La Más Bonita

La Más Bonita, mucho más que un restaurante con vistas al mar
La Más Bonita
La Más Bonita
3 Noviembre, 2014
Gastronosfera

Una construcción rústica de paredes imperfectas, con techos muy altos y vigas centenarias a la vista. Pinceladas de blanco y azul cielo inundan todo el espacio acercándonos, más si cabe, al Mar Mediterráneo que se divisa desde una de sus terrazas. Así es La Más Bonita, un trozo de paraíso en la Playa de La Patacona (Aboraya, Valencia).

Su decoración sencilla pero perfecta a la vez y sus miles de pensados detalles son los ingredientes básicos de una fórmula que te conquista nada más entrar por cualquiera de sus puertas. Porque atravesarlas significa un cambio de chip respecto al concepto típico de chiringuito ubicado en la playa.

Nos encantan sus confortables sofás, sus pizarras colgadas en la pared cargadas de mensajes positivos, la simpatía y buen trato de sus trabajadores, el olor tan agradable que emana de su cocina y, sobre todo, la sensación de sentirte como en casa.

En La Más Bonita es fácil encontrar el entorno adecuado para cada ocasión. Su tranquilo patio interior, rodeado de vegetación y con luz natural, contrasta con el vivo restaurante donde disfrutar de la dieta mediterránea y que da paso a la terraza con unas vistas privilegiadas a primera línea de playa. Unas vistas de las que se puede disfrutar a lo largo de todo el año y es que cuando empieza el otoño, este local continúa a pleno rendimiento porque no existe nada más agradable que recrearse del suave clima valenciano mientras los rayos de sol chocan contra sus ventanas.

Pilar y Óscar, los hermanos Lázaro, son los responsables de este espacio que se ha convertido en uno de los lugares más de moda de la capital levantina. Se puede decir que la historia de La Más Bonita se fraguó en Holanda. Pilar, por aquel entonces una estudiante de publicidad Erasmus de 23 años, se quedó fascinada con el concepto de las cafeterías típicas del Norte de Europa. Justo en aquel momento decidió que algún día abriría en España uno de esos lugares donde los desayunos y las tartas fueran los protagonistas.

El sueño se materializó hace apenas dos años junto a Óscar, que por su profesión de interiorista y carácter emprendedor, no dudó ni por un momento en embarcarse en esta aventura. Sin duda, la combinación perfecta donde ella es la dueña de los fogones y él el responsable tanto del diseño interior como de la imagen de marca.

Una marca coqueta y desenfadada que ha traspasado la idea del restaurante en sí y que cuenta con su propio merchandising, además de tener revolucionadas las redes sociales. Por las reacciones que La Más Bonita genera, más que un local parece un viral. Inclusive, este mismo verano, han empezado a editar su propia revista.

Por todos estos motivos, no es de extrañar que le ‘lluevan las novias’, en cuanto a rumores de franquiciado se refiere, aunque tanto Óscar como Pilar lo tienen claro: esta opción no es viable ya que la idea rompería con su filosofía de empresa, con la manera tan personal que tienen de hacer las cosas y de cómo las transmiten a sus clientes.

Pero no sólo de marca se sustenta La Más Bonita, su oferta culinaria tampoco deja indiferente. Encontramos una carta nada pretenciosa, sencilla pero bien resuelta, de base mediterránea, casera y con productos ecológicos que dan vida a cremas, ensaladas, tablas variadas y mini hamburguesas gourmet. Aunque su éxito gastronómico radica en las exquisitas tartas elaboradas por la propia Pilar y cuyos ingredientes principales son el cariño, la dedicación y algunos truquitos secretos heredados de su abuela.

 

Cheesecake, red velvet, carrot cake, galleta oreo, tarta de higos o tarta de chocolate con galleta, todas ellas de tamaño XL y esponjosas, son algunas de las variedades que te sorprenden nada más echarle un vistazo a su mostrador.

Sin lugar a dudas, los números mandan y un total de 150 tartas semanales salen de La Más Bonita Ruzafa. El segundo establecimiento abierto recientemente por los hermanos Lázaro, punto de encuentro de los más urbanitas al estar ubicado en el centro de la ciudad, y que sigue la línea del local original. Se trata de un antiguo horno-obrador que llevaba funcionando desde 1933 hasta la jubilación de su dueño y cuyo anfitrión, un horno giratorio de 3,5 metros de diámetro tras una cristalera, permite a sus clientes disfrutar del proceso de elaboración. Es en este lugar donde, además de cocinarse las tartas más famosas de Valencia, Óscar y Pilar cocinan nuevas ideas que darán vida a futuros proyectos.

Texto de Inboga

Passeig Marítim de la Patacona, 11
Alboraya Valencia
España

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