Blu Bar

Hace tres años que Blu Bar arrancó como apuesta audaz centrada en una cocina vegana sin complejos y con espíritu surfero (dos de los tres socios practican este deporte y los tres son veganos o vegetarianos). Situados en plena Rambla del Poblenou... ¿En que se traduce esta vocación surfera? Para empezar, en una estética fresca e informal que incluye azules mediterráneos en las paredes, ambiente alegre y una energía chispeante.

Para continuar, y aquí llegamos el meollo de la cuestión, en una cocina intensa de sabores definidos y punzantes. Vegana, sí, llena de platos con fuerza, color y personalidad. La palabra personalidad es una de las que mejor encaja con el Blu Bar. Un local con personalidad en uno de los barrios más carismáticos de la actual Barcelona. "No queríamos ganar dinero vendiendo cosas que no comemos en casa. Somos todos veganos o vegetarianos, pensar en vender productos de origen animal nos hacía sentir mal y decidimos ser coherentes, en el bar y en nuestra vida". Nos lo cuenta Darío, uno de los tres socios.

La guinda del pastel es la terraza. Situada en una esquina algo recoleta pero muy luminosa. Doce mesas disputadas desde el mediodía (los vecinos acostumbran a bajar para regalarse el aperitivo) y con actividad durante comidas, meriendas y cenas. Cuando las autoridades lo permiten esta cocina acostumbra a estar abierta incluso hasta media noche. Viva durante prácticamente toda la jornada. Un festival del servir y del disfrutar.

Entre los distintos platos que ofrece (toda la carta está disponible  en opción de take away y como entrega en casa a través de las plataformas Glovo, Delliveroo y Uber Eats) encontramos tapas que buscan siempre la originalidad, pizzas con resultados veganos sorprendentes y bowls de ensaladas que Darío define como platos completos "que huyen de las aburridas ensaladas de hojas casi viudas. Son platos para disfrutar y que a la vez alimentan de forma completa".

Las masas de las pizzas la elaboran ellos mismos -de hecho todo lo elaboran ellos, salsas, guarniciones, patatas fritas...- con mezcla de harina de espelta y cereales. Esto les confiere un sabor y textura especial. No son completamente integrales, pero sí que tienen un alto porcentaje integral (esto se traduce en mayor sabor, mayor cantidad de nutrientes que se pierden en los refinados y también en una mejor digestión final). 

En su pizza campesina encontramos tomate, mozzarella vegana, setas shiitake, rúcula y (atención) jamón vegano ahumado. Este producto lo importan desde Parma, cuna del famoso prosciutto di Parma, y se elabora con proteína (gluten) de trigo. La misma proteína con la que se elabora el pan es la que se utiliza como base para conseguir este producto de textura ajamonada y sabor ahumado. La inventiva, cuando es bien llevada, nos hace más libres y nos otorga más capacidad para disfrutar.

En el Protein Buddha bowl encontramos una sustanciosa y colorida mezcla de quínoa con espinacas y aguacate. El toque fresco y ácido de la ensalada mexicana pico de gallo (tomate, pimiento y cebolla),  hojas de brote de espinaca, soja texturizada y un toque de textura cremosa a base de queso elaborado con yogur de soja, aceite de coco limón y sal. Todo dispuesto en un bowl, junto pero no revuelto. Para que podamos ir administrando a nuestro criterio el orden de las suculencias. ¡Ñam!

Para los amantes del producto directo recomendamos el boniato al horno con especias y veganesa casera (leche de soja, limón y aceite de girasol). Un punto perfecto de cocción para que el interior sea cremoso y el exterior esté bien caramelizado. Los azúcares del boniato se mezclan cariñosamente con los aromas especiados. Bocados tiernos, dulzones y delicados. También cuidan los bocadillos gourmet, que elaboran con pan hecho con la misma masa que las pizzas. Un detalle importante que contribuye a esta coherencia global del local.

Para los postres cuentan con la colaboración de Debby's, una pastelera vegana que les provee de golosos bocados que apuestan por los ingredientes naturales y huyen siempre del azúcar refinado: cookies, brownies... un final dulce para un ágape original, sabroso y veganamente desacomplejado. En el Poblenou nos esperan, para disfrutar.

Fotos: Andreu Gilaberte