Su ubicación es excepcional, en el corazón del barrio de moda Santa Catalina, este restaurante se vanagloria de ser uno de los más antiguos de la zona. Dieciocho años, ni más ni menos, con una parrilla que se ha convertido en la herramienta principal del chef.
El Diecisiete Grados se presenta con una amplia terraza exterior. Al acceder, un salón decorado con gusto nos da la bienvenida. En seguida los ojos se nos desvían: la nevera de carnes y la nevera de vinos -menudo dúo-. Una amplia selección de vinos nos espera además de poder disfrutar de un escaparate de la notable materia prima con la que trabajan.
C. de la Fàbrica, 12
Palma Balears
España
Las mejores carnes
Las carnes con las que preparan los platos llegan directamente del País Vasco. Txogitxu, un seleccionador de carnes vascas de la más alta calidad, les prepara cortes con una maduración no superior a los 45 días, nos cuenta el chef Jonathan Zavala.
No nos olvidamos de la simpatía de sala que, para empezar, nos pone al día del excelente menú que ofrecen los viernes al mediodía para comer uno de sus platos estrella: el cachopo. El menú de 25€ (mínimo para dos personas) consiste en una ensaladilla de la abuela, la ensalada de la huerta y dos croquetas de jamón -buenísimas, por cierto-, un cachopo a compartir, postre y bebida. Éste lo preparan con 300 gramos de carne, queso Idiazábal, un toque de Parmesano, jamón de Jabugo Joselito y dos huevos fritos que coronan la pieza.
En la carta hay mucho donde elegir. Es extensa y para todos los gustos -no solo encontraremos carnes a la brasa en ella-. Varios entrantes para picar, ensaladas, distintos arroces y otros platos como raviolis de trufa o bacalao confitado.
Nos lanzamos a por los tartar, el clásico steak tartar y el novedoso tartar de atún rojo. El de carne, lo preparan con solomillo madurado 18 días, una calidad exquisita en boca que acompañan con pan italiano Carasatu. El de atún lo marinan con sriracha, y lo completan con alga wacame, tobiko y una suave crema de aguacates y lima. Dos excelentes selecciones para los que opten por los manjares marinados.
Sin duda la gran protagonista es la chuleta reposada Txogitxu que uno mismo se cocina a la piedra en la mesa. Una opción para compartir y disfrutar de ese sabor único y una suavidad casi como la mantequilla, que tan solo una carne gourmet ofrece.
La parte dulce también sorprende y es que pudimos probar un exquisito postre, el Choco boom boom, un coulant con corazón de chocolate blanco.
La visita ha sido -y sabido- redonda y es que sin duda, el Diecisiete Grados, es un lugar fantástico al que ir a disfrutar al centro de Palma.
Fotos: Matías Ponsico