Una tartana según la Rae es un coche tirado por caballos. Esta tartana de la que vamos a hablar es una de las piezas clave del carro formado por Grupo Casa Tomás que actualmente regenta en Cartagena 5 locales de restauración, tres fincas de eventos, repartidas por puntos estratégicos de la Región de Murcia y un servicio de catering para eventos y empresas.
Un carro del que tiran actualmente más de cien empleados en plantilla, más otros cuantos entre extras de eventos y catering. Se trata de un gran carro, sin duda. Este carro es un grupo hostelero familiar que está conducido por Clemente Acosta, que en el año 1936 fundó un restaurante para ofrecer una cocina basada en el producto local y en conseguir expresar en el plato lo que para él significaba el mar y tierra que ofrece esta zona costera bañada por el Mediterráneo. Su cocina está basada en una cocina de proximidad compuesta por pescados y carnes de los que más de un 80% son comprados a proveedores locales.
El grupo está regentado por la segunda generación de hosteleros, formada por los cuatro hijos de Clemente, que están al frente de todos los negocios del grupo, trabajando juntos como buenos hermanos y apoyados de un grupo humano, profesional e igualitario, compuesto por el 47% de mujeres y el 53% de hombres. Porque así es como se mueven los carros, tirando de ellos.
Grupo Casa Tomás posee cinco restaurantes en el centro histórico de Cartagena: La Tartana, La Tapería, A la Barra, A la Brasa (que incluye una barra japonesa llamada Doki Doki) y La Cartela. Cada uno de ellos creado con perfiles muy diferentes con la idea de cubrir todas las necesidades de los clientes y turistas que visitan la ciudad.
La Tapería ofrece una cocina mediterránea, ligera y atractiva para tapear entre amigos, situado al lado de un parque infantil es perfecto para ir en familia. La Tartana ofrece una cocina mediterránea con platos más elaborados, para un cliente medio que quiere comer bien y a un precio razonable. La Cartela, un local joven donde disfrutar de la gastronomía local con un toque desenfadado. A la Brasa ofrece una cocina gourmet donde sus clientes buscan sabores y experiencias diferentes, destaca tanto por su gastronomía como su arquitectura y lago exterior. A la Barra es un espacio que se caracteriza por su amplia terraza con barriles como mesas altas, dirigido a un público joven que busca un ambiente más informal y, además, está situado junto a un pub donde tomar algo después de comer.
Pero vamos a centrarnos en La Tartana, que como decíamos es el restaurante insignia del grupo. Está en los bajos de un edificio construido en 1906 por el arquitecto Víctor Beltrí, que pasó su última etapa de vida en Cartagena. La fachada del restaurante mira hacia la calle Puertas de Murcia, una céntrica calle peatonal del casco histórico de Cartagena, por la que pasean miles de turistas y visitantes que se dejan seducir por la ciudad trimilenaria, empapándose de su historia y sus tradiciones. Este restaurante es reclamo de cruceristas que bajan de los grandes buques para pasear, realizar sus compras y disfrutar de la gastronomía local. Por su puerta pasan los pasos de las procesiones de Semana Santa, reconocidas por su interés turístico internacional.
Pero La Tartana no olvida a su clientela habitual, arraigada desde siempre y fiel, que la ha acompañado desde siempre en su camino por el tiempo. Por sus salones han pasado muchos personajes ilustres de la historia de España, por citar solo unos pocos de tanto: Lina Morgan, Paz Padilla, Arturo Pérez Reverte, Ballet Nacional, La Verbena de la Moncloa… En sus paredes cuelgan fotos y autógrafos de las más variopintas personalidades que han comido aquí. Bien merece echar un vistazo a todos los retratos entre bocado y bocado.
En 2020 el local llevó a cabo una gran reforma para renovar decoración, instalaciones y carta, en la búsqueda de una actualización acorde a los tiempos que vivimos. Esta reforma transformó una taberna clásica con pocas mesas en un restaurante moderno con mucha más amplitud, espacio entre mesas y una decoración elegante, cálida y acogedora. Siempre respetando la esencia del local y la arquitectura del edificio que lo acoge. A día de hoy el restaurante cuenta con una zona de terraza, el comedor moderno (presidido por unos barrileros de cerveza a presión colocados cerca del techo), un salón clásico muy bonito y dos reservados.
La carta también sufrió un gran cambio, desapareciendo el 80% de sus platos, pero conservando un 20% que todavía sigue funcionando de maravilla. De esta cocina, capitaneada por Marisa, siguen saliendo platos clásicos como el pulpo con garbanzos, las alcachofas con verduras, sus originales croquetas (de pulpo, diferente con gamba, de jamón), los arroces variados como el caldero o paella con bogavante, el pulpo a la brasa (hecho en horno de brasa al carbón), los pescados de proximidad, las carnes con denominación de origen y los postres como el tiramisú, uno de sus postres estrella.
Pero, además, encontramos platos más modernos como las marineras gourmet (la Marinera es una tapa tradicional murciana compuesta por ensaladilla rusa sobre una rosquilla de pan y una anchoa por encima), el Tataki de salmón, Huevos cremosos con boletus y foie, el Buñuelo de calamar con calabacín o las Zamburiñas plancha con mayonesa de cítricos.
Todos los viernes disponen de platos fuera de carta donde podemos encontrar una gran oferta de productos frescos y de mercado, todos de proximidad. Comprometidos con el medio ambiente, actualmente se encuentra en proceso para obtener la Q de Calidad y la S de Sostenibilidad. Los fuera de carta cambian constantemente, pero si uno de ellos funciona a la perfección, este plato se incorpora a la carta como detalle hacia sus clientes.
Sin duda La Tartana se ha convertido en el restaurante digno de tirar de este carro llamado Grupo Casa Tomás, conformado por un gran equipo profesional y humano que vive y respeta las tradiciones de la histórica ciudad de Cartagena.
C. Puertas de Murcia, 14
Cartagena Murcia
España