Black Label

Como The Boss pero a la murciana. La prueba más incontestable del éxito de la apuesta del restaurante de la marca Black Label Urban Grill en Murcia es que sus impulsores, la joven pareja formada por Gregorio Contreras y Cristina Padilla abrieron sus puertas el 10 de diciembre de 2020, es decir, en plena pandemia y con las cambiantes restricciones sobrevolando ominosamente la hostelería. De hecho “íbamos a haber inaugurado en Semana Santa de ese año, pero un poco antes, el mundo explotó”, asegura Padilla. Varios años después y pese a todas las dificultades, este establecimiento ubicado en pleno centro de la ciudad, con una estética decididamente estadounidense dedicado a un casual food basado en la alta calidad de sus ingredientes va como un tiro. Entre otras cosas porque su amplísima carta satisface las expectativas de un amplio abanico de público.  

Y es que no es solo un burguer premium. Aquí satisfacen sus pasiones gastronómicas desde adscritos a la generación Z, que buscan la hamburguesa en sus mil y una variantes, pero siempre alejadas de los estándares de la comida basura, a  jubilados y señoras bien que están descubriendo a su provecta edad las delicias de unos aros de cebolla o unas croquetas de brisquet; desde ya talluditos representantes de la generación millennial, con un porcentaje sensible de foodies, que se apuntan a las carnes de Angus americano certificadas y a platos muy cuidados de influencia tex-mex, hasta familias enteras con sus retoños para solucionar una festiva comida fuera de casa.  

Alitas a la brasa, croquetas de brisket, ese corte tan americano de carne de ternera, tacos de carrillada ibérica, quesadilla de rabo de toro, o el real Chili Bowl, ese plato por excelencia de Texas compuesto por dados de carne estofados a fuego lento con chiles y acompañado de arroz y guacamole son algunas de las preferencias de la heterogénea clientela. Pero el gancho son las hamburguesas, elaboradas con carne de ternera de raza Angus estadounidense picadas a mano diariamente.

Por dejarlo claro, Cristina Padilla recuerda que “en esto del Angus hay mucha poesía -aunque el género literario más apropiado aquí sería el cuento-, por eso nos empeñamos en encontrar proveedores de carne certificada por la USDA (Departamento de agricultura de EE UU). Y aquí ya la carta es una locura: 30 tipos diferentes de hamburguesas, agrupadas en varios apartados: las elaboradas en carbón de encina, las rellenitas, las smash Burguer -discos de carne aplastada buscando una mayor exposición a las reacciones de Maillard y que pueden servirse varios juntos intercalados con distintos acompañamientos- las clásicas USA  y las hamburguesas de pollo frito sureño. 

Hay pantagruélicas especialidades como el Gran Burrito El Paso -carne chili, arroz, pollo estofado, guacamole, nata agria, queso fundido, lechuga… difícil de terminar, hot dogs elaborados con salchichas artesanas y varias referencias de ensaladas. Y si uno quiere entrar directamente a la carne, desde un pollo de corral al carbón, hasta una costilla de cerdo Duroc ahumada a la brasa; desde una pluma de cerdo ibérico de bellota a un entrecot de Black Angus USDA Prime. Gregorio aprovecha para anunciar que en breve incorporarán hamburguesas realizadas con carne de chato murciano, la raza porcina autóctona de la Región. 

Otra de las armas de Black laberl urban Grill es una magnífica terraza que da a una recoleta plaza en plena Gran Vía de la ciudad, un auténtico tesoro en tiempos de pandemia que les ha permitido paliar los mordiscos de la Covid a su cuenta de resultados. Como reza su lema, low slow, este aparente restaurante de hamburguesas esconde una cocina con productos de alta calidad, con bases tradicionales en lo que se refiere a las técnicas de elaboración y una apuesta por la contundencia en los sabores.