Llançà Port

Cuando hace quince años Blanca Rastrojo se hizo cargo del local, que antes era un selfservice, decidió apostar por la cocina de menú. "La mayoría de restaurantes de la zona ofrecían solo carta", explica la restauradora, que también es presidenta de la asociación Empordà Turisme. La ayudó a decidirse el hecho de que en Llançà predomina el turismo familiar y de segunda residencia, principalmente franceses gracias a la proximidad con el país vecino. Un público, asegura, que es muy fiel y que repite año tras año.

Partiendo de este perfil, en Llançà Port únicamente hacen menús. Y en la variedad de platos seguramente está el secreto del negocio. Pocos establecimientos pueden presumir de ofrecer un amplio abanico de propuestas que permite al cliente elegir entre treinta entrantes y treinta segundos. Un menú que sirven al mediodía y por la noche cada día de la semana con los postres incluidos por unos asequibles 14'90 euros.

El pescado es uno de los protagonistas de la carta de este establecimiento, desde donde se puede divisar la bahía de Llançà. Bien tratado en la cocina llega a la mesa con recetas sugerentes como la del rape a la vasca con almejas o el rape con gambas, el lenguado a la plancha y el bacalao con crema de espinacas. Un carta que apuesta también por la cocina tradicional catalana con platos como la escalibada, la brandada de bacalao, las manitas y carrilladas de cerdo o propuestas de mar y montaña como el pollo con cigalas.

Si bien la cocina mediterránea es la gran protagonista del local, algunos platos tienen influencias francesas, un guiño al público mayoritario de la zona. Es el caso por ejemplo de los mejillones al roquefort o con patatas fritas, el lenguado a la meunière o las salsas que acompañan elaboraciones de pescado y de carne.

Blanca ha ido introduciendo nuevas propuestas pero se ha mantenido fiel a algunos platos que comenzó a servir cuando se hizo cargo del negocio. Es el caso, por ejemplo, de los pimientos rellenos de pescado y gambas que mantiene en la carta desde hace quince años gracias a su buena acogida. También el suquet de pescado, un plato típico de los pescadores de principios del siglo XX, es otra de las elaboraciones estrella. El chef José Puigvert dice que el secreto está en una buena picada hecha a base de almendras, avellanas, ajo, perejil y pan frito.

El establecimiento también ofrece como sugerencias del chef menús con entrecot, paella, parrillada de pescado, dorada, rodaballo, suquet de merluza, cordero y cochinillo como plato principal por un precio que oscila entre los 23 y 35 euros. Pero Blanca quiere ser clara. Con una carta tan extensa y tan competitiva de precio es obvio que todo el pescado que se sirve no puede ser fresco.

Entre los postres, destaca una amplia variedad de helados Jijonenca, el tiramisú y un excepcional flan con queso mascarpone.

Aparte del menú, el cliente también tiene la opción de tomarse unas tapas (raciones para compartir), entre las que destacan los mejillones a la marinera; el pescado frito, el pulpo a la gallega o las gambas al ajillo con huevos así como un amplio surtido de croquetas (gambas, jamón ibérico, bacalao, rustido y setas). También hacen tostadas recubiertas de todo tipo de ingredientes: morcilla y pimientos; espárragos, jamón serrano y huevo frito; queso azul y tomate confitado; queso de cabra y calabacín; anchoas... Y así hasta veinte combinaciones diferentes.

El local, con capacidad para un centenar de personas entre el comedor y la terraza, ofrece un amplio horario en verano, de 10h a 24h. En temporada baja, abre de 11h a 16h y de 18:30 a 23h cada día.