Cuando estás en La Daurada tienes la sensación de navegar sobre un barco. Rodeado de mar y con una panorámica única de la localidad de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), este espacio ubicado sobre un muelle y junto a la playa de Ribes Roges es el lugar ideal para disfrutar de unas vistas impresionantes, una gastronomía de calidad y una oferta de ocio que abarca conciertos, monólogos, obras de teatro e incluso ferias de artesanía y eventos de empresa.
La Daurada abrió sus puertas en 2012 como un beach club en el que se pueden contemplar espectaculares puestas de sol acompañadas de un buen cóctel de autor y darse un chapuzón en aguas del Garraf, a las que se accede directamente desde el local, mientras suena la música de un DJ o un artista invitado. Un plan irresistible que la pandemia ha obligado a paralizar, aunque, poco a poco, se van retomando los conciertos y la agenda cultural del espectacular local.
La gastronomía, por su parte, ha ido ganando terreno en este lugar idílico, en cuyos fogones se elaboran exquisitos platos. La cocina mediterránea tradicional se fusiona con propuestas atrevidas y originales y con carnes y pescados a la brasa, elaborados en hornos Josper, que mantienen la textura y jugosidad de sus elaboraciones.
Los arroces forman parte de la oferta culinaria de La Daurada. Para cada uno de ellos elaboran un caldo específico, una singularidad que los hace únicos. El arroz de gamba roja es uno de los más demandados del local, que también cuenta con clásicos como el arroz a la marinera, el arroz negro, el de verduritas y la fideuá de calamar y almejas, entre otras especialidades.
En clave atrevida, ofrecen platos muy originales, cuyo nombre en carta poco tiene que ver con lo que nos encontramos cuando nos los sirven. Este es el caso de los churros con chocolate, que realmente son unas porras de gamba blanca de Vilanova con una salsa que es el propio jugo de la gamba reducido. Este genuino entrante comparte espacio en la carta con otras propuestas, como el Chilli Crab, un plato típico de Asia al que dan un toque mediterráneo. "Es un cangrejo azul del Delta del Ebro con salsa a base de tomate, chiles y almendras y, como toque final, un poco de lima y hojas de cilantro", detalla Carlos Ramírez, chef de La Daurada. Un suculento plato que viene acompañado de pan de aceite con polvo de tomate para mojar en la salsa. Otro sorprendente plato para abrir boca es el tuétano a la brasa, un platillo mar y montaña de lo más gustoso y visual, pintado con una reducción de carne y ratafía, que lleva por encima unas láminas de bonito deshidratado.
Producto de proximidad y postres sorprendentes
Quienes busquen opciones tradicionales, podrán disfrutar de una amplia y elaborada variedad de entrantes, que incluyen las clásicas patatas bravas, distintas variedades de croquetas, zamburiñas, mejillones y calamares a la andaluza, entre otras opciones. Como recomendación, el tartar de gamba blanca de Vilanova, un producto autóctono muy versátil que viene acompañado por una salsa y un aderezo a base de especias y hierbas.
La sepia a la bruta con alioli de ajo asado es otra de los clásicos de la carta de La Daurada y un guiño a la cocina tradicional de Vilanova. A su cuidada presentación se suma un laborioso proceso de elaboración, en el que cuecen la sepia a baja temperatura durante dos horas y media y la rellenan con patatas. Encima colocan las patitas de la sepia, fritas con harina de garbanzo, y, como toque final, añaden un poco de alioli negat -es más líquido que el tradicional- y una pizca de cebollino.
Como guinda a su exquisita propuesta, este complejo gastronómico y de ocio ofrece unos postres que quitan el hipo. Creaciones artesanas propias que sorprenden de entrada y cautivan al paladar desde la primera cucharada. Este es el caso de la tarta de manzana, cuyo aspecto nada tiene que ver con el tradicional postre. Su innovadora y generosa tarta de manzana, pensada para compartir, se presenta entre dos pastas brie con relleno de compota de manzana, trocitos de manzana, dos bolas de helado de leche merengada y un poquito de canela. Para que no falte detalle, la capa superior de la pasta brie lleva un poquito de azúcar glas, miel y ralladura de lima. Una delicia que compite en carta con otro postre singular: un coulant de queso de cabra y chocolate blanco con helado de fruta de la pasión. Una propuesta irresistible que pone el broche de oro a un festín de etiqueta disfrutado en el mar.
En el diáfano y coqueto comedor del local y en su terraza con vistas también se puede disfrutar de un menú diario, de lunes a viernes. Una opción que incluye cuatro primeros platos, cuatro segundos y cuatro postres a elegir, con bebida.
En los próximos meses, el restaurante ampliará sus cócteles de autor, que se sumarán a propuestas tradicionales como mojitos, piña colada y Cosmopolitan. Tragos elaborados con mimo por un bartender profesional con los que sorprenderá a quienes quieran disfrutar de una experiencia única a bordo de La Daurada.
FOTOS: Marta Becerra