Casa Suecia
O todo o nada. Eso debió pensar el reconocido interiorista Lazaro Rosa Violán cuando le tocó hacerle un importante lavado de cara a las diferentes salas de Casa Suecia, en la calle Marqués de Casa Riera, junto al Círculo de Bellas Artes. Y, visto lo visto, el resultado es sorprendente y atractivo.
Casa Suecia abrió hace un lustro, en 2016. Tiempo suficiente para tomarle el pulso a la vibrante escena gastronómica de la ciudad, haciendo de sus espacios un pequeño secreto a voces entre todos aquellos que gustan de moverse por la zona centro. “Lo bueno que tiene este lugar es que acoge a todo el mundo”, apunta Ana María Ferrer, responsable de prensa de la emblemática construcción, que durante varias décadas dio cobijo a la comunidad sueca que residía en Madrid. El Hotel Suecia, también, fue el lugar de esparcimiento de escritores como Julio Cortazar, Ernesto Sabato o Ernest Hemingway.
Ahora, con su aire renovado, el estilo escandinavo de líneas curvas y mobiliario retro vuelve a brillar como en los años cincuenta, cuando fue inaugurado por primera vez. Entramos directamente por el Lobby Bar, donde la versatilidad de la propuesta es lo que más llama la atención. Lo mismo se puede desayunar, que disfrutar de un menú ejecutivo de aspecto informal —al módico precio de 15€— o dejarse aconsejar por algunas de las tapas del chef Javier Utrero. Entre las sugerencias destacan platos de la cocina de antes levemente mejorados, como es el caso de las mollejas de cordero, los huevos con chanquetes o la lasaña al estilo Casa Suecia, crujiente y fundente, como mandan los cánones mediterráneos. Los amplios ventanales, la barra de madera y el verdor de las innumerables plantas que jalonan su interior, son otras de sus cualidades.
En la entreplanta encontramos el restaurante, agradable e intimo, perfecto para reuniones o quedadas con amigas. ¿Para comer? Platos donde el compartir manda, como las croquetas caseras, las almejas a la marinera o el tomate de Tudela con bonito del norte. El producto, como se puede comprobar, es otro de los puntos más significativos de la carta, siempre con ese toque especial de su chef. El entrecot lo elaboran con un horno Josper y mantequilla de hierbas aromaticas, el rape negro viene servido junto a unos cangrejos de río al estilo nordico y el arroz con bogavante se prepara al momento y se flambea con brandi. “Para potenciar los sabores y conseguir una esencia amaderada”, comenta Utrero.
Roof Top de los que crean escuela y clandestino que no deja nada a la improvisación
“Queremos que la gente se encuentre cómoda en un ambiente tranquilo y especial”, continúa explicando Ferrer, mientras apunta a los cambios que se van sucediendo cuando el sol comienza a caer: “Casa Suecia se transforma y se llena de un público más joven, abierto a lo que la noche pueda dar”. De esa manera pasamos a la terraza, en la planta número once, a la que se accede directamente desde un ascensor que hay en el exterior. Unas vistas 360 de un Madrid mágico y único, en el que la parte gastronómica sigue teniendo su espacio reservado: hamburguesa de ternera recubierta de queso cheddar, tacos de carnita y cochinita pibil o brochetas de pollo teriyaki y verduras, entre otros. Aunque el premio a la propuesta más demandada y celebrada se lo lleva su afamado brunch: On The Roof. Todos los fines de semana, entre las 12h y las 15:30h, con surtido de panes, patisserie, salmorejo, ensaladilla, selección de ibéricos, quesos franceses, fruta recién cortada, yogurt natural, mermeladas varias, hamburguesa de vaca vieja, café, infusiones…Una lista inacabable. A la que se le puede añadir un cóctel y una barra libre de espumosos (brut & rose). Todo a partir de 28€.
Terminamos en el speakeasy del local, nuevamente en la planta inferior. Un cocktail bar camuflado que homenajea a uno de los antiguos residentes: Hemingway. La sala se encuentra repleta de sillones tapizados en terciopelo rojo, luz tenue, una barra que incorpora una capilla francesa del siglo XVII y, como no, coctelería de autor, firmada por Chema Insausti, antiguo bartender de Chicote, que actualiza clásicos de ayer y hoy como el Daiquiri, el Dry Martini, el Manhattan o la Margarita. Además de ofrecer signature cocktails como el Suecia 76 (ginebra, aquavit, lima, azúcar y champagne) o el Hemingway Especial (ron, pomelo, azúcar, lima y bitter de pimiento). Abre de miércoles a domingo, y si es la primera vez que nos dejamos caer por allí, es recomendable hablar con el camarero. Un clandestino, siempre es un clandestino.