La Cuina del Port
A pocos días de soplar las velas de su primer aniversario, La Cuina del Port tiene claro que ha atracado en este puerto de Mataró para elevar el nivel gastronómico de una zona con mucho potencial. A escasos metros del puerto deportivo y ante un paseo marítimo que no tiene nada que envidiar a grandes capitales, este restaurante llamará tu atención aunque no quieras. ¿Sabéis cuando un yate de 20 metros de eslora sobresale entre el resto de embarcaciones de un puerto? Pues vendría a ser lo mismo, pero cambiando el yate por una espectacular terraza, llena de vegetación y un mobiliario de primer nivel. Un oasis verde y fresco que invita a entrar sin pensar en la carta ni el precio. Primer acierto de un restaurante que ha querido desmarcarse radicalmente del anterior local haciendo “un profundo cambio de cara tanto en carta como en imagen”, me cuenta Sergio Fernández, sommelier y director de sala.
Y es que es imposible no sentirte atraído por su terraza, su exquisita decoración interior a base colores tierra, grandes plantas y unas mesas que invitan a la sobremesa. Ya lo dicen, que se come con los ojos, y, en este caso, se cumple tanto por los emplatados como por la estética del local. “La atención al cliente es una de nuestras obsesiones y en esto también entra la decoración, ya que el espacio debe acoger al comensal igual de bien que el personal”, dice Sergio.
Vial de Ribera, Paseo del Callao, Bajo s/n
08302 Mataró Barcelona
España
Cocina catalana evolutiva
Tres palabras, un solo concepto. Tanto Sergio como Andrés García, jefe de cocina de La Cuina del Port, usan este término para referirse a una propuesta gastronómica basada en el recetario tradicional de la cocina catalana, pero “con un giro sorprendente”. Andrés, un granadino que, junto con su equipo de cocina, zarpan en el mar a diario con una embarcación creativa, joven y consolidada. “Aunque tenemos platos tradicionales que mantenemos intactos, como el arròs del senyoret o los pies de cerdo, la mayoría de la carta incluye alguna reinterpretación”, confiesa Andrés. Un buen ejemplo de este juego culinario entre la tradición y la modernidad de la cocina es, sin duda, su mel i mató, un clásico entre clásicos que Andrés y su equipo reformulan a través de tres texturas de mató: sólido, líquido y helado. La miel, en cambio, la incluyen a través del crujiente. Un delicioso postre que, sin renunciar a la tradición, consigue sorprender y poner el punto final a un recorrido gastronómico que puede pasar por un bacalao con sanfaina “sin moderneces”, hasta una versión muy libre de los clásicos chipirones en su tinta.
Y es que la clave de su carta es contentar tanto a los que tengan ganas de dejarse sorprender, como satisfacer a aquellos que buscan los clásicos de siempre hechos con amor y buena cocina. Si sois de los primeros, no dudéis en pedir el rabo de vaca desosado y presentado con un lingote que compactan con el mismo colágeno de la sangre. Las vieiras, preparadas como un mar y montaña, son un auténtico regalo para el paladar, igual que sus espárragos verdes salteados con un huevo crujiente a baja temperatura y una cobertura de panko. “Nos gusta jugar y que la carta sea dinámica”, me cuenta Andrés, que acaba de sacar del horno una nueva minuta que, según cuenta, “es el reflejo de una cocina juguetona y fruto de un mix de culturas”. Y es que los habitantes de la gran cocina con vistas a la sala pertenecen a distintas culturas gastronómicas. “Aquí se hablan todos los idiomas gastronómicos, desde mi Granada, pasando por la cocina catalana, la venezolana, la marroquí, la ucraniana… una mezcla que nos enriquece”, celebra Andrés, que pronto cumplirá un año dirigiendo los fogones de La Cuina del Port.
Proximidad en el producto y en el trato
No miento si digo que hoy en día es más fácil encontrar un buen producto fresco en cocina que un buen servicio en sala. “La excelencia en el trato con el cliente es nuestra obsesión”, me dice Sergio, y no escatima en halagos a su equipo. Proximidad en la atención al cliente, pero también en el plato, ya que procuran que la distancia entre la producción y la cocina sea la mínima. “En la medida de lo posible, el pescado es de la costa catalana, la verdura del Maresme, e incluso la carne nos la traen del Pirineo”, acota Andrés, haciendo referencia al entrecot ecológico de Cal Tomàs. Las copas también las llenan del vino de la comarca, la DO Alella, “aunque tenemos una amplia oferta de vinos nacionales”, afirma el sommelier.
Cocina juguetona, tradición, entorno idílico y trato excelente se conjuran en este joven restaurante a primera línea del puerto de Mataró. Si vais entre semana, no desaprovechéis su menú de 32 €, de miércoles a viernes, y, si os dejáis caer el fin de semana, no fallaréis con cualquiera de los platos de la carta. La Cuina del Port ha cogido el timón con fuerza y tiene el viento de cara para ser en poco tiempo un referente gastronómico de la costa barcelonesa.