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“Més que Tapes”. El nombre del restaurante ya lo dice todo: aquí podrás saborear unas propuestas que van más allá de las tapas clásicas. El chef Roger Murtró nos seduce con un vendaval de pequeñas degustaciones, una reinterpretación de algunas tapas tradicionales y bocados de autor, la mayoría para comer directamente con las manos. Cuando llegan a la boca, un oleaje de sabores inunda el paladar.
Innovación en el corazón de Reus
Situado en pleno corazón de la ciudad de Reus, muy cerca del centro museístico dedicado al gran arquitecto modernista Gaudí, el restaurante Més que Tapes no parece, desde fuera, esconder un templo de la gastronomía. Roger Murtró no es nuevo en el oficio. Més que Tapes es el segundo negocio que lidera. En 2005, hace diecinueve años, abrió junto a su hermano Marc el restaurante Tapes i tapes, también en Reus. Cinco años después quiso emprender una nueva aventura, el Més que Tapes, con una propuesta culinaria más atrevida, con nuevas técnicas culinarias y con la innovación como sello de identidad. “Al principio no tuvo la respuesta esperada”, lamenta Roger Murtró. Pero ya hace unos años que cambiaron las tornas: “empezaron a llegar al local clientes que nos pedían que les cocináramos lo que quisiéramos; tenían una confianza absoluta en nosotros”, explica el chef, que se interesaba por las preferencias del comensal y les elaboraba un menú a medida, a base de tapas y otras delicias. “Les preguntábamos qué les gustaba, si tenían alguna alergia o intolerancia y, al momento, les preparábamos una degustación, en formato tapa”. De ahí nació el menú Freestyle: “Nos pedían cada vez más este estilo de comida hasta que al final ya le pusimos un nombre: Freestyle”, explica al chef y copropietario del restaurante.
Carrer de Santa Anna, 20
43201 Reus Tarragona
España
Menú de Més que Tapes: una degustación Freestyle
“Las tapas están desvirtuadas”, dice el chef Roger Murtró. Pero él se encarga de devolverles todo el esplendor, gracias a la creatividad que planea sobre sus propuestas gastronómicas. Es tal la confianza que tienen los clientes en su buen hacer que el chef se atreve a proponer un menú degustación Freestyle: se trata de sorprender al comensal, que también tiene la opción de disponer de un menú adaptado a sus gustos. Murtró insiste que buena parte del menú es “para comer con las manos”. Cada ración es individual y el viaje directo de las manos a la boca llega al final del trayecto con la sensación que el espíritu libre que el chef impregna sobre las tapas es divino.
Para estimular las papilas gustativas, en la carta pueden encontrar la reinterpretación de algunos clásicos, como la ensaladilla rusa (la sirven sobre una tostada, con puré de patada, mayonesa, cilantro, yema de huevo, huevos Tobiko y especias, entre otros ingredientes), y el bocadillo de calamares, con crema de alioli. No se pierdan tampoco el tiradito de gamba roja, una evolución del ceviche (en este caso para comer con cuchara); o la receta coreana Saam, que Murtró elabora con papada de cerdo confitada y marcada a la brasa y camarones fritos. También, para seguir comiendo con las manos, puedes seguir con el pan de gamba con chanquete y aderezada con el condimento japonés Furikake, una tostada de pan de cristal con yema de huevo curada, ceps laminados y papada ibérica Joselito, un mini durum con cuello de cordero cocido a baja temperatura, salsa de yogur y otros muchos ingredientes o una hamburguesa Angus a la brasa con ketchup de Bloody Mary y una hoja de Shiso, una planta conocida como la albahaca japonesa.
En la carta de Més que Tapes encontrarás muchas otras opciones fritas (croquetas de carne con romesco, mini rabas de sepia…) o a la brasa (mejillones de roca con romesco y palo cortado, chuleta de rubia gallega madurada o berenjena a la brasa Teriyaki). Si eres de los que se interesa por saber y entender qué vas a comer, en el momento de servirte te ofrecerán una explicación sobre la preparación del plato que te traerán y la mejor manera de comerlo.
Los postres también merecen un punto y aparte. Nos quedamos con su pastel de queso (acompañado con helado), pero, si prefieres otras opciones, puedes escoger, entre otros, por el brownie de remolacha y chocolate Ruby, la torrija de crema catalana y bergamota o el brownie de chocolate blanco.
El local es increíblemente acogedor: el ambiente está envuelto por la madera (la de las mesas robustas y la del suelo) y el color verde de la decoración vegetal. Con una capacidad para 40 personas, te recomendamos que no dejes escapar la posibilidad de ser una de ellas.
Fotografía: Alba Marine.
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