Carpaccio de alcachofa de temporada con trufa negra o el pulpo a feira con trinxat de col de la Cerdanya son toda una declaración de intenciones. Son dos de los platos que hay actualmente en la carta de Floreta, un restaurante que bebe de la tradición y que se inspira en los mejores productos del mercado para sus platos de cuchara. Sentarse a la mesa es todo un placer en este rincón acogedor del barrio de Poble Nou de Barcelona.
Xavi Jovells es el joven chef de este establecimiento y tiene claro que este es el lugar donde quería estar. “Poble Nou es un barrio en expansión”, nos explica, y destaca que cada vez hay más gente y, en consonancia con esto, más locales que dan vida y aportan calidad gastronómica a uno de los barrios de moda en la ciudad. Su padre está detrás de los fogones de Can Pineda (unas esquinas más arriba) y él mismo abrió Els Tres Porquets, dos experiencias que han marcado su manera de hacer.
Desde julio de 2014, Floreta se ha ido haciendo un nombre en el barrio, y son muchos los clientes habituales a quienes se saluda por el nombre, algunos de ellos vecinos, muchos otros, personas que hacen business junto al distrito tecnológico y empresarial 22@. La carta varía según la temporada pero se puede decir que los cambios y añadidos son continuos. Y por eso Jovells ha optado por facilitar la carta en una moderna tablet: ¡se puede modificar el contenido constantemente!
Los buñuelos de bacalao, que Jovells aprendió a cocinar en Sevilla, y los huevos rotos con trompetas de la muerte son dos de los entrantes calientes con más éxito de este local. El pulpo es otra de sus especialidades, lo hierven ellos mismos y ahora lo combinan con un trinxat de lo más auténtico, con col venida expresamente de la Cerdanya.
Y es que en Floreta lo que priman son los ingredientes: el pescado viene directo de la Lonja de Barcelona, la verdura de la Cerdanya o bien del Maresme o el Baix Llobregat, según temporada. Ahora, por ejemplo, es el momento de la alcachofa y del pollo del Baix Llobregat y empiezan a haber guisantes del Maresme.
Uno de los grandes placeres que ofrece el local consiste en degustar los platos “de toda la vida”, de los que hacen chup-chup en la cocina y nos recuerdan a la cocina de la abuela: callos, fricandó con perrechicos, albóndigas con setas o tripa de bacalao con sanfaina y alubias.
¿Y si nos dieran todos estos platos para almorzar? ¿Nos hemos vuelto locos? No. Es la propuesta de Xavi Jovells para las mañanas de martes a viernes. “Estoy yo solo y les preparo lo que les apetezca, quiero que disfruten”, nos dice, y matiza bromeando que “de hecho, aquí se come lo que yo digo: callos, bacalao a la catalana, albóndigas y fricandó”.
Y para redondear las comidas, nada mejor que unos postres caseros. Nos dice la clientela que van expresamente a Floreta para degustar sus torrijas, con crema de vainilla y helado de leche merengada. A la tatin de manzana y las bombitas de chocolate -una “crujiente explosión de chocolate líquido”-, se le añaden propuestas más ligeras, con fruta. Todavía es posible disfrutar de una buena comida en Barcelona a base de platos de toda la vida hechos con el cariño de antes.
Floreta es un placer para los amantes de la buena cocina, sin florituras ni complicados añadidos. La cocina de cuchara se reivindica en este afortunado rincón de Poble Nou.