Mambo

Mambo presume de un emplazamiento idóneo y su propicia terraza lo introduce en el moderno barrio de Santa Catalina. Tan solo abrir sus puertas, Elena Gil, liderando la sala y binomio de Conti en lo personal y en lo profesional, nos ofrece la mejor mesa centrando la atención en su cocina abierta desde la que su equipo completado por Pablo Canepa (subchef) y Joan Bibiloni (pastelero), preparan elegantísimas tapas para compartir, y carnes y pescados salvajes al corte preparados al Josper y deliciosos postres. 

Para Conti, la cocina y la comida son una manera de bendecir la vida y de honrar la sencillez que te acerca a la felicidad. Un hallazgo que lo motivó de bien pequeño y que, estribado por viajes por su Brasil natal y una incansable búsqueda de sabores auténticos, le dejaron una huella que comparte con todo aquel que se sienta alrededor de su mesa. Su amplia experiencia en conocidos fogones de Barcelona y sus conocimientos lo llevaron a impartir clases en la Universidad Autónoma de Barcelona convirtiendo su comida en un viaje hacia el espíritu, tal y como él mismo lo define. 

La coctelería vanguardista de Fabio Sponchiado nos galantea al probar el aperitivo que el coctelero italiano exhibe durante ese día: un cocktail 100% botánico, con ingredientes procedentes de la tierra como el aloe vera y la cachaça, que sirve en un particular nido de pájaros. Un sorbo impecable que hace despertar todos los sentidos. 

Las aceitunas de la casa y un pan artesanal de masa madre acompañado de una mantequilla de sabor (esta vez de cítricos pero cambiante semanalmente) nos demuestran la excelencia del producto. Las croquetas de setas y foie se devoran en un bocado a las que les sigue uno de sus crudos por excelencia, las gambas rojas, AOVE y lima con su coral, un plato que recomendamos rebañar. 

Los botánicos mambo o platos veganos muestran la pasión del chef por su manera de vivir, por el campo. Bastas hortalizas se convierten en finos bocados como el puerro al caliu asado al Josper, el milhojas de remolacha con salmorejo o los tomates eco en su pil pil de romero. 

Una excelente sorpresa que comemos con fruición son los bocados crunchy que destacan en sensibilidad y originalidad como la piel de pollo con crujiente de calamar, la lechona churruscante con hierbas y el crunchy de quinoa roja y aguacate.  

El sabor a carbón llega con las carnes y pescados que se preparan al Josper. En este caso, un corte de rodaballo salvaje acompañado de berenjena y pimientos escalibados protagonista de un remate salado exquisitamente logrado. 

El final feliz llega gracias a un untuoso macarrón de remolacha con una crema de chocolate blanco servido, para mínimo dos personas, y presentado en un tamaño XXL. 

En resumen, una carta entusiasta con una cocina honesta donde el producto es el protagonista  y que puede presumir de mucho... ¡Mambo!

Fotos: Matías Ponsico