Me voy a poner estadista y a confirmar, sin ningún estudio previo, que cada vez se abren menos restaurantes en los que puedes encontrar de todo. Sí, me refiero a aquellos cuya carta puede satisfacer tanto a los devora-carnes como a los que prefieren pescado, y lo mismo con los que no viven sin un plato de pasta o un ejército de tapas. Vaya, lo que vendría a ser un restaurante. Ahora parece que tienes que especializarte en una cosa y evitar la diversidad, como si eso fuera señal de mala calidad. Nada más lejos de la realidad.
La finca La Bombonera, un auténtico superviviente de este tipo de restaurantes, pronto cumplirá su sexto año en la zona de León 13, un barrio al estilo ensanche que recientemente parece haber despertado gracias a la gran oferta de bares de copas y restaurantes de alta comida. Este local sorprende con solo abrir la puerta, y no me refiero a su barra llena de botellas de vino ni a sus largas mesas altas, que también, sino a su aspecto industrial, casi sumido entre tinieblas. “La idea era crear muchos ambientes dentro de uno, por eso optamos por crear rincones para dos o cuatro personas”, nos cuenta Mario, maño con mucho mundo que lleva más de diez años en el sector de la restauración y seis siendo la cabeza y el paladar de La Bombonera.
Una vez te acostumbras a su peculiar iluminación, pasas de la sensación de oscuridad a la de intimidad. Las paredes cubiertas de chapas de metal, una gran vinoteca de cristal que promete saciar cualquier sed y una pequeña chimenea de las que no queman pero decoran componen una atmósfera que invita a no mirar el reloj y desconectar del exterior.
En La Bombonera encontrarás de todo para todos los gustos, aunque si no eres de hacerle feos a la carne, no dudes ni un momento e hinca el diente a cualquiera de sus carnes de larga maduración Jersey, una vaca autóctona de la Isla de Jersey que no ha sido nunca cruzada con otras razas. No cuentan con brasa, pero te prometo que la parrilla de roca volcánica es pura magia. “Controlamos mucho más el punto de cocción, pudiendo añadir toques de sarmiento o ahumado”, puntualiza Mario mientras nos abre el apetito con las “dos tapas estrella de la casa”: una tosta de pollo de corral con queso Albahaca y una tosta de foie con yema y cebolla al Oporto. Esta última me sorprendió especialmente, y ahora mismo creo que es lo último que escogería comer si mañana se acabara el mundo. ¡Qué alucine!
Te aconsejo que dejes hambre para los huevos rotos con salsa de setas, un must del local que nunca falla. Regálate, si puedes, la parrilla de verduras con romesco o la provoleta. Si no os va la carne y preferís unos buenos rigatone de segundo, La Bombonera los saca del banquillo. Si sois más de pulpo, con el que acompañan de una mayonesa de pimiento espectacular estoy convencido de que saldréis a ganar.
“Aunque nos gusta llamarnos un “beef bistrot” o un argentino, preferimos contentar todos los paladares e intentar ir algo más allá”, nos comenta Mario. Eso solo se consigue si dominas todos los flancos. Es el caso de La Bombonera: el pollo crujiente es una fiesta del ‘crec-crec’, los dados de ternera se funden en la boca y las cheeseburgers 100% ternera son un festival del gusto. Aun así, no os engañaré, aquí el beef es el que manda, indiscutiblemente. “El rey de la casa es sin duda el chuletón de 1 Kg que, si quieren, ofrecemos con un menú cerrado de 90 euros e incluye entrante, postre y botella de vino”, dice Mario. El chuletón impresiona al llegar, con tan solo verlo y oírlo, aún chispeando del fuego de la parrilla, y es todo gusto y textura. Lo mismo con el entrecot estilo Kentucky con salsa al estilo Bourbon. Se deshace, el sabor es celestial y es, sin duda, uno de los pichichis de La Bombonera. Servidas sobre pizarras calientes, todas las carnes se pueden compartir -lo avisan en la carta- y su cocción es algo más ‘made in Spain’ (es decir, menos hechas).
El punto final ponedlo con cualquiera de los postres, todos ellos caseros y difíciles de olvidar, como el pastel de queso, que sirven aún calentito, los makis de mascarpone, el brownie o el camembert a la parrilla con confit de higos, que para mí fue una grata sorpresa. ¡Qué forma de ganar por goleada a las ganas de una buena comilona en el centro de Zaragoza! Además, si vais entre semana, podréis disfrutar de un menú muy completa y económica que incluye una selección de buenas carnes por tan solo 20 euros.
La Bombonera, un restaurante con nombre de estadio de fútbol donde las copas no se ganan, se llenan, los goles se meten a la parrilla y a la afición se la levanta con un personal atento y una carnes de campeonato.
C. de José María Lacarra de Miguel, 11
50008 Zaragoza Zaragoza
España