo blanco o postres como el de manzana, elaborado con un variedad única, conocida como esperiega o manzana de hielo, que únicamente se cultiva en la zona.

Mención aparte merecen sus ricas ensaladas como la de queso en salmuera de pebrella, tomate y alcaparras o la de salmón, tomate y aguacate. Su peculiaridad radica en el aliño que siempre contiene verduras y hortalizas en salmuera. Tampoco, y debido a la zona en la que se encuentra el establecimiento, podían faltar las fideuàs y arroces melosos. Aconsejamos no perderse el arroz de manitas de cerdo con ajos tiernos y habas y la fideuà de secreto y alcachofas o cualquiera de sus tradicionales cocas saladas elaboradas siempre con harina integral.

Opciones todas ellas a maridar con una carta de vinos también ecológica y de proximidad. Unas 20 referencias que aportan pureza y matices diferentes en el paladar de quien los consume ya que en su elaboración intervienen menos productos químicos que pueden distorsionar el sabor original de la uva.

Porque Fusta Orgànic es un espacio de cocina abierta y comprometida pero sobre todo un restaurante completamente ligado a su tierra y al producto que ésta da.