Frisone

Siempre es un placer visitar la comarca del Bajo Vinalopó por la riqueza gastronómica que guarda esta zona, plagada de buen producto y grandes profesionales. Profesionales como los hermanos Rivas al frente del restaurante Frisone en Elche (Alicante). Un placer conocerlos personalmente y también haber podido disfrutar con los cinco sentidos de su propuesta que a continuación compartimos con todos vosotros. 

Antonio y Paco son los encargados de recibirnos en su establecimiento ubicado en el centro de esta bonita ciudad. Ellos son el alma mater de este negocio familiar al que dieron un giro importante hace 3 años cuando se trasladaron de local. Según cuenta Antonio, chef de Frisone, fue el momento clave de una evolución en cocina que a día de hoy todavía sigue experimentando. Él es un amante del producto, del buen producto fresco de la zona que trabaja con esmero y profesionalidad. Paco, es el jefe de sala y el encargado de ”dar vida” en mesa a cada una de las creaciones que salen de cocina. Te explica, asesora y disfruta con cada uno de los platos que presenta al comensal, tanto es así que antes de probarlos ya empiezas a saborearlos.  

Y es que lo que aquí se ofrece es toda una experiencia gastronómica en mayúsculas. Lo suyo es una cocina contemporánea en las formas y mediterránea en el sabor con un manejo excepcional de los productos de mercado. Imposible no hacer una mención especial a los seleccionados cuidadosamente en la Lonja de Santa Pola y la Lonja de Calpe con los que Antonio consigue platos con sabores muy puros como la corvina a baja temperatura, de una melosidad exquisita, o el tartar de gamba roja y arenque ahumado. En el caso del lomo de salmonetes de roca, pesto de perejil y reducción con sus descartes o la vieiras thai con papada y buñuelos, el chef da un paso más y se atreve con una cocina más contemporánea donde el contraste de sabores es la máxima. Siguiendo la línea local de producto, los arroces también brillan con luz propia en su carta. Los hay muy variados, desde el arroz de raya y verduras con lajas de patata hasta el de magra y garbanzos, pasando por el tradicional Caldero de gallina, típico marinero de la zona. 

En el apartado de carnes, en Frisone les gusta trabajar carnes con mucho sabor y potencia como las mollejas de cordero, za’atar (sabrosa mezcla de especias) y dátiles de Elche; la pechuga de pichón, demi-glace de sus huesos y foie; el tartar de solomillo con teja de semillas y diez ingredientes o la presa ibérica a la brasa y berenjena con miso. Opciones todas éstas que podemos encontrar en carta, si bien es cierto que al ser Frisone un restaurante muy basado en el producto de proximidad y temporada, lo mejor que puedes hacer es dejarte aconsejar por Paco y probar también las diferentes propuestas diarias fuera de carta. 

Frisone es un placer en sí mismo. De hecho, desde que entras por la puerta empiezas a disfrutar visualmente de su espectacular interiorismo.  Una obra muy fresca con el sello inconfundible del decorador David Mérida, donde predominan las líneas rectas, las piezas de diseño y una atmósfera muy acogedora que hace del color blanco su seña de identidad. Imposible no fijar la atención en su iluminación presidida por una glamurosa lámpara tipo araña con cristales que le aporta un toque muy “chic” al espacio. Pero si hay una joya de la corona que te deja con la boca abierta literalmente es su vajilla. Todo un espectáculo donde se alternan sucesivamente colores, formas y texturas de lo más variopintas. Originales y sorprendentes y un aderezo más que hace del todo imperdible esta experiencia. 

No en vano, los hermanos Rivas forman un tándem perfecto que ha conseguido posicionar a Frisone como uno de los mejores restaurantes de la provincia. Pero no sólo lo decimos nosotras sino que este hecho queda avalado con las sucesivas distinciones Bib Gourmand que la Guía Michelin les lleva otorgando desde el año 2016. Deseando volver a visitarlos.