Irreverente

Una pandemia no es motivo suficiente para que un emprendedor deje de hacer lo que tiene en su mente. Y así, con estos riesgos que afrontar, pero con toda la ilusión de ofrecer una propuesta fuera de lo más convencional a la ciudad de Granada, abrió sus puertas Irreverente. Lo hizo en diciembre de 2020 de la mano de Sergio Chávez, informático de profesión y hostelero de vocación, quien está al mando de la sala de este establecimiento y no tiene reparos en arremangarse para meterse de lleno en la cocina y poner sobre la mesa una propuesta que casa mucho con el nombre del restaurante. Aquí la irreverencia es jugar, divertirse, ser un poco traviesos e, incluso, transgredir alguna norma culinaria con el único objetivo de sorprender al cliente. Y funciona.

Sergio Chávez lo tiene claro: la diversión en un restaurante es una de las cosas más importantes que debe encontrar el cliente. Entrar por la puerta, olvidar las preocupaciones cotidianas y pasar un rato agradable comiendo bien. Eso es lo más importante. Para dar un buen servicio, se ha rodeado de un equipo con mucha experiencia en hostelería, y entre todos han conseguido que Irreverente se haya convertido en uno los restaurantes a los que ir cuando se quiere que comer y pasarlo bien vayan unidos a unos precios muy competitivos.

El restaurante tiene dentro de la carta un capítulo de platos irreverentes que son los que más salen de la cocina y los que les han dado a conocer rápidamente entre los granadinos. Aquí se encuentran el carpachón, un carpaccio de chuletón con parmesano y un aliño suave; el su-flamen-shi, su flamenquín clásico de lomo, jamón y queso vestido de sushi japonés y frito en tempura; el falso risotto, elaborado con sémola de trigo, setas, trufa y parmesano; el tartaki de atún, que aúna lo mejor del tartar y del tataki en un mismo plato con base de aguacate y sabores asiáticos; la pollografía, que es un variado de fingers, muslitos y alitas con frituras diferentes; la chuletaca, una pieza de 700 gramos acompañada de patatas fritas caseras y la salsa de tu vida; y la paella Irreverente, con abanico ibérico y setas.

Prácticamente todo lo que sale de la cocina lo elaboran en casa usando técnicas de vacío y cocciones lentas. Seguramente por eso sus hamburguesas se han ganado un lugar importante entre sus clientes. Ellos mismos pican la carne, la aliñan y elaboran algunas de las salsas que las acompañan. La más aclamada es la de carne de vaca vieja preparada al estilo American Burguer propio del restaurante: 170 gramos de carne con pan especial, lechuga, bacon, cebolla crujiente, pepinillo, mucho cheddar y una salsa secreta.

Las croquetas de jamón y pollo y las gyozas con salsa ponzu son otros de los platos que no hay que dejar pasar para un picoteo, al igual que las super berenjenas fritas o la tosta de pulpo, elaborada con pulpo que ellos mismos preparan, queso de tetilla fundido, tomate, mayonesa del propio pulpo y pan de hogaza.

Además de todo esto, también tienen una amplia carta de desayunos desde las 9 hasta las 12, donde hay desde tostadas sencillas hasta bocadillos, sándwiches y platos más elaborados.

Muchos de los platos de la carta, tanto de los desayunos como del resto de servicios, se pueden adaptar a una dieta vegetariana o vegana y, además, tienen una opción variada de platos para personas celíacas.