Es necesario echar la vista muy atrás, casi mil años, para entender que el Molí de L'Escala no es un establecimiento cualquiera, sino que cuenta con una larga historia que nos remonta hastel año 1100. Su primer impulsor fue el Marqués de Dou, quién ordenó la construcción de un molino como regalo al pueblo de L'Escala (Girona).
Algunos detalles del pasado de este establecimiento son visibles todavía hoy, como por ejemplo una parte de la que fue la Vía Heraclea, el primer canal de comunicación dentro de las actuales comarcas de Girona, que cruzaba por el terreno de la finca. Encima de esta vía, la construcción del molino tuvo como finalidad la producción de arroz. Pero, con los años, se convirtió en un molino harinero.
Más adelante, en el 1895 cambió totalmente su función convirtiéndose en un generador de energía que revolucionó el pueblo de L'Escala, primer municipio español que tuvo alumbrado eléctrico. En el año 1982, el padre de los Jacas-Ballesta compró la propiedad del molino y la convirtió en un restaurante “de cocina tradicional y de la tierra”, tal y cómo asegura su hijo, Jordi Jacas, que lleva 14 años al frente del establecimiento. “Nuestra filosofía se basa en toda la historia de esta finca, en los productos de la tierra que lo rodea y en las recetas familiares más valiosas que hemos ido adaptando al día a día”, explica.
El restaurante cuenta con tres espacios diferenciados: uno para los acontecimientos especiales, como por ejemplo bodas, reuniones de grupo o bien la fiesta gastro-musical que se celebra en la casa anualmente y a la cual nunca falta Pasqual Maragall; uno de gastronómico con recetas “muy actuales pero basadas en la cultura gastronómica de l'Empordà de toda la vida, con productos de proximidad que vamos a buscar cada mañana en el mercado”; y el llamado Grids, una brasería que ha recuperado el antiguo horno del molino a la cocina para ofrecer carnes de primera calidad braseadas al estilo tradicional.
La gran calidad de su cocina y el espacio privilegiado de que disfruta como escenario han convertido el Molí de L'Escala en uno de los restaurantes con más encanto de todo Cataluña.