Restaurante Petraher

Entrar en el restaurante Petraher es dar un paseo a través del pasado y la historia viva del barrio donde se ubica: Patraix. Tanto en su interiorismo como en algunas de las propuestas que dan vida a la carta, se refleja el espíritu industrial, agrícola y cambiante de este emblemático enclave valenciano. De reciente apertura, le auguramos muchos éxitos… Sino continua leyendo y empieza a salivar.

Su nombre Petraher no es ninguna casualidad ya que este es el término empleado en la época de la Conquista de Jaume I para referirse a la zona. Carlos Catalá y Henar Chillida han querido recuperarlo porque ellos son gente del barrio, dos jóvenes emprendedores que querían dotarlo de una oferta gastronómica pendiente de cubrir. Y es que en Petraher nada es casual.

Encontramos una decoración con ambiente industrial pero altamente acogedora. Hierro, madera oscura y muchas fotografías en sus paredes que desprenden el alma de barrio del local. Porque allí se respira el olor, sonido y paisaje de sus calles pero, sobre todo, se degusta una cocina moderna y de calidad que no pierde los orígenes. De ahí sus arroces en llanda, herencia de una época en la que se cocinaba mucho con hierro. En carta los de puchero, pato y boletus, corvina con ajetes, negro de sepietas, bacalao y morcilla… a todos se les da una sorprendente vuelta de tuerca.

Unos giros inesperados para el comensal que encajan. ¡Vaya si encajan! Muestra de ello son sus ya famosas gyozas de blanc i negre (longaniza y morcilla) de embutido de Requena con salsa de coco y curry. Otro ejemplo de esta sorprendente cocina es el canelón relleno de carne de puchero y cubierto con salsa trufada y virutas de jamón. Contundente, rico y sabroso a partes iguales. En palabras de Catalá es un “plato que llama la atención de inmediato, nada más leerlo en carta. La gente no se espera que algo tan tradicional y nuestro como el puchero pueda presentar esta apariencia… y luego está ese sabor que les recuerda a infancia pero camuflado en otras notas más innovadoras”. ¡Así es!

Tradición culinaria también hay en sus cocas de temporada cuya masa es elaborada por el vecino Horno Artesanal La Cuadra. Su relleno puede ser de lo más variado aunque te recomendamos degustar la de sobrasada ibérica con queso Comté.

Y para no perderse, el ajoarriero con huevo frito y crujientes de bacalao, servido en original mortero. El secreto de esta preparación está en romper el huevo para que su yema ligue con el resto de la mezcla y se convierta en toda una exquisitez. Así, no es de extrañar que este plato sea todo un imprescindible en carta. Una carta que se augura cambiante y siempre acorde al producto de temporada y de kilómetro 0. De ahí que ahora puedas probar su boniato asado con tzatziki (salsa característica de la cocina griega y turca), coronado con cebolla morada encurtida y piparra dulce.

Para completar la oferta gastronómica la presa ibérica con berenjenas de Almagro, la flor de alcachofa con bechamel de blanquet o el puerro confitado con salsa romesco. Sin olvidar el apartado de postres, aptos para paladares altamente amantes del dulce. Todavía soñamos con su torrija de pan brioche con helado de leche merengada y tierra de galleta o su donut con crema pastelera, nutella y filipinos.

El artífice de esta cocina que promete dar mucho que hablar es Álvaro Calzada. Joven cocinero con dilatada experiencia en restaurantes gastronómicos de la ciudad y que ahora en Petraher está poniendo toda la carne en el asador (nunca mejor dicho) para demostrar que este equipo está solo afianzando la base de un proyecto que se espera mucho mayor. Porque las cosas si se hacen desde el cariño y desde la profesionalidad solo pueden salir bien. ¡Larga vida a Petraher!