Mas de Sant Lleí

Mas de Sant Lleí, una masía de ensueño donde darse el ‘sí quiero’
Mas de Sant Lleí
26 Agosto, 2024
Adrián Roque
Esta masía abre sus puertas para eventos de empresa entre semana y para bodas los fines de semana, con seis menús diferentes que se pueden combinar con dos entrantes y dos platos principales de una cocina vanguardista y concienciada con el producto de proximidad y la tradición de la tierra.

Una finca del siglo XII 

La finca, que data de principios del siglo XII, se irgue en la cima de un monte que se debe subir en coche por una carretera decorada con un gusto increíble que permite adentrarse en la magia de una ceremonia como las que aquí se celebran. Al llegar a la entrada, una fuente con esculturas ecuestres talladas en piedra te da la bienvenida y las vistas se presentan como un encanto añadido del lugar.  

Queren Guardia, community manager del lugar, se encarga de recibirnos a nuestra llegada y adentrarnos en los extensos terrenos de la finca. “Se divide en dos partes diferenciadas”, nos cuenta mientras la seguimos por una zona boscosa en el interior de la masía, “Sant Esteve y Santa Justa. En la primera, tendréis unas vistas y un atardecer espectacular desde Monserrat hasta La Mola, y en la segunda podéis disfrutar de un maravilloso paisaje a la sierra litoral y un aire mucho más rústico en la decoración”.  

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Para cruzar hacia la zona del bosquecillo donde los comensales disfrutan de los aperitivos antes del banquete, hay que pasar por lo que Queren nos presenta como el parque de las magnolias, un lugar mágico rodeado de árboles y una naturaleza muy mediterránea que casan a la perfección con la belleza propia del imaginario de las bodas. “Además de estos dos espacios, la finca cuenta con innumerables fuentes, recodos históricos que no se han alterado e incluso una laguna con peces Koi muy bien cuidados”, nos muestra, “al dueño le encantan”, añade. Son estos pequeños detalles lo que añade valor (si eso fuese posible) a un lugar que ya es de por sí mágico. 

Pero Mas de Sant Lleí no es solo una finca donde celebrar una boda. Los dueños que hay tras esta masía apuestan por energías sostenibles, pues saben que el sector de las bodas es contaminante y se esfuerzan por conseguir una empresa limpia y menor huella de carbono. “De aquí nace la idea de instalar en toda la parte trasera placas solares”, nos comenta Queren mientras nos muestra la zona repleta de las pantallas gigantes. “Tampoco tiramos la comida que sobra. Mas de Sant Lleí dona a ONGs todo el excedente de los banquetes”, asegura. 

Tras el recorrido por la centenaria finca, algo que ningún invitado a un evento en este lugar debería perderse, Queren Guardia nos guía hasta el corazón del Mas de Sant Lleí: su cocina, tripulada por Jordi, su chef, y un excelente equipo de cocineros dispuestos a dar de comer a más de 250 personas en sus ceremonias.  

Mas de Sant Lleí

Unos platos para comprometerse 

El menú que nos ofrecen es una de las más nuevas creaciones de cocina. “Para abrir boca” nos traen a la mesa un delicioso steak tartar de ternera con mantequilla café de París; un bombón de foie micuit con praliné y avellanas garrapiñadas, trampantojo del clásico Ferrero Rocher que se convierte al instante en la elaboración para abrir el apetito estrella en cuanto lo probamos por su textura y dulzor; un chupa-chup de queso de cabra con membrillo y manzana ácida, una creación que alegra la vista y el paladar a partes iguales con su apariencia pueril pero de sabor potente y curiosamente acertado en la combinación con el membrillo y la manzana, aportados en puntos justos para no perder el protagonismo del queso; una mini hamburguesa de ternera de Girona que titulan cómicamente McLleí; una gyoza de meloso de ternera con reducción de vino tinto y cebolla japonesa con el toque justo y sorprendente de dulzor aportado por el vino reducido y un interior sedoso, se postula como uno de los mejores aperitivos de los ofrecidos; por último, de cocina sale una brocheta de gamba roja cocida en agua de mar, acompañada por brotes marinos y alga wakame, la sal propia del mar le da a una gamba roja de costa y proximidad todo el sabor y la fuerza que se agradece en boca si eres amante del marisco.  

Tras estos tentempiés, llega el entrante del menú, un carpaccio de carabinero con vinagreta de coral, sal ahumada, mango y caviar. Es un acierto espectacular en boca, pues explota y deja todo el sabor de las huevas de la trucha y combinado con el sabor del carabinero crea una experiencia única. El plato aporta gustos nuevos, originales, y frescos que solo son disonantes con el mango -aunque bendita disonancia-, pues el toque dulce de esa crema frutal le viene perfecto a lo sabroso del mar. 

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Nos traen, tras esto, el primer plato, canelón de aguacate y bogavante con manzana ácida osmotizada, huevas de trucha y gel de mango. Es refrescante, sorprendente, dulce pero suave, con texturas aterciopeladas en el interior del canelón, que va relleno del propio bogavante con una mayonesa de soja que aúna toda la amalgama de sabores del plato y casa a la perfección con la especie de ensaladilla hecha a base del bogavante, huevo duro, cebollino, cebolla, mango, ralladura de Lima y limón, salsa Perrins y Tabasco.  

No obstante, Jordi y su equipo se estaban reservando lo mejor para el final. El plato principal es una terrina de pato de los Pirineos un núcleo de Royal de foie micuit, fondo del propio asado y diferentes texturas de pera. Es curioso como una fruta puede dar tanto de sí en un plato. Presentada en su forma natural, asada, frita en formato chip, caramelizada y braseada, la pera le aporta el todo a un plato ya redondo de por sí. El dulzor justo y sus texturas, que juegan un papel crucial en la manera de comer este plato, acompañan a una terrina de un pato de excelente calidad con un núcleo jugoso y suave. Una forma excelente de cerrar este menú de bodas para dar paso al dulce. 

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Darle el “sí, quiero” al postre 

El postre, una mousse un pelín más espesa, se presenta como un apasionado semifrío de fruta de la pasión, mango y chocolate blanco, y es el cierre perfecto para una experiencia que ha sido exquisita desde antes de saborear el primer plato de su menú.  

En definitiva, Mas de Sant Lleí es mucho más que un lugar para celebrar tu boda; es una experiencia completa que combina historia, sostenibilidad, y una gastronomía que sorprende y deleite en cada bocado por su vanguardismo y texturas. Desde la majestuosidad de su finca centenaria hasta la innovación y el respeto por el producto en su cocina, este enclave se erige como un destino de ensueño para cualquier evento. Cada rincón, cada plato y cada detalle están diseñado para crear recuerdos imborrables. Desde entonces yo estoy listo para decirle “sí, quiero” a una experiencia gastronómica y sensorial como esta. 

  • Fotografía: Mario García. 

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